No me llames amor (Serie «Solo tú I»)

52| ANDREW

Salí corriendo y pregunté con urgencia en la recepción por Noa Johnson.

—Planta 3, habitación 307.

—Gracias —respondí antes de correr hacia allí.

La enfermera no me dejó pasar, por lo visto la doctora la estaba revisando en esos momentos y tenía que esperar en la salita. No podía estar sentando así que me puse de pie y empecé a andar de un lado para otro. Necesitaba saber cómo estaba. Estaba muy nervioso y nadie me decía nada.

Mis amigos llegaron corriendo y preocupados, me pedían explicaciones exigiéndome saber qué había pasado, pero no sabía qué decirles. Jess había llamado a Emily y Kate y habían venido también Liam, Luke y Evan junto a Alex. En ese momento vi que sin darme cuenta habíamos creado un grupo de amistad algo peculiar, aun así, muy especial. Todos y cada uno de ellos estaban preocupados por Noa, pero no podía explicarles lo que había ocurrido sin contar su secreto.

La sala se había convertido en un gallinero y algunas de las enfermeras nos miraban mal, sin embargo yo no podía dejar de pasearme de un lado al otro ignorándolos a todos. Emily era la única que estaba callada, vi que me miraba las manos y al fijarme en ellas me di cuenta de que tenía todavía los nudillos llenos de sangre. Jess no paraba de perseguirme preguntando una y otra vez, pero fue Emily la que perdió la paciencia.

—¡Andrew! —gritó tan alterada como me sentía yo, haciendo que los demás se callaran y que yo frenara de golpe—. Tienes que contarme qué ha pasado. —En ese momento, al mirarla, me di cuenta de que estaba llorando.

Me acerqué hasta donde estaba y la abracé a pesar de que no tenía esa confianza con ella, pero pensé que era algo que ambos necesitábamos. Emily comenzó a llorar mucho más fuerte con sollozos y temblores y no pude evitar que mis ojos se empañaran de lágrimas.

—Ryan —susurré en su oído.

Ella se alejó mirándome desconcertada, pero empezó a sumar dos y dos negando con la cabeza lentamente.

—Emily... —susurró Liam acercándose a ella.

Ella se lanzó a sus brazos y lloró encima de él mientras la abrazaba y la consolaba. Observé algo intrigado como la cogió en brazos y se sentó en una de las sillas colocándola encima de él mientras le susurraba algo al oído. Alex y yo cruzamos una mirada extrañados con una leve sonrisa, pero no era momento de decir nada, aunque pronto iba a averiguar qué pasaba entre esos dos.

Suspiré y me senté en una de las sillas moviendo mi pierna con nerviosismo, nadie venía a decirnos nada y estaba empezando a perder la cabeza. Jess se sentó a mi lado y me tocó el hombro. En sus ojos vi miedo y preocupación, lo mismo que reflejaban los de todos nosotros.

—Andrew...

—Escuchad —la corté mirando a todos mis amigos—, esto es algo de Noa... es ella quien os lo debe contar, no yo.

Todos asintieron respetando mi decisión, aunque sabía que ninguno de ellos estaba feliz por ello. Nos quedamos en silencio una eternidad hasta que apareció una mujer alta e imponente de cabellos castaños que vestía una bata blanca observándonos a todos nosotros.

—Hola, soy la doctora Green. ¿Alguno de vosotros es familiar de Noa Johnson? —preguntó la mujer.

Mierda, sus padres. No saben qué ha pasado.

Me pongo de pie y decido hablar.

—Yo. Soy su hermano —dije firme. Pude notar en mi nuca la mirada extrañada de mis amigos, pero sabía que, si no, no me dejarían verla y de verdad que necesitaba verla. La doctora asintió y me tendió su mano—, Andrew Johnson —le dije estrechándosela—. ¿Cómo está Noa?