Capítulo: 13

260 60 26
                                    

Tomo su mano y la jalo con fuerza en un fallido intento de que se levante de MI cama.

Me jala y caigo encima de él. Debato entre mi mente y mi corazón: mi corazón me dice que debo besarlo y escucharlo(en ese orden) y mi mente solo me repite una y otra vez que es un mujeriego, que yo tengo novio, que me levante y que lo tire por la ventana.
<<Mierda, quiero besarlo>>.

—Eres un capullo— digo y siento sus manos envolver mi cintura por encima de la toalla que envuelve mi cuerpo.
<<Quítalo Emma>> me lanza mi subconsciente.

—¿Cómo has subido?— le pregunto intentando concentrarme en estar enojada.
—Por la escalera que había en el jardín— dice con todo el descaro del mundo.
—¿Y si alguien te veía?
—Me da igual.

<<Es mi reputación, en el barrio y con mi familia>>.
—Claro, te da igual, porque en tu barrio no están pendientes a la más mínima cosa que hagas para irse de chismosos con tus padres—subo mi tono de voz.
—Cálmate, no es para tanto.

Mis ojos empiezan a hablar por mí.
—¿Que me calme?, ¿cómo carajos me voy a calmar cuando hay un chico en mi habitación y mi novio está...
Mi frase se queda en el aire cuando estampa sus labios contra los míos.

No es un beso tranquilo, ni un simple pico, es demandante, apasionado y no quiero ni tengo la fuerza para detenerlo.
Mis labios se mueven en sincronía con los suyos.

Se incorpora y pega su espalda a la cabecera de la cama para que yo pueda sentarme a horcajadas encima de él.
Puedo notar lo duro que está cuando nuestras partes se rozan justo ahí donde deben.
Y es la sensación más deliciosa que he experimentado en mi vida después de la de sus dedos dentro de mí.
Somos interrumpidos por una voz que proviene de la puerta: es mi padre.
—Emma, Carlos te está esperando, para despedirse de ti, ya hemos cenado.

Después de una última mirada me levanto de su regazo y él también se levanta. Va hacia la ventana.
—Ya voy, me estoy vistiendo— digo y escucho pasos que me indican que ya se ha ido de la puerta.

—De mañana no pasa que hablemos— dice en el marco de la ventana.
Relamo mis labios y asiento con la cabeza.

Sale por donde mismo ha entrado, no sin antes regalarme una maravillosa visión de sus ojos junto a la brillante luna que se asoma por mi ventana.

Y justo ahí supe que sus ojos iban a ser mi maldita perdición.

Me vestí rápidamente y fui a despedir a Carlos, lo acompañé hasta el jardín.
—Emma, ¿puedo hacerte una pregunta?
Carraspeo nerviosa.
—Sí.
—¿Qué era lo que ibas a decirme hoy?
<<Es el momento, Emma>>.

—Carlos, yo.. te engañé— finalmente digo.
<<Siento como si me hubieran quitado un gran peso de encima>>.
—Yo..no te quiero, no de esa forma que tú quieres.
—¿Hay alguien más verdad?— suspira.
—Sí— susurro.
—Pensaba que sentías lo mismo que yo—juguetea con las llaves de su carro.
—Lo siento mucho Carlos, yo no quería lastimarte, te quiero mucho, eres un gran amigo, nos conocemos desde pequeños.
—¿Podemos hablar otro día, por favor?
—Claro, prométeme que seguiremos siendo amigos, por favor.
<<No quiero perder su amistad>>.
Asiente y se va hacia su coche.
<<Dale tiempo Emma>> me aconseja mi subconsciente.

<<Siento alivio de haber acabado por fin con todo esto, pero no puedo evitar sentirme mal porque sé que le he hecho daño, le he roto el corazón en mil pedazos. Solo espero que el mío no termine así>>.

Al día siguiente:
El día transcurre bastante lento, justo cuando quieres que el día pase rápido para hacer algo da esa impresión.

Jonathan me ha pasado un mensaje de que venía a por mí cuando acabara de hacer lo que estaba haciendo.
<<¿Qué estaría haciendo?>>.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora