No me llames amor (Serie «Solo tú I»)

36| NOA

Salí corriendo del despacho con mis ojos empañados en lágrimas. No me podía creer que hubiera estropeado mi amistad con Andrew de esta forma. Una lágrima se derramó por mi mejilla y la borré con más fuerza de la requerida antes de pestañear varias veces para que ninguna más apareciera. Sabía que ya no iba a haber más paseos, ni cafés, no más películas, ni más nada... Ahora iba a ser como las demás con las que se había acostado: alguien a quién evitar, alguien del que ya no querría saber nada, alguien de quien olvidarse, y todo por haber caído ante sus encantos.

Me había convertido en una de sus amores.

Quería esconderme en el baño y no volver a salir por el resto de la noche, en cambio, me obligué a buscar a mis amigos. Vi a Kate y Evan bailar en la pista y a los demás hablando entre ellos cerca de la barra.

Emily estaba junto a Connor que la tenía bien agarrada por la cintura.

—Hola chicos —saludé una vez estaba lo suficientemente cerca como para que me oyeran.

—¡Por fin! —gritó Jess.

—¿Dónde te habías metido? —me preguntó Emily.

—¿Y dónde está Drew? —preguntó Alex.

—No sé dónde está —contesté con una sonrisa nerviosa.

De repente el Dj paró la música y todo el mundo se giró hacia a él.

—Damas y caballeros, dentro de un minuto estaremos entrando en un nuevo año, ya falta muy muuuy poco—anunció desde el micro.

Todo el mundo gritó eufórico con las manos en alto. Miré a mi alrededor. Todos estaban contentos y felices, pero yo no me sentía parte de eso a pesar de haber pasado una noche increíble junto a Andrew. Saber que ya nada iba a ser igual me destrozaba por dentro.

Emily me cogió del brazo dando saltitos y grititos de alegría y moviéndome para que reaccionara.

Sonreí y disimulé, no era momento para aguarle la fiesta a nadie, ni siquiera a mí misma. Todos empezaron a contar hacia atrás y yo me sumé.

—¡Nueve, ocho, siete! —gritamos Emily yo mirándonos contentas—, ¡seis!

Andrew se acercó a mí por el lado y me cogió el brazo girándome hacia él quedando cara a cara. Tragué saliva dejando de contar.

—¡Cinco!

Me miraba con una intensidad que me asustó y me dio esperanzas al mismo tiempo, pero no decía nada. Yo estaba de los nervios.

—¡Cuatro!

Abrí la boca para coger aire, sentía que me ahogaba poco a poco. Él bajó su mirada a mis labios dando un paso más cerca de mí.

—¡Tres!

Mi corazón latía con fuerza, sentía que iba a explotar.

—¡Dos!

Andrew me cogió por la cintura para pegarme a él y puso una mano en mi mejilla acariciándomela suavemente. Cerré los ojos disfrutando de su toque.

—¡Uno! ¡FELIZ AÑO NUEVO! —gritó todo el mundo entre aplausos, silbidos y gritos justo antes de que la música empezara a sonar de nuevo.

Sin embargo, yo no pude gritar nada. Andrew pegó sus labios a los míos y me besó. Me besó con desesperación, miedo y posesión, o tal vez así fue como yo le respondí. Lo abracé por el cuello sin pensarlo y lo acerqué más a mí. Andrew me mordió el labio inferior justo antes de introducirse dentro de mí, me acarició con su lengua, aunque el beso era salvaje. Yo tenía miedo, miedo de que fuera el último beso que recibiría.