Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]

Capítulo: 12

3:00 pm.
—Ya sabía yo que tarde o temprano iba a pasar, demasiada tensión— dice Nat mientras se lleva un sorbo de su leche chocolatada a la boca.
—¿Te gustó?— me pregunta con sonrisa traviesa y pone la taza en la mesita de enfrente.
Me pongo colorada
—Nataly eso no es lo importante ahora— le tiro una almohada y siento mi rostro arder.

—Bueno, ¿y qué quieres hacer?— me pregunta recogiendo la almohada del suelo.
—Hablar con Carlos, no quiero sentirme culpable por no ser sincera con él, le contaré lo que pasó y le diré que lo intenté pero que no funcionó, ¿qué opinas?
—Bueno si eso es lo que quieres, adelante, en el fondo ya sabía que no ibas a combinar bien con Carlos, son muy parecidos en cuanto a forma de ser y polos iguales se repelen.

—Lo voy a llamar para quedar a las 7:00 pm, ¿qué te parece?— pregunto tomando el celular de la mesita de enfrente.
—Sí, me dejarás que te maquille, ¿verdad?— dice haciendo un puchero.
—Tienes que estar regia, potra, indomable—añade.
<<No parará de insistir, no tengo otra opción que decirle que sí>>.
—Vale, pero no demasiado. No me parece agradable que después de la mierda que le hice también me arregle como una diosa para cortarle.

Le llamo a Carlos y quedamos a las 7:00 pm en un restaurante muy hermoso que queda por mi casa.

4:00 pm.
—Este— dice sacando de el armario un vestido rojo con la espalda descubierta y un pronunciado escote, sin mencionar que es muy corto.
—¿Sabes cuándo me voy a poner eso?— le pregunto y sonrío.
—¿Cuándo?— pregunta chillando emocionada—En tus mejores pesadillas— respondo y pone cara de pocos amigos
—¿Estás loca tía?, ¿cómo me voy a poner eso para ir a terminar con Carlos?

6:00 pm.
Al final me decidí por un vestido azul claro, ajustado al cuerpo, un escote discreto y lo bastante largo como para sentirme cómoda.
Voy maquillada con un color nude, brillo labial, rímel y las cejas perfectamente peinadas.
El pelo en ondas no muy cargadas que me caen por los hombros.

A las 7:00 pm Carlos viene a por mí, tal y como lo habíamos acordado. Fue muy incómodo el trayecto hasta el restaurante, siento tanta vergüenza por lo que le hice que no he podido mirarlo a los ojos en todo el camino.

Unos minutos después hemos llegado a nuestro destino, todo es tal y como lo recordaba, las paredes teñidas de un color rosa pastel que me encanta, también hay paredes diseñadas de flores con el fondo en blanco, las puertas son de madera, las mesas igual, barnizadas, al igual que la barra.

El mesero nos lleva hacia nuestra mesa, la que queda justamente al frente de la cocina, el aroma que llega de ahí es glorioso.
Nos entregan el menú y pedimos la especialidad de la casa junto con dos margaritas.

—Bien amor, ¿de qué querías hablar conmigo?—me pregunta curioso.
<<Dios mío, nunca pensé que esto sería tan difícil, no quiero que se sienta mal por mi culpa>>.

Me remuevo en mi asiento nerviosa y tomo un largo sorbo de agua para tener un poco más de tiempo para pensar en como decírselo.
—Primero que todo, quiero pedirte una disculpa de antemano, yo..— no termino la frase.

Mi corazón da un vuelco y se acelera, mi respiración se vuelve más pesada al sentir una mirada sobre mí a la que conozco muy bien.
<<No es posible que este aquí>>.
Mi vista lo busca por todos los alrededores del restaurante hasta encontrarse con la suya justo al lado de nuestra mesa.

Entreabro los labios instintivamente y se me seca la garganta al percatarme de que no está solo.
<<¿Ahora quién es ella?, ¡pero será capullo, tiene varias!>>.
Decido quitar la vista de esa mesa o no se lo que seré capaz de hacer si sigo mirando.

Centro mi atención nuevamente en Carlos quien me está mirando fijamente.
—¿Qué pasa?— le pregunto nerviosa.
—No se, ¿qué te pasa a ti que te has quedado lela mirando para otra mesa?— lo veo llevarse una copa de margarita a los labios.
<<¿En qué momento han traído el pedido?>>.
—No, es que estaba mirando..— vuelvo a dejar la frase inconclusa para mirar hacia la mesa de al lado.