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Era la tercera botella que me tomaba, estaba aprovechando que habían hecho una fiesta de despedida al tour y nadie podría decirme nada, fácilmente podría parecer que pasaba desapercibida.

—Creo que ya es suficiente, Ni —Niall me quitó el vaso y lo miré por unos segundos en los que no dije ni una sola palabra—. Vas a terminar ahogándote con todo el alcohol que estás ingiriendo.

—¿Y eso qué? —me encogí de hombros, hostil.

Selena llegó y le dedicó una incómoda sonrisa a Niall, quien pareció entender todo porque me miró a mi de forma comprensiva y me sentí mal por la forma en la que le había hablado, él siempre había sido un sol con todos.

—Yo me encargo, ve a divertirte con los chicos —habló Selena y el castaño asintió antes de besar mi frente y retirarse—. Creo que es hora de irnos, Nicki.

—Creo que puedo decidir sola cuando debo irme, gracias —fruncí el ceño y volví a agarrar el vaso que Niall me había sacado, Selena repitió la acción del chico y frunció el ceño.

—No vas a tomar más —decretó—. No voy a ver cómo mi mejor amiga se destruye por un chico que no vale la pena, así que busca tus cosas y nos vamos.

—Si no querés verlo, volteate. Es bastante fácil —me di vuelta e intenté alejarme de ella, pero me tambalee y tuve que agarrarme de la mesa en la que estaban las bebidas.

Agarré una botella que contenía un líquido transparente y me alejé lo más que pude de la gente, podría estar tomando tequila o vodka, incluso agua. No lo sabía, lo único que sabía era que quería olvidarme de todo lo que había ocurrido hace tan solo dos horas, desconectarme del mundo y apagar mi corazón por unas cuantas horas.

El alcohol no estaba siendo suficiente, todavía me acordaba de Paulo pidiéndole casamiento a Oriana en mi propio concierto, con la canción que escribí para él y usé para declararle mi amor.

Es irónico saber que la única que está sufriendo soy yo, él seguramente esté con sus amigos y su prometida por ahí, feliz con su vida perfecta después de haber roto el corazón de la estúpida que se lo rompió primero.

Me dolía mucho saber que las personas que consideraba amigos estuvieran involucradas en esto, jamás lo habría esperado de Leandro y Joaquín. Tal vez si de Rodrigo o de Lautaro, ellos eran más unidos a Paulo que a mí después de todo.

Pero supongo que el tiempo cambia las cosas, y a las personas también.

Desbloqueé mi teléfono y marqué el número que me sabía de memoria, esperé uno, dos y tres tonos. Al cuarto contestó y sonreí para mí misma.

—¿Nicole? —escuché su voz y solté la botella.

—¡Charlie! Es gratificante escucharte de vuelta, ¿Cómo andás, amigo?

—Bien, estoy bien. Es raro que me llames, ¿Pasó algo?

—Necesito que me vendas —solté sin rodeos.

Hubo un silencio del otro lado de la línea, después un suspiro y al final su voz.

—Creí que ya no consumías, Nicki.

—No es tu problema, haz tu trabajo y listo.

—Le diré a Matt —advirtió—. Ibas bien, Nicole.

—Te pagaré el triple —ofrecí, desesperada—. Necesitas dinero, toma el mío y cierra la maldita boca. Solo ven a la fiesta y trae lo que tengas.

Charlie no tardó mucho en llegar y yo no tardé mucho en terminar de tomarme la botella que había agarrado antes de escabullirme. No sé ni cómo lo logré, pero llegué a la entrada del predio sin que nadie me viera y fue bastante difícil teniendo en cuenta que Tom, Selena y Niall estaban pendientes a cada uno de mis movimientos.

—No voy a darte mucho —advirtió a penas me vio y sonreí.

—¿Y qué tenés? —Cuestioné curiosa con la vista en su riñonera.

—Solo xanax y cigarrillos de marihuana —informó con algo de desconfianza.

—Dame cinco pastillas y cinco porros —pedí con una sonrisita de inocencia—. Voy a darte diez mil euros.

—¿Diez mil euros? Sí que estás desesperada—rió y me pasó una bolsita con lo que le había pedido—. Estás borracha, no tomes las pastillas.

—Claro, Charlie —murmuré sin darle mucha importancia y le di el dinero que le había prometido.

Ni siquiera lo invité a la fiesta, solo me di media vuelta y le saqué una lata de cerveza a la primera persona que vi cerca. Abrí la bolsita y saqué la más pequeña, donde habían seis pastillas de lo que supuse sería xanax.

Charlie al parecer había sido amable y me había dejado una de más, los parlantes sonaban con Bite me de Avril Lavigne y escuché la voz de Niall buscándome. Me asusté así que saqué rápido tres pastillas y las metí a mi boca seguidas por un sorbo de cerveza.

El ojiazul de sonrisa encantadora se acercó a mi y pasó un brazo por mis hombros, me sacó la lata de cerveza de las manos y después besó mi mejilla con dulzura antes de alejarse sin sospechar absolutamente nada.

De repente empecé a sentirme más liviana y cuando Believer empezó a sonar en los parlante salté incluso sin entender la letra, empecé a caminar bastante alegre por el jardín y nadie parecía prestarme atención. Esoe fascinaba.

Sentía que me había apagado tal y como lo deseaba, mi cabeza estaba en blanco, mi corazón no me gritaba más y todo parecía ser más alegre que antes. Incluso yo parecía ser más alegre que antes.

La música empezó a aturdirme y pedí que bajaran un poco el volúmen pero quienes me escucharon me observaron como si estuviera loca o como si no me hubieran entendido, el aire me empezó a faltar y puse ambas manos en mi cabeza. No sabía cómo había llegado a esta parte del jardín, no había nadie cerca pero aún escuchaba la música, me pregunté dónde estaría Selena y si se enojaría conmigo.

Sentí mis piernas flaquear y miré que la piscina estaba junto a mi, quise alejarme pero fue cuando el sueño me invadió. No sabía si estaba totalmente borracha o si las drogas habían causado algo de todo esto, toqué mi pecho cuando mi respiración se hizo cada vez más lenta y empecé a caminar para volver con todos los demás y pedir ayuda.

Mi vista se nubló y sentí algo totalmente frío alrededor de mi cuerpo, sentí cómo caía en lo que parecía ser algo vacío. Como si estuviera en un sueño y sintiera que caía y caía en un pozo sin fondo, me sentía adormilada, y ya no podía respirar.

MIDNIGHT RAIN-Paulo Dybala ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora