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Cuatro meses. Habían pasado cuatro meses desde que Paulo me regaló la cadenita, cuatro meses en los que no pude salir de mi casa porque cuando lo intenté, atentaron contra mi vida. Era bastante irónico pensar que de un día para el otro, todos pueden odiarte.

Me había quedado leyendo varias teorías sobre mi en Twitter, la más fuerte era que me había suicidado, ya que nadie sabía nada de mi e incluso Paulo no decía nada de mi. Nadie sabía si seguía viva, excepto mis amigos más cercanos.

Mi novio, ahora novio, había decidido tomarse unas semanas para estar conmigo. Era bastante irónico, justo después de decirme eso, se había lesionado en la cancha así que iba a pasar no solo semanas, sino un par de meses hasta que se recupere. Aunque él siempre me decía que no se había lesionado a propósito.

—Voy a salir —comenté de la nada y Paulo, que estaba mirando high school musical a petición mía, me miró a mi.

—¿Qué?, ¿En serio?, ¿A dónde? —habló tan rápido que casi sonó como un rap, lo que me hizo reír.

—Quiero un cambio de look.

Me encogí de hombros ante su clara expresión de confusión, y agarré mi teléfono para marcar el número de Matt. Por suerte, no se había creído eso de que estaba despedido y no me lo había podido sacar de encima.

—Porfa no te tiñas el pelo, me gusta cómo te queda el rubio —pidió Paulo, retrocediendo nuevamente la película.

—Sí, amor.

Agarré mis llaves y afuera ya estaba esperándome un guardia de seguridad con todo mi equipamiento de camuflaje, era la primera vez que salía en meses y no tenía el valor suficiente como para hacerlo sola o con mi apariencia normal.

Matt esperaba en el hotel, al verme no tardó ni un solo segundo en lanzarse a mis brazos y empezar a retarme por no haberle dado señales de vida. Cosa que me hizo reír bastante, me hacía acordar mucho a mi papá.

—Ya está listo —informé casual.

—No me importa —respondió Matt con rapidez—, ¿Estás bien?, ¿Estás segura de esto?

—Lo estoy.

Sin esperar más, me senté en la silla que el estilista había preparado para mí. No sabía que me iban a hacer, pero confiaba en ellos, de no ser así ni loca dejaría que me toquen el pelo.

—No me toquen el rubio, no quiero que lo tiñan —les recordé, con expresión seria.

Utilicé el teléfono que había comprado para reactivar todas mis redes sociales, y no tardé mucho en postear tres serpientes en twitter, ya había usado el teléfono de Paulo para postear dos días seguidos. Ahora era el turno de tener uno propio.

—¿Te enteraste de las nuevas noticias? —Matt se sentó a mi lado emocionado, después de darme una taza de café.

—¿No...?

Su sonrisa creció aún más, cosa que me resultó bastante sospechoso en él.

—Paulo inició una demanda en contra de tu madre hace un mes, se acaba de hacer pública —me pasó su teléfono, donde la noticia parecía ser un milagro.

"PAULO DYBALA VA POR SILVINA SÁNCHEZ.

Parece ser que el jugador del Roma y campeón del mundo, Paulo dybala, ha dado inicio a una demanda judicial contra Silvina Sánchez, la madre de la famosa cantante Nicole Agüero.

Recordemos que estas dos mujeres estuvieron envueltas en un escándalo enorme hace no mucho tiempo, la noticia de Silvina denunciando a su hija en redes sociales se convirtió en un hecho viral, causando así marchas con más de diez mil personas pidiendo acciones contra la cantante.

Aún no se sabe el motivo de la denuncia de Dybala, ¿Será Nicole parte de todo esto?"

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al terminar de leer el artículo, ¿Paulo la había demandado por mi? Yo no había tenido el corazón para hacerlo, y él no lo había comentado conmigo así que estaba bastante sorprendida. De verdad lo estaba.

—No me dijo nada —solté, devolviéndole el teléfono a Matt.

—No le dijo nada a nadie. Al parecer, su abogado es el único al tanto de esto.

Matt siguió poniéndome al tanto de muchas cosas de las que Paulo no me hablaba, como la nueva gira de Tini, la nueva relación de Selena con Zayn, ¡No me lo podía creer! Mi mejor amiga no me había contado nada, o bueno, a Paulo. Estaba segura de que ya lo sabría si me lo hubiera dicho, Paulo es la persona más chismosa que exista.

Sasha, el nuevo estilista que había contratado Matt, anunció que ya había terminado con mi cabello y rostro, y me dió una bolsa con ropa para que me cambie.

No tardé mucho en estar lista y amé el oufit que habían elegido para mi, constaba de una blusa satinada negra con una palabra en blanco, un short tiro alto blanco con una raya negra a los costados, y unas bucaneras que parecían ser de encaje. Era tan simple y hermoso a la vez, de accesorios solo llevaba una gargantilla negra.

Me miré al espejo y quedé fascinada, Sasha había optado por alaciar mi cabello y recogerlo en una colita alta, acompañado de un lindo flequillo.

—Me encanta —fue lo primero que dije al salir del baño.

Todos aplaudieron y Sasha me pasó mi bolso, sonreí y agarré a Matt del brazo, quien no tardó mucho en soltar un quejido.

—Hora del show —di un pequeño saltito y mi representante solo rió.

Salimos a la calle bastante expuestos, no llevábamos personal de seguridad más que un hombre cuál nombre no recuerdo disfrazado de civil. Todos en la calle comenzaron a murmurar, gritar o sacarnos fotos. Escuché varias exclamaciones de "Está viva" y otras cosas que me hicieron gracia pero pretendí no escuchar.

No tardó mucho para que las calles se llenaran de paparazzis y con Matt tuviéramos que ir directo a casa, donde fuimos recibidos por un Paulo cruzado de brazos como un nene berrinchudo.

—Hola, amor —besé los labios de mi novio y por un segundo, su postura seria decayó.

—¡Saliste en la tele Nicole! —acusó Dybala, señalandome con el dedo.

—¡Denunciaste a mi mamá! —repetí su acción, haciéndolo retroceder.

—Se lo merecía, esa mina esta loca. Ojalá que la internen y no salga nunca más —volvió a cruzarse de brazos, retomando su postura inicial—, ¿Me podés decir qué mierda está pasando?

—¿Con esa boquita decís mamá? —me burlé.

—Con esta boquita hago muchas cosas —se acercó a mi de forma amenazante, y solo atiné a retroceder.

—Como que me siento mal tercio...

—Ya te vas a enterar de lo que está pasando, o va a pasar —ignoré a Matt y me fui a tirar al sillón, seguida por Paulo y mi manager.

Después de estar varias horas haciéndolos ver Gilmore girls, noté que ambos estaban dormidos y aproveché para sacar mi celular y entrar a Instagram y posteriormente, a Twitter. Solo bastó que publique una sola cosa para que mis redes estallaran y después de hacerlo, sabía que todo iba a dar un giro de ciento ochenta grados.

Welcome to my reputation era.

MIDNIGHT RAIN-Paulo Dybala ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora