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Un mes había pasado, un mese desde que ví a Paulo por última vez. Un mese recibiendo mensajes de amigos que no obtuvieron respuestas, un mes en los que estuve trabajando en mi misma, viéndome crecer, viéndome caer, ayudándome a levantarme y volviendo a construir todo aquello que alguna vez yo misma había derrumbado.

Me había dado cuenta de que mi música se estaba muriendo, y yo me estaba muriendo con ella.

Martina nunca estaba en casa, ahora con el tema de su nuevo tour no nos veíamos casi nunca. Estaba orgullosa de ella y de todo lo que estaba logrando, porque estaba cumpliendo todos y cada uno de sus sueños.

No me había sentido sola en todo este tiempo, Tom, Nicole y Valentín siempre estaban conmigo haciendo cualquier boludez o proponiendo cualquier plan suicida con tal de sentir esa adrenalina a la que todos somos adictos.

—¡Bienvenido abril! —gritó Tom saliendo de la piscina, haciéndome sacar una sonrisa.

—Bienvenido abril —levanté ambos pulgares en su dirección y continué leyendo el libro que Nicole me había traído.

Valentín salió de la piscina envuelto en una toalla mientras temblaba por el viento que había golpeado contra su cuerpo, se sentó en una silleta al lado de nosotras y Tom se quedó en la orilla de la pileta.

—¿Hay algo para hacer este mes?

Repasé mentalmente mi agenda y solté un bufido.

—El veintinueve de abril tengo que ir a una cena en Milán —recordé dejando de lado el libro, Nicki se sacó los lentes y me miró atenta—. Hacen un homenaje a varios artistas y estoy invitada.

—¿Y eso no es bueno? —cuestionó Valen.

—No cuando mis mejores amigos están de vacaciones y yo tengo que viajar a otro país solita. A menos que quieran venir conmigo...

—Ni en pedo —habló rápido Nicole, desligándose—. Yo quiero estar con Mateo y no va a querer ir.

—Polleruda.

—Yo no puedo —Valentin habló, arrugando la nariz—. Tengo que hacer un par de presentaciones, con esto del mundial me fui pum para arriba.

—Ya estabas pum para arriba —le recordé con una sonrisa—, ¿Y vos, Tommy?

—No tengo buenos recuerdos de Italia, paso.

Los miré ofendida, al final iba a tener que ir sola y no podía escapar de ese compromiso porque cuando lo intenté, Matt me dió un enorme sermón.

—Vamos adentro, me estoy recagando de frío.

Todos seguimos a Valentín, llevando todo lo que habíamos sacado afuera para ordenar y no dejar todo hecho una chanchada. Los chicos se tiraron en el sillón mientras que Nicole y yo fuimos a la cocina para buscar algo de comer, eso de estar en la pileta genera bastante hambre por alguna razón que desconozco.

—¿Viste que hoy juega la Roma? —habló la ojiverde, llamando mi atención.

—Ah no, ni idea. No miro fútbol. Pero hoy se estrenó cardigan a nivel internacional —intenté cambiar de tema.

—¿Cómo que no sabías? Es el partido más importante para el equipo y, posiblemente, el más importante en la carrera de Paulo —me miró como si la hubiese insultando y reí.

—Perdón, no tenía idea.

—Y sobre cardigan, ¿Vos querés que yo me mate? Es la canción más hermosa y triste que escuché en mi vida, Mateo me tuvo que consolar hoy cuando la escuché porque no podía parar de llorar —habló mientras ponía varias papas en un bowl—. Deberías reconsiderar eso de volver a los escenarios, haces mucha falta Nicki.

—No estoy lista todavía, tal vez más adelante.

Sin decir ninguna otra palabra que pudiera usarse como motivo de discusión, las dos fuimos al living con toda la comida que habíamos encontrado en mi cocina. Los chicos estaban panchos como en sus casas viendo la tele así ni nos molestamos en pedirles ayuda, no se iban a mover de todas formas.

—¿Qué ven? —pregunté tirándome arriba de Valen.

Shhhh, el partido ya está por empezar —me retó Valentín, acomodándose para que yo pudiera estar más cómoda con mi cabeza arriba de su hombro.

—¿Qué partido? —cuestionó Nicole, un poco más interesada que yo.

Apenas escuché el nombre de los equipos siendo presentados por el periodista deportivo, cerré mis ojos con fuerza y me obligué a ver la televisión. Estaban viendo el partido de Roma, ese dichoso partido para el que yo había recibido tickets que tiré a la basura apenas ví el remitente.

Vi al cordobés salir a la cancha y buscar entre las multitudes que aclamaban su nombre y aplaudían su presencia, empezó a tronarse los dedos y a morder la pielcita de sus labios cuando pareció no encontrar lo que buscaba. Ansioso, volvió a su posición.

—¿Y a ese qué le pasa? —preguntó Tom, bastante confundido.

—No sé, no habrá visto a Oriana.

Me sentí mal cuando ví varios carteles con frases bastantes directas hacia Paulo, porque sabía que estaban relacionados conmigo. Habían varias frases de cardigan, ningún cartel tenía mi cara de forma directa ni nada por el estilo, pero Paulo parecía estar bastante nervioso por la situación.

El partido no fue muy bueno a mí parecer, el equipo del Roma no estaba funcionando como otras veces había visto. Dybala estaba más distraído de lo normal y ya lo habían derribado varias veces, podría jurar que hasta lo ví cojear.

—Lo lesionaron —musité con un atisbo de preocupación cuando ví su cara de dolor al caminar.

El técnico lo llamó y al parecer él le dijo que estaba bien, porque no tardó mucho en volver a la cancha y meter un gol que fue ovacionado por toda la hinchada. Pero él no parecía contento, seguía teniendo esa expresión preocupada y nerviosa mientras rebuscaba algo en la multitud.

En uno de esos descuidos, el 9 del equipo contrario lo derribó y di un salto que llamó la atención de Valentín cuando ví que esta vez, Paulo no se pudo levantar del suelo.

Varios jugadores de su equipo lo ayudaron a ponerse de pie para salir de la cancha y apenas las cámaras enfocaron su rostro, me di cuenta de que estaba llorando y varias veces intentó taparse. No parecía estar llorando por la lesión, porque sus compañeros lo abrazaban y le susurraban cosas al oído que en vez de hacerlo sentir mejor, solo empeoraban su llanto.

—Ay, pobre —murmuró Nicole con lástima.

Ninguno de nosotros dijo nada más, Tom cambió de canal y las caricaturas de Tom y Jerry aparecieron al instante. Intenté concentrarme, pero no pude ni siquiera mirar a la pantalla como todos mis amigos lo hacían.

Algo había pasado.

MIDNIGHT RAIN-Paulo Dybala ✓Where stories live. Discover now