Capítulo: 25

119 23 10
                                    

6:30 am.
Los ojos me arden de tanto frotarlos y porque casi no he dormido nada.

Como a eso de las 4:00 am me decidí a ir para el cuarto de mi abuelo y solo ahí pude dormir un poco, hasta ahora.

Tomo lo primero que encuentro de invierno en mi armario. Cubro mis ojeras como puedo y después salgo de casa con cautela para que mis padres no me vean y me asalten a preguntas que no podré responder.

Llego a la oficina más temprano que de costumbre. Necesito acabar con mi trabajo de ayer y ver si puedo ponerme al día con el de hoy.

Mi depresión amorosa porque mi novio o ex es un cabezotas que no me cree y se ha ido, no puede afectarme en el trabajo que ha confiado tanto en mí y me ha dado tantas buenas oportunidades.

Voy a por un café con leche calentito para activarme y enseguida me pongo en ello.

Nataly llega un rato después con todas sus cosas de trabajo para realizarlas aquí conmigo.

Si digo que mientras trabajaba no pensé en él estaría mintiendo. Lo extraño mucho y ahora mismo desearía que estuviera aquí conmigo, de preferencia mirándome desde el sofá de enfrente, haciéndome sonrojar con tan solo sentir la presencia de sus ojos como fuego en mi piel.

Estar en esta oficina es llevarme a los recuerdos: el primer día que me trajo hasta aquí, nuestros cuerpos tumbados en ese sofá, el día de las cámaras..

<<Joder, joder, joder..>>.

—Nataly, ¿me ayudarías a conseguir una grabación de el día de ayer de las cámaras de seguridad?— mis palabras salen atropelladas. Solo espero me entienda y me quiera ayudar.
—¿Te volviste loca, verdad?
—¿Me ayudarías sí o no?— necesito una respuesta. Aunque igual, con su ayuda o sin ella lo voy a hacer.
—¡Ya va, Emma! Explícate porque no te entiendo nada, chica.

<<De nuevo metida en un problema de cámaras..>>.

Le explico lo más calmada posible para que pueda entenderme, aunque se me dificulta un poco cuando un hipo horrible se apodera de mí.

Mi abuelo paterno solía decir que te entra hipo cuando alguien que está lejos te echa mucho de menos.

—Ya va.. tú quieres que yo te ayude a conseguir el vídeo de el momento exacto en que Carlos te besó para tú mostrárselo a Jonathan y así te crea? Dime que no es eso lo que estás pensando, por favor.
—¡Hip! Eso es justo lo que necesito.
—Olvídate de eso, conmigo no cuentes— vuelve a sus papeles.

—¿POR QUÉ NO?— vocifero a la vez que golpeo la mesa con el puño cerrado.
—Pues porque ya te dije que lo mejor es que te olvides de él, Emma. Él tenía que confiar en ti y sino lo hizo tú no tienes que demostrarle nada.

Me niego, me niego a que esto termine así. Me niego a pensar que ya nunca mas dormirá conmigo ni podré sentir el calor de sus manos en este frío fin de año. Tengo derecho a querer intentarlo al menos una vez más.

~~~~~~~~~~~~~~~🦋~~~~~~~~~~~~~~~~

12:30 pm.
Me encuentro en las afueras de la peluquería a la que Nat me trajo ayer.

Necesito ver a esa niña de nuevo para darle algo de comer como le prometí. Ojalá y su tía ya haya regresado.

Poco a poco me voy adentrando hasta donde la encontré ayer y descubro que atrás de donde yo estaba recostada hay una puerta de madera, devorada por el comejen.

Estoy a punto de llamar a ella cuando noto como unas pequeñas manitas me rodean de la cintura.

—¡Rapunzel!— grita ella abrazándome.
—Hola, peque..— paro de hablar al verla.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora