Capítulo: 34✔️

139 17 5
                                    

Nos levantamos de golpe e instintivamente me coloco detrás de Jonathan

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nos levantamos de golpe e instintivamente me coloco detrás de Jonathan.

—Recoge tus cosas porque nos vamos de aquí ahora mismo —me exige mi padre, con la vena de el cuello más que marcada y rojo en rabia.

Desesperada miro a mi madre, buscando en su rostro algún indicio de compasión. De los dos, es la más pacífica, pero también puedo ver la furia y la decepción en sus ojos.

¿Por qué nadie quiere verme feliz?

«Escapar de casa tampoco fue una gran idea».

—Ella no se irá si no quiere, Señor. No sé si sabe, pero su hija ya es mayor de edad según las leyes de este país —le dice Jonathan a mi padre. Este último ríe secamente, como si Jonathan estuviera mintiendo o lo que estuviera diciendo no tuviera ningún tipo de validez para él.

—Primero, ponte una camisa, y después vienes y me dices eso, malandrín —lo señala con el dedo, como acusándolo—.¿Qué vas a saber tú sobre el significado de ser mayor de edad si nunca has trabajado como mi Emma? Mi hija se merece a alguien que esté a su mismo nivel —mi padre se acerca, y yo tomo el brazo de Jonathan con fuerza, como si eso fuera a evitar que ellos me lleven consigo si así lo desean.

—Emma, vámonos —se acerca más al notar mi resistencia—. ¿No te das cuenta que solo te quiere ahora porque eres inocente, hija? En cuanto se aproveche de eso te va a dejar.

Jonathan ríe, y cierro los ojos con miedo, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Si dice que ya hemos intimado, mi padre va a enloquecer, él va a matarlo. El temor se apodera de mí, nublando mis pensamientos y haciendo que sea incapaz de expresar una sola palabra.

Por unos segundos, la habitación se torna en un silencio incómodo, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. El tenso intercambio de miradas entre mi padre y Jonathan parece llenar el espacio con una energía pesada y opresiva.

—Ya lo consiguió, ¿verdad? —mi padre se acerca aún más, a solo unos pasos de nosotros, hasta llegar a la cama y sentarse ahí para después agarrar su brazo. Su rostro palidece repentinamente, y su respiración comienza a ser regular.

—Papá... —me acerco a él, con miedo de lo que le pueda pasar.

—Emilio... —mi madre también viene hacia él, con evidente preocupación, que casi me hace caer al suelo—. ¿Estás bien?

—Solo voy a estar bien cuando mi hija se aleje de este muchacho —dice mi padre entre dientes, su voz entrecortada por el esfuerzo. Aprieta su brazo derecho con más fuerza, y una mueca de dolor tenaza su rostro. Los músculos de su mandíbula se tensan, y un sudor frío perlado se forma en su frente.

Mi madre me mira, desesperada, decepcionada: —¡Haz algo, niña! —grita, exaltada—. ¿Quieres que tu padre muera de un disgusto? —ante estas palabras, niego casi de inmediato, sintiendo una lágrima mojar mi mejilla. El frío rastro salado recorre mi piel, mientras el peso abrumador de la preocupación se apodera de mi pecho.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Where stories live. Discover now