42

2K 215 6
                                    

Pinté mis labios de un rojo oscuro mientras que veía a Paulo terminar de abotonar su camisa, era la primera vez que íbamos a salir después de tanto y me sentía plena. No estaba intoxicada, y tampoco estaba deprimida, solo estaba con ganas de demostrarle a todos que aprendí a darles una mierda de importancia.

—Amor, ¿Me pones la corbata? —pidió el ojiverde con cara de cachorrito, y no me pude negar.

A la corbata la usó como excusa para molestarme, mientras le estaba haciendo el nudo me robaba besos o me hacía cosquillas. Varias veces tuve que darle golpecitos en las manos para que se quede quieto, pero no le duraba mucho ya que parecía un nene chiquito con hiperactividad.

—Listo, vamos.

Los dos salimos de la mano por las calles de Roma, el evento no estaba tan lejos y Paulo quería caminar así que no me costó mucho aceptar. Últimamente había visto mejor a Paulo también, ya no se veía desanimado y parecía querer hacer miles de cosas todo el tiempo.

—¡Nicole!, ¡Nicole! —escuché varios gritos detrás de mi, pero no me di la vuelta—, ¿Este es tu regreso definitivo?, ¿Cómo te tomaste lo de tu mamá?

Paulo apretó mi mano y me dedicó una sonrisa tranquila, sonrisa que me terminó contagiando.

—Bienvenidos —un hombre de mediana edad nos recibió con una enorme sonrisa, dándonos paso a entrar al evento.

No era algo que pasaría desapercibido en lo más mínimo, incluso Silvina estaba invitada y yo me había tomado la atribución de invitar a la familia de mi pareja y a la mía. Solo venían su mamá, mi papá y Macarena.

—Hola mi gringa hermosa —mi madrastra me recibió con un enorme abrazo y mi papá a Paulo—. Me alegra verte así, estás hermosa. Vas a matar a muchos con ese vestido.

—Paulo va a tener que ser tu pitbull personal —bromeó mi papá antes de abrazarme.

—Ya traje las escopetas —mi novio le siguió la corriente, haciéndonos reír.

Fuimos a la mesa que nos habían asignado, habían montones de artistas por todos lados, Alicia estaba encantada con el ambiente pues era la primera vez que la invitaba a un evento en el que yo estaba nominada. No estaba tan acostumbrada a la industria musical, mayormente se encontraba más con la deportiva por su hijo.

Ví a Silvina a lo lejos, estaba hablando con varias personas pero no tardó mucho en conectar su mirada con la mía. Sonreí con cinismo y me tomé el tiempo de tirarle un beso, cosa que hizo deformar su cara hasta llegar a una de confusión. No le dí importancia y tomé un poco de vino de la copa que habían puesto frente a mi.

—Así que artista del año —canturreó mi papá con orgullo—, ¿Cómo quedaste de artista del año si desapareciste todo el año?

—La vida es un total misterio —me encogí de hombros, y largue una larga carcajada cuando ví cómo Paulo intentaba usar unos palillos para comer—. Así no se hace, amor.

—¿Y entonces cómo se hace?

Dejé mi servilleta a un lado y le hice varias señas para que me viera, agarré sin pudor la pieza de sushi con mi mano y la llevé directo a mi boca, haciendo reír a todos en mi mesa.

Para cuando llegó el momento de la entrega de premios me sentía un tanto mareada, no lo suficiente para considerarme borracha pero si lo suficiente como para sentir sueño y estar acostada encima de Paulo.

—Y el premio a la artista del año es para —el típico suspenso se hizo presente cuando la presentadora tardó diez mil años en abrir el sobre—, ¡Nicole Agüero!

Todos mis acompañantes me abrazaron con orgullo mientras recitaban palabras de aliento, Macarena se había puesto a llorar diciendo que me lo súper merecía y Paulo miraba todo con una sonrisa, como si ya supiera el inevitable resultado. 

No me apresuré para llegar al escenario, me deleité con todos y cada uno de los susurros o murmullos que escuchaba sobre mí, como si alguno de ellos tuviera idea de todo lo que tuve que pasar este último tiempo. Los presentadores parecían estar petrificados, me miraban como si fuese un fantasma y cuando pudieron reaccionar, aplaudieron con una sonrisa y me entregaron el premio.

—¿Están bien? Parece que estuvieran viendo a un muerto —bromeé a penas me pasaron el micrófono—. Este premio se lo quiero dedicar a todas esas personas que murieron y renacieron, a todos los fans que formaron parte de mi familia y a mi pareja, que nunca lee lo que dicen sobre mi.

Le pasé el micrófono a la chica morena que estaba presentando los premios y yo me quedé con otro que me había llevado un asistente, no pude evitar reír en cuanto ella lo agarró.

—No esperábamos tenerte aquí, tu reputación...

—Mi reputación nunca estuvo peor, ¿Y qué? —sonreí con mi vista en el premio.

Sin decir más nada, bajé del escenario y volví a sentarme en mi lugar. Paulo me miraba con admiración para cuando entrelacé mi brazo con el suyo y reposé mi cabeza en su hombro.

—¿Te casarías conmigo? —soltó.

—¿Me estás pidiendo casamiento? —lo miré divertida.

—No soy tan básico, te estoy preguntando si te casarías conmigo nomás. Porque yo sí me casaría con vos.

—Yo también.

—¿Con vos misma o conmigo?

—Con vos, tarado —reí.

Paulo no dijo nada más y siguió viendo la premiación, aunque esta vez con una enorme sonrisa había puesto su cabeza arriba de la mía para estar más cómodo. Matt había llegado tarde, así que lo primero que hice fue repetirle el sermón que él siempre me daba a mi y lo segundo, fue encajarle el premio porque me pesaba bastante y ya tenía sueño.

—¿Vas a ir al after? —preguntó una voz dulce, la miré y supe que era la chica que cantaba en además de mí.

—No creo, prefiero hacer un after privado en mi casa y con mi novio —le guiñé un ojo, obviamente bromeando y ella rió.

—Ojo, esa es buena. Me parece que yo también lo voy a hacer eh.

—Cien por ciento recomendado.

—Estuvo re piola lo que dijiste ahí arriba —cambió de tema, con una tierna sonrisa—. Dejaste a todos con la boca abierta.

—¿Nunca tuviste una polémica?

—Sí, me tiraron mucho hate por cómo cantaba en vivo pero ya pude mejorar ese tema. También por mi ex pareja.

—¿Te doy un consejo? —ofrecí y ella asintió—. Si necesitan mencionar tu nombre para ser famosos, no valen la pena. No les des cabida, al final a ellos los van a terminar olvidando y a vos te van a recordar siempre como la chica que no se dejó vencer.

—Es el mejor consejo que me dieron.

—Cuando quieras te puedo dar otro, pero ahora tengo que irme porque me encajaron  sushi y no me tapó ni la muela.

MIDNIGHT RAIN-Paulo Dybala ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora