42| ANDREW

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—Qué agradable sorpresa —me dijo Daniel reclinándose en la silla y dando un sorbo a su café una vez Noa se había marchado. Ambos seguíamos en una guerra de miradas—. ¿Cómo has estado Andrew?

—Aléjate de ella —le gruñí apoyándome en la mesa sin andarme con rodeos.

—¿O sino qué? —me preguntó irónicamente con las cejas en alto. Yo no contesté y me lanzó una sonrisa ladeada antes de reírse entre dientes—. Vaya, vaya, vaya... ¿te gusta Andrew? —me preguntó pasándose el dedo por su labio inferior—, esto se pone cada vez más interesante.

—Te advierto que te alejes de ella.

—¿O qué? —repitió levantándose de golpe poniéndose a mi altura.

—No te conviene provocarme Dan, esta vez no.

Me di media vuelta y me fui antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirme, como estamparle esa cara de imbécil en la mesa. El cuerpo me temblaba de lo cabreado que estaba.

Cuando vi a Noa estando con un chico había sentido algo que hacía mucho tiempo no sentía: celos. Pero al ver con quién estaba juro que se me había parado el corazón. Él no, Daniel no. Era un capullo y no pensaba dejar que se acercara a ella. Por encima de mi cadáver. Noa era mía, solo mía,

En la salida me encontré a Jess y Alex y frenaron de golpe al verme la cara, o eso suponía. Alex se acercó a mí corriendo con preocupación en su rostro.

—¡Eh! ¡Andrew! ¿Tío qué te pasa? —Me puso la mano en el hombro intentando pararme, pero se la aparté de un movimiento.

—No me toques —gruñí pasando de largo, no tenía ganas de hablar y mucho menos de que me soltara ningún rollo de los suyos. Estaba cabreado y si se acercaba a mí acabaría dándole un puñetazo, cosa que no quería hacer.

—¡Andrew! —lo escuché a mis espaldas mientras me ponía el casco y arrancaba mi moto directo a casa.

Mi mente era un caos. Había ido a para verla, no había dejado de pensar en ella en toda la noche y necesitaba verla. La cena fue perfecta y solo quería verla de nuevo sin que saliera corriendo. De veras creía que después de anoche no volvería a hacerlo, sin embargo había salido huyendo de mí, otra vez.

Cogí una cerveza de la nevera a pesar de que solo fueran a las 11:30 de la mañana y me senté en el sofá a mirar la tele saltándome todas las clases del día. Media hora después Alex se sentó a mi lado sin decirme nada hasta que pasó un rato.

—¿Por qué coño estamos viendo esto? —preguntó Alex.

—Ni puta idea —contesté dando otro trago de cerveza, pero sin cambiar de canal. Teníamos puesto un documental de pingüinos—. Pero cuidado no te escuche tu novia hablar así.

Alex resopló.

—¿Qué ha pasado antes?

—Nada.

—Andrew...

—Déjalo Alex.

—Está bien —replicó con un suspiro. Vi de reojo que se levantaba del sofá y di otro trago a mi cerveza antes de abrir la boca.

—He visto a Daniel con Noa en la cafetería de la facultad de Noa esta mañana.

Alex se giró de golpe mirándome con el ceño fruncido. Lentamente se acercó de nuevo y volvió a sentarse a mi lado.

—¿Daniel? —preguntó confuso—. ¿De qué se conocen?

—Ni puta idea.

—No te preocupes, quizás comparten alguna clase. De todas formas, ella no se fijaría en alguien como él.

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Where stories live. Discover now