Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]

Capítulo: 26

¿Joni?

—¿Joni?— musito confundida.

—Tengo que colgar, Emma —dice él antes de hacerlo, sin darme tiempo a más nada.

El desconcierto se hace presente haciendo que frunza el ceño.

¿Quién diablos era esa chica?

Tiro el teléfono a la cama nuevamente y comienzo a caminar en círculos por toda mi habitación, con Rocky siendo testigo desde su camita.

Antes estaba triste y ahora.. no se, se han juntado un cúmulo de sentimientos, la tristeza que esa no falta, el enfado, la impotencia, y ahora el más fuerte de todos, los celos. Conclusiones, no debí llamarlo.

¿Tan rápido y ya se olvidó de mí?, ¿en serio signifiqué tan poco?

<<Solo fue la voz de una chica>> dialoga mi subconsciente.

—Sí, ya sé que fue la voz de una chica, pero lo llamó "Joni", o sea, ni yo lo llamé nunca así y era su novia —respondo en voz alta, con Rocky mirándome fijamente.

¿Estoy hablando con mi perro? Top 1 de la chica más dolida después de terminar una relación.

La voz de mi madre se hace escuchar de el otro lado de la puerta y tengo que poner de todo mi autocontrol, limpiar mis lágrimas para que no me vea en este estado. Ante ellos tengo que seguir siendo el ejemplo de la chica más feliz y disciplinada de el mundo.

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8:45 am.
Sé que no es muy agradecido de mi parte faltar tanto al trabajo y que eso puede conllevarme a perder mi tan ansiada beca, pero en estos momentos no siento que esté dándola toda. Sé que es normal sentirme triste pero no puedo seguir lamentándome por algo que ya se rompió y que no está en mis manos arreglar. Quiero intentar sentirme bien y eso justo eso lo que pienso hacer.

Voy hacia mi closet a buscar algo cómodo y abrigado mientras pienso en todos los posibles planes para hoy.

Al final me decido por unos pantalones negros, ajustados, una enguantada blanca tipo cuello de tortuga y un abrigo color crema.

Mientras me los pongo siento mi teléfono vibrar varias veces encima de la mesita de noche pero lo ignoro. Me concentro en sacar la correa de Rocky y asegurarme de que esté bien puesta, no se vaya a romper, esta vez no va haber nadie que lo rescate. Saco ese recuerdo rápidamente de mi cabeza y vuelvo a centrarme.

Él sacude su cola con avidez en señal de aprobación, le encanta que yo lo saque. Prometo hacerlo más a menudo.

Mientras estoy en el parque esperando a que Rocky termine de jugar con los perritos que se han reunido allí con él me doy una última oportunidad a pensar con más claridad lo que pasó ayer cuando lo llamé.

El viento frío me abofetea el rostro y mueve mis mechones de pelo sueltos a su antojo.

El cielo ha comenzado a ponerse gris y me apresuro en cargar a Rocky para salir antes de que comience el agua.

Pero como definitivamente la suerte no es lo mío y si no me pasan cosas malas durante el día no soy yo, comienza a llover y tengo que echar a correr.

Rocky está tan pequeño que abro mi abrigo y lo metro dentro para que no se moje.

Para cuando logro fijar mi vista enfrente choco con un tipo de capucha negra que apenas se le ve el rostro.

Rocky me toma por sorpresa cuando le saca los dientes al hombre y lo muerde en la muñeca izquierda.