41| NOA

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Estaba parada en mi portería, más bien estaba bloqueada tocando mis labios que aún hormigueaban. Andrew acababa de girar por la esquina, pero yo seguía sin poder moverme del sitio. ¿Por qué me había besado? Estaba de lo más confusa con este chico, no entendía nada... no le gustaba, no éramos nada, solo éramos amigos, no era una cita sino una cena entre amigos, ¿así que por qué acababa de besarme? Me había traído a casa porque yo no tenía cómo volver y un amigo que tiene transporte no deja que el otro fuera en taxi o autobús. ¿Había dicho ya que solo éramos amigos? Pero me había acompañado hasta la puerta y me había dado un beso, ¿por qué lo había hecho?

De verdad que no lo entendía y ahora todo el sueño y cansancio que tenía acumulado en mi cuerpo acababa de desaparecer de golpe.

Entré en casa y vi que Emily aún no había llegado a casa, estaba algo preocupada por ella y lo que estuviera haciendo realmente, pero al ver la hora que marcaba mi móvil vi que todavía era pronto.

Aprovechando que estaba sola decidí darme un baño de agua caliente con burbujas. Puse unas cuantas velas para hacer un ambiente agradable y algo de jazz para relajarme e intentar no pensar en Andrew, aunque por mucho que lo intentara no lo conseguía.

Cogí un libro para distraerme, me metí en la bañera y empecé a la leer una novela romántica. Llegué a una parte erótica que activó todos mis sentidos y mi cuerpo y eso no ayudó nada. Pensé en Andrew, en cómo sería vivir una aventura erótica con él. El protagonista, en el libro, era un hombre posesivo, fuerte y salvaje que quería por encima de todo conseguir a la chica.

Nos imaginé a ellos como a Andrew y a mí y poco a poco empecé a descender mi mano hasta mi zona sensible. Empecé a hacer círculos suaves, el libro cada vez era más picante y cuanto más ritmo tenía, más aumentaba el mío hasta que acabé explotando de placer. Dejé caer mi cabeza hacia atrás suspirando con los ojos cerrados y la respiración algo agitada.

Tiré el libro a un lado pensando que eso había sido peor para dejar de pensar en él y me tumbé en una posición cómoda en el agua intentando dejar la mente en blanco con los ojos cerrados.

De repente noté que alguien me movía suavemente y en ese momento me di cuenta de que me había quedado dormida. Habían sido solo 15 minutos pero el agua se había enfriado y los dedos se me habían quedado arrugaditos.

—Sí que estabas cansada —me dijo Emily divertida.

—Sí... ha sido una noche de locos.

Mi mejor amiga arqueó una ceja, pero no preguntó cosa que agradecí en silencio. Me levanté de la bañera sin vergüenza alguna mientras Em me pasaba mi toalla. Me sequé y me puse la camiseta de Andrew que desde entonces la usaba de pijama como una estúpida enamorada. Em no dijo nada durante todo el proceso, pero siguió conmigo, esperando a que le contara qué me había pasado, sin embargo, no tenía ganas de hablar así que simplemente le di un beso en la mejilla antes de darle las buenas noches. Ella salió de mi habitación suspirando y dándome las buenas noches de mala gana. Me tumbé en mi cama, cerré la luz y me sumergí en la oscuridad.

Me desperté sobresaltada al escuchar el despertador. Lo apagué de un manotazo y me levanté de la cama. Me estiré de camino a la cocina, necesitaba cafeína.

—Buenos días —me dijo Emily desde la barra. Ella ya tenía su taza preparada.

—Buenos días —contesté con una sonrisa.

—¿Qué pasó anoche? —me preguntó curiosa sin perder la alegría.

—Directa al grano —le dije sarcásticamente poniendo leche en mi taza de café y un poco azúcar.

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora