Capítulo: 32✔️

135 21 4
                                    

7:30 am

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

7:30 am. (29 de diciembre).
Me remuevo un poco en mi lugar al sentir la ausencia de su peso.

Si dijera que dormir en el sofá fue incómodo, estaría mintiendo, porque a pesar de no tener sueño, dormí de maravilla, con él.

—Buenos días —susurra, vuelve a colocarse y aprovecho para abrazarlo.

—Buenos días —estiro un poco mis pies—. ¿Qué estabas haciendo? —mi voz suena algo pastosa, pero estoy intrigada, parece muy despierto.

—Observarte.

—¿Hace cuánto?

—Hace horas —revela.

—¿En qué pensabas? —me relamo los labios, un poco resecos por el frío.

—En ti, en lo mucho que te quiero y te extrañé todo ese tiempo que no estuvimos juntos —hace una pequeña pausa, relamiendo también sus labios—, en las ganas que tengo de estar dentro de ti.

Su confesión hace que mi cuerpo comience a acalorarse casi de inmediato. No puedo creer el efecto que tiene en mí con unas simples palabras.

Realmente agradezco que tenga su cara hundida en mi cuello y no pueda observar lo roja que me ha puesto.

—¿No dices nada? —restriega su nariz contra la piel sensible de mi cuello.

—Mmm, Mia... —le recuerdo, mientras disfruto de sus caricias.

—Dormida —responde, antes de que pueda procesar lo siguiente que iba a decir.

Levanta su vista hasta quedar en contacto visual con mis ojos. Sus pupilas están dilatadas y me encanta el color que han tomado sus ojos en unos segundos.

—¿Puedo? —pregunta, llevando su mano hasta mi vientre y comenzando a descender con la punta de los dedos hasta el lazo de mi pijama.

Solo asiento, me he quedado sin habla y con la garganta seca. Siento que si hablo, me va a salir la voz turbia.

Cuando baja la parte de abajo de mi pijama, agarro uno de los peluches que estaban en el suelo y lo coloco en mi boca.

—Quítate eso de ahí —ordena y me abre más las piernas.

—¿Qué me vas a hacer? —inconsciente, agarro el peluche con más fuerza.

Sea lo que sea que vaya a hacer conmigo, sé que me va a gustar demasiado.

—Quítate eso de la cara o no te hago nada —amenaza en un susurro, esta vez pegado a mi oreja.

—Mia... —advierto y cierro los ojos.

—¿No crees poder controlarte? —me besa en los labios y aprovecha mi vulnerabilidad momentánea para desaparecer el peluche, sin que yo lo note en ese momento.

—No sabes cuánto me prenden tus braguitas de unicornio —me da una sonrisa, igual de retorcida que su comentario.

Debería darme vergüenza ese comentario, lo sé, creo que aún interiormente sigo siendo una niña. Mas ahora mismo, en este momento, no es algo que me moleste.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora