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Me tiré arriba del sillón mientras veía como Valentín entraba con las quinientas mil bolsas, seguido de Nicki y Emilia.

Martina había zafado porque se había ido a pasar la noche con Rodrigo en un hotel o algo así, por ende, teníamos la casa para hacer desastres entre nosotros cuatro.

—¡Quiero ver lo que te regalaron! —Emilia se me tiró encima y solté un grito de sorpresa.

—A ver, hacete ese unboxing —habló Valentín con una sonrisa, apoyando la petición de Emilia.

Entre los cuatro empezamos a abrir las bolsas y a chusmear los regalos, la mayoría de las personas que estaban en esa fiesta ni siquiera me conocían, por lo que habían puros perfumes, algunas joyas de materiales que me causaban alergia, maquillajes, ropa de marcas propias. Habían flores de madera que estaba cien por ciento segura de que me había regalado Rodri.

—¡Hay una carta! —gritó Nicole estirando un sobre azul—. Leela, dale.

Abrí la carta, tenía una letra bastante desprolija pero se veía que le habían puesto esmero. Miré a los chicos y después al papel en mis manos, no sabía lo que decía ni de quién provenía, por lo que decidí leerlo en silencio por las dudas.

Querida Nicki:
Quiero desearte un feliz cumpleaños a pesar de estar confundido, cada día me pregunto qué pasó o por qué me odiás. Sea lo que sea, te pido perdón.
Mi regalo fueron rosas de madera, se lo mal que te pones cuando las de verdad se marchitan así que supuse que este sería un regalo más apropiado.

Me enteré de tu accidente y a pesar de no conocer muy bien lo que pasó porque, nadie quiso decírmelo, estoy muy feliz de que sigas acá con nosotros y espero poder acompañarte por muchos cumpleaños más. Si es que vos me lo permitís, si es que vos querés que yo siga con vos.

Te ama, Leandro.

Fruncí el ceño confundida y miré las rosas, era un pequeño ramo que parecía ser tallado a mano en madera roja y estaba precioso. Una fuerte presión aprisionó mi pecho y me sentí vulnerable, sentí inmensas ganas de llorar pero evité hacerlo en público. No quería que mis amigos me vieran de esa manera, no iba a permitirmelo dos veces.

—¿Y?, ¿Que decía? —preguntó valen con una sonrisa.

—Ah, nada. Nomás es de quién me regaló las flores, me está deseando un feliz cumpleaños —forcé una sonrisa y atrapé una cajita en el aire, que Nicole me había tirado.

Suspiré apenas ví el regalo, era la cajita que me había dado Paulo. Lo noté rápido, las inscripciones doradas eran bastante llamativas y únicas, así que no era algo fácil de olvidar.

Abrí la cajita con cuidado y mis manos temblaron por una extraña corriente. Saqué el papel blanco que cubría el regalo y cuando ví lo que estaba allí dentro, algo en mi se revolvió tanto que las ganas de vomitar llegaron hasta mi garganta.

Recordaba perfectamente aquel objeto, era un recuerdo del día que arruiné todo. Del día que debería haber sido el más feliz de mi vida, pero acabó por ser el más triste de todos.

El anillo de la mamá de Paulo reposaba en la pequeña cajita sobre dos almohadillas, el mismo anillo con el que me había pedido que me casara con él. El mismo anillo que jamás estuvo en mi dedo.

—¡Que lindo! —Nicki se acercó para ver el anillo, sacándomelo de las manos.

Mi mente se quedó en blanco, ¿Por qué me regalaría eso para mi cumpleaños? Si le había pedido matrimonio a Oriana, supuse que había sido con ese anillo pero acabe estando equivocada, como siempre.

Rápido, abrí Instagram en un teléfono que no era el mío y me ví obligada a usar el de Valentín para entrar a la cuenta de Oriana. Vi varias publicaciones recientes, una de ellas era un vídeo bastante largo que no quise abrir, pero en ninguna publicación habían rastros de Paulo.

—¡Tiene una notita! —gritó Emilia, obligandome a devolver mi mente a mi cuerpo.

—¿Y qué dice? —pregunté en un hilo de voz.

—"No pretendo casarme, nunca lo hice en realidad. Estaba asustado, no te quería volver a perder y supongo que quise terminar todo antes de que pudiera ser lo suficientemente fuerte como para destruirme de vuelta. Nunca voy a casarme con nadie a menos que seas vos, Nicole —Emi abrió su boca conmocionada, antes de continuar leyendo—. Porque siempre fuiste, y siempre vas a ser vos"

—¿No está firmada? —cuestionó un Valentín nervioso.

Suspiré y me pasé las manos por el pelo, frustrada.

—No necesita firmarse, ya sé de quién es.

Le saqué de las manos la caja a Nicole y guarde todo ahí, antes de tirarla adentro de un cajón y hacer lo que mejor me sale. Fingir que todo está bien.

—Tengo hambre, ¿Ustedes no? —miré a mis amigos con una media sonrisa, los tres se miraron confundidos antes de volver a mirarme a mi y asentir—. Bueno, voy a pedir algo entonces.

Caminé rápido a la cocina y agradecí que ninguno de los tres me siguiera, me recosté sobre la mesada e intenté regular mi respiración. Esto no podía estar pasando, no ahora que ya estaba comenzando a olvidarlo.

¿Quién se creía que era? Ya jugué este juego una vez, no iba a hacerlo dos veces. No iba a permitir que me dejara sola con un corazón roto y esperase a que lo arregle para volver a mi vida, sonreírme y tenerme a sus pies.

No iba a autodestruirme de nuevo con la ilusión de un felices para siempre.

—Nicki, ¿Estás bien? —la voz de Valentín me hizo saltar del susto, sentí sus brazos alrededor mío y sentí que me derrumbaba—, ¿Qué te está pasando?

—Maldigo el día en que lo conocí.

Su mirada mostró confusión y pude percibirla, asintió lento con la cabeza y acarició mi brazo con dulzura.

—¿A quién?, ¿Quién te está haciendo esto?

—Enamorarme fue el peor castigo, Valen —desvié la mirada tras decir aquello, sentí cómo mi voz se había quebrado. Pero debía soltarlo—. Maldito el día en el que nuestros caminos se cruzaron, maldito cada beso con el que me enamoró. Maldita yo, por dejarlo entrar a mi vida y maldito él, porque ahora no lo puedo arrancar de mi.

—A veces no elegimos de quién nos enamoramos, Ni.

—Quise obligarme a olvidarlo. Me llamarán loca, pero lo único que logré fue enamorarme cada vez más. A tal punto que no puedo respirar si no lo tengo cerca, mi corazón no late si no lo veo sonreír, su risa es la melodía de cada una de mis canciones.

—Estás enamorada Nicki, eso es lo más hermoso de la vida.

—Vos no lo entendés Valen. Este amor me está matando.

MIDNIGHT RAIN-Paulo Dybala ✓Where stories live. Discover now