Capítulo: 17

181 41 16
                                    

Una vez estamos fuera de su casa estoy muerta de miedo.
<<¿Qué tal si no le gusto a su familia?>>.
Mis dedos temblorosos intentan peinar mi cabello por el espejo retrovisor de la moto.
—Ya ven— me apura —estás preciosa.

Me apresuro hacia la puerta con él para unos segundos después escuchar unos ruidos de el otro lado, dejando ver a la ama de llaves.
<<No es la misma de la otra vez, esta es más joven y la mirada que tiene hacia Jonathan no me gusta nada>>.

Instintivamente tomo su mano. A ella no parece agradarle, pero aún así nos hace pasar y tomar asiento en la sala.

—¿Desea algo?— me pregunta a mí pero por alguna extraña razón lo mira a él.
<<¿Por qué lo mira a él si esta hablando conmigo?>>.
—¡Estoy aquí!— llamo su atención chasqueando los dedos sutilmente.
—¿Desea algo?— vuelve a preguntar esta vez mirándome.
—Agua, por favor.
El sonido de sus tacones yendo hacia la cocina, supongo, hace estruendo en el piso marmolado emitiendo un sonido un poco desagradable.

—Voy a llamar a mi abuela, quédate aquí— anuncia Jonathan y asiento.
<<Juro por Dios que me va a dar un infarto. No recuerdo haber estado tan nerviosa antes>>.

Poco después un aroma floral que se me hace bastante familiar llega a mis fosas nasales. Es relajante. Transmite paz y de alguna manera eso ayuda a que mis nervios desaparezcan un poco.

Cierro los ojos para poder disfrutarlo mejor, con cada paso que retumba en el mármol, pasos suaves, se extiende más ese aroma.

Abro mis ojos para encontrarme con los grisáceos de la señora que visita la iglesia a la que asiste mi abuelo los fines de semana.
—Emma— dice sorprendida.
—Señora Victoria— digo con igual sorpresa.
—No puedo creer que seas tú— toma mis manos entre las suyas para después envolverme en sus brazos en un cálido abrazo.

—Mira, Jonathan, ella es la chica de la iglesia que quería que conocieras— dice emocionada una vez ha terminado nuestro abrazo.
—No puedo creer que seas la monja— ríe Jonathan abrazándome por detrás, envolviéndome con sus grandes brazos por la cintura para acto seguido depositar un beso en mi mejilla.
<<¿La monja?>>.
—¿Cómo que la monja?— digo entre risas.
—Le hablé de ti el día que te encontré en la iglesia con tu abuelo. Le dije que quería que te conociera y desde ahí te llama "La monja"— dice la señora Victoria entre risas también.

—¿Cómo se conocieron?— pregunta con curiosidad y los ojos brillantes.
—Fue raro— digo cuando puedo recomponerme de nuestro ataque de risa.
—Ella fue la rara— contraataca Jonathan.
—¿Y yo por qué?— digo con fingida ofensa.
—Pues porque, ¿quién va caminando mirando sus zapatos?, solo tú.
—Exactamente solo yo— río y ladeo la cabeza para dejar un besito en su mejilla.
<<Normalmente no soy tan distraída. Bueno, solo un poco>>.

La señora Victoria nos mira con adoración. Como si ante sus ojos estuviera la pareja más linda y cariñosa del mundo.

—Aquí está su agua, señorita— interrumpe la muchacha que nos abrió la puerta.
<<Esta chica pone todos mis sentidos alerta cada vez que la pillo observando a Jonathan. Sé que está guapo y que es casi imposible no comérselo con la mirada, pero al menos podría disimular, dudo que no se haya dado cuenta de que soy su novia>>.

Tomo el vaso de sus manos y bebo del agua.

<<¿No es obvio?, la posición en la que estábamos hasta unos segundos después de su llegada lo dice TODO>>.

Una vez que se ha ido siento mis músculos relajarse.
<<Solo espero no me hayan salido subtítulos en la cara>>.
Nos sentamos en el acolchado sofá color piel.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora