22| NOA

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Toc, toc, toc.

Andrew ya había llegado. Estaba acabando unos últimos retoques de mi pelo así que grité a través del baño de mi habitación.

—¡Emily! ¿Te importa abrir?

No obtuve respuesta, pero la escuché ir a través de la estancia y abrir la puerta.

—Muy bien cariño, he estado pensando y creo que necesitamos un código... ¡Oh! Hola Emily, ¿dónde está Noa?

—Hola chico, está en su habitación acabando de arreglarse.

—¿Estás bien? ¿Habéis podido descansar?

—Sí, todo bien, esta mañana han cambiado la cerradura así que hemos podido volver a casa, aunque no te voy a engañar, en cada ruido que oímos saltamos.

Era verdad. Estábamos algo asustadas, aunque todo estaba intacto así que al final pensamos que solo fue una broma de mal gusto.

—Si necesitáis cualquier cosa, solo tenéis que decírmelo.

—Gracias Andrew.

—No hay de qué, soy como un hada madrina, hago realidad vuestros deseos. Excepto conseguir que Noa termine... ¡Venga lentorra! ¡Vamos a llegar tarde! —me gritó. Yo mientras buscaba mis pendientes de aros que los había dejado encima de mi cómoda y me los puse rápidamente—. Emily, ¿vienes con nosotros o vienen a buscarte?

—Pues en teoría venían a buscarme, podéis ir tirando, seguro que Connor está al caer.

—Como prefieras. ¡¿Cómo vas por ahí?!

—¡Qué pesado! ¡Ya voy!

Cogí el bolso negro pequeño que tenía preparado encima de mi cama y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mí mirando el móvil, Jess había escrito un mensaje.

—Jess ya está allí —anuncié. Le contesté rápidamente que salíamos ahora del piso por lo que no tardaríamos en llegar. Nadie me contestó así que levanté la mirada encontrándome a mi mejor amiga mirándome con los ojos abiertos y a Andrew con las cejas en alto. Me miré asustada de haber salido de la habitación en sujetador, pero no, iba toda vestida.

Llevaba un vestido negro, corto y ajustado. Tenía un escote en pico tanto por delante como en la espalda, dejando la parte superior al descubierto, también los hombros. Era de manga larga y ancha o, como decían en la tienda donde lo compré: manga de murciélago. Las medias negras transparentes y los botines de tacón a juego también estaban en su sitio. No sabía muy bien porque había dejado las converse de lado esta vez. Los volví a mirar—. ¿Hay algún problema?

—¿Estás de puta coña? —gruñó Andrew.

Vas demasiado corta, cámbiate. La voz de Ryan se coló en mi cabeza un segundo, antes de regresar a la realidad. Ya no estaba con él, ya no era esa persona, podía vestir como me diera la gana.

Fruncí el ceño.

—¿Qué pasa? ¿Voy mal?

Intenté pensar en cómo me había maquillado, era sutil, con tonos marrones como me gustaba y el pelo suelto y ondulado. No era nada especial pero no pensé que fuera a ir mal de esta manera.

Emily se rio.

—¿Mal? Estás increíble.

—¿Y por qué me miráis como si me hubieran salido tres cabezas?

—Porque no sueles arreglarte tanto para una fiesta del campus —dijo Emily con una sonrisa ladeada. Tenía una expresión en su mirada de "¿a quién quieres impresionar?".

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Where stories live. Discover now