Capítulo: 4 ✓

368 109 83
                                    

Me pongo nerviosa, no por Carlos, ni por su pregunta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me pongo nerviosa, no por Carlos, ni por su pregunta. Es esa mirada que siento en mi espalda, que me está encendiendo la sangre y me trae el corazón a mil. Una sensación de hormigueo recorre mi piel, como si cada poro estuviera despierto y ansioso. El latido de mi corazón resuena en mis oídos, marcando el ritmo acelerado de mi pulso.

Finalmente, el chico al que no le pude ver la cara, literalmente no tenía la fuerza para voltearlo a ver, se va, llevándose consigo todas esas sensaciones que estaba experimentando.

Poco después de su partida, la fría brisa de la noche comienza a acariciar mi piel. Carlos, atento a mi incomodidad, me ofrece su elegante saco para abrigarme y vuelve a arrodillarse frente a mí.

Joder, no, párate; no sé ni lo que voy a hacer.

Lo que acabo de sentir por un extraño al que ni siquiera vi la cara me tiene confundida. Necesito un momento, quizás ir al baño me ayude a aclarar mis pensamientos y decidir qué hacer.

—¿Y bien? —me pregunta, con evidente impaciencia.

—Tengo que ir al baño —susurro—. ¿Puedo responderte una vez haya vuelto?

Se levanta del suelo y se siente como si me quitara un peso de encima, asiente comprensivo y me lleva de vuelta al bar.

Nat y yo cruzamos miradas de inmediato y le hago una señal para que venga al baño.

Es un baño compartido para hombres y mujeres. No parece haber nadie.

Nat viene casi de inmediato.

—¿Qué pasó Emmi? —la duda se hace presente entre sus dos cejas.

—No le he podido responder a Carlos. Sí, me ha preguntado lo que suponíamos y te juro que estaba dispuesta a aceptar —hago una pausa, porque en verdad me da mucha vergüenza esto—, pero he sentido algo muy raro.

—¿Qué te pasó? ¿Él te hizo algo? —frunce el ceño.

—No, no, no me hizo nada, fue algo que sentí con un chico al que ni siquiera le vi la cara. Sentí su mirada en mi espalda desnuda —en ese momento no lo noté, pero dejo caer el saco de Carlos— y no sé, me sentí... caliente —me pongo colorada e intento difuminarlo tapándome el rostro.

—¡Emma Estelle Johnson, te sentiste deseada! —vocifera y la pellizco en el brazo.

Ya que lo publique en el periódico, si total.

—Tía, pero cómo quieres que reaccione, esto es muy fuerte —se lleva las manos a la cabeza—. El primer hombre por el que sentiste deseo y ni siquiera le viste la cara. ¡Qué pecado, tía!

—Ya deja eso —noto que mis mejillas siguen teñidas de un rosa fuerte—, más bien ayúdame a decidir qué hago con Carlos.

—Emmi, no quiero influirte, pero creo que deberías considerar darle una oportunidad. Siempre ha sido muy bueno contigo, y sabes que no será un patán, lo conoces de toda la vida. Pero ojo, no lo hagas por mi consejo, ni por tu madre; hazlo por ti, porque quieres darte una oportunidad con él. Y si no resulta, pues ni modo.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Where stories live. Discover now