Capítulo: 10

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—¿Ya me vas a decir a dónde vamos?— me pego más a su cuerpo y le hablo al oído para que pueda escucharme.

<<Me ha dicho que vamos a su lugar favorito, siento la necesidad de saber más cosas de él. Necesito saber su color favorito, que le gusta, que no le gusta, su cumpleaños>>.

Se detiene en un semáforo rojo, ladea un poco la cabeza en mi dirección.
—Si vuelves a abrir esa boquita para preguntar a donde vamos te la voy a cerrar— dice y miro su rostro por el espejo retrovisor.
—¿Y cómo me la vas a cerrar?— pregunto curiosa y sonríe.
—Con un beso— dice con esa sonrisa pícara y me pongo más roja que el mismísimo semáforo.
—Ah— es lo único que logro decir y veo hacia otro lado para que no se dé cuenta como me he puesto.

El semáforo se coloca en verde nuevamente y nos volvemos a adentrar en la carretera.
Unos minutos después llegamos a lo que me parece es una pista de carreras.
—Hemos llegado— dice, se quita el casco y me dispongo a bajarme.

<<Esto es increíble, la pista es enorme, con una gran línea de partida que se parece a un tablero de juegos de ajedrez>>.
<<Esto es tan Jonathan.. no me sorprende que sea su lugar favorito>>.

—¿Estamos aquí solos?— le pregunto con la vista fija en las gradas.
—Sí, cuando tu perro se me ha metido en medio venía hacia aquí, a practicar, tengo una carrera dentro de dos días— dice bajándose de la moto.
—¿Quieres practicar conmigo o te quedas de espectadora?— me dice acercándose a mí.

Traigo el corazón a mil.
<<¿Qué? Ni de coña me subo en esa cosa, a esa velocidad>>.
—No— digo rápido.
—Vamos, anímate, te va a gustar— dice tomando su casco y se lo vuelve a poner.
Me alcanza el otro a modo de invitación.
Lo tomo, no voy a negar que me gusta la sensación del aire fresco en mi cara y la libertad que me da.
Me monto detrás de él y le rodeo la cintura con mis manos.

—Sabía que ibas a querer. Acércate mas a mí, esta vez si te vas a tener que agarrar más duro— dice y toma mis manos para que le abrace la cintura y me acerque más a él.
Sin previo aviso sale a la velocidad de la luna y me agarro más fuerte a él si es que eso es posible.
La brisa es tan fuerte que el pelo me abofetea la cara.

Me siento eufórica, sino tuviera tanto miedo de caerme me levantaría en mi asiento y elevaría las manos en señal de libertad.
Sigo disfrutando del momento con los ojos bien abiertos, no quiero perderme ni un detalle.
Unos minutos después, hemos llegado a la otra punta de la pista y volvemos al inicio.

Fue todo tan rápido, estoy emocionada, sin duda esto ha sido la experiencia más loca que he tenido en mi vida. Un subidón de adrenalina se apodera de mí.

Jonathan se quita el casco y se baja, luego me ayuda a bajarme a mí.
—¿Te ha gustado?— me pregunta con una sonrisa.
—Me ha encantado— grito, me abalanzo sobre él y lo abrazo.

Rápidamente lo suelto y no puedo evitarlo, es como un imán, me abalanzo sobre él nuevamente y lo beso, sus manos agarran mi cintura y las mías le toman el pelo y tiran de él, es un beso lleno de necesidad, pasión, ya extrañaba la sensación de su lengua caliente encontrando la mía.
Sus manos viajan de mi cintura hasta mi trasero y lo aprieta.

Me muerde el labio inferior, rompe el beso y sus labios trazan un sendero de besos mojados desde mi mandíbula hasta mi cuello, echo mi cabeza a un lado para que tenga acceso a él.
Gimo al sentir sus dientes en mi clavícula.

Me tiemblan las piernas y un dolor placenteramente doloroso empieza a concentrarse entre ellas.

Toma mis piernas en sus manos y las enrosco en su cintura.
Me tumba en el césped sin dejar de acariciar mis muslos.

—Jonathan— gimo y tiro de su pelo para que me mire a los ojos.
—Soy virgen— digo jadeando.
Parece sorprendido ante mi confesión, más bien, emocionado, sus ojos están más oscuros por el deseo y brillantes.

—¿Quieres que pare?— me pregunta jadeando igual que yo.
—No— digo rápido y mis manos abandonan su pelo y viajan desde sus hombros hasta su abdomen.
—¿Traes un condón?— le pregunto nerviosa jugueteando con el dobladillo de su camisa.
—No, pero para lo que te voy a hacer no lo vamos a necesitar, digo, si es que quieres que te lo haga— dice entre besos en mi cuello.
—Si quiero— digo jadeando.
<<Obvio que quiero, lo deseo, deseo a este chico desde el día que lo conocí, que nunca haya tenido los cojones de admitirlo es diferente>>.

Baja una de sus manos a la parte interna de mis muslos hasta mis braguitas de encaje.
Gimo su nombre al sentir sus dedos tocando por encima de estas.
—Estás empapada— dice con una sonrisa lasciva mientras sigue torturándome con sus dedos ahí abajo.
Levanto mis caderas del piso y las muevo contra su mano.
Echo la cabeza hacia atrás y gimo al sentir que ha apartado mis bragas y rosa levemente mi parte íntima.

Introduce uno de sus dedos dentro de mí y no puedo evitar soltar un gritito de dolor, como si algo dentro de mí se hubiera roto.
—¿Quieres que continúe?— susurra contra mi cuello.
—Sí—  gimo.
El dolor es soportable y no debe de ser nada comparado con tener relaciones de verdad.

Su dedo sigue entrando y saliendo de mí y pronto el dolor ha desaparecido, ya solo siento un poco de ardor, placer y muevo mis caderas contra su mano.

Aumenta el ritmo de su dedo.
Mis piernas se tensan alrededor de su cintura y algo se acumula en mi vientre.
Estallo en mil pedazos y mi vista se nubla durante unos segundos.
Me recupero luego de unos segundos aún jadeante, mi pecho sube y baja y me doy cuenta de que mis uñas están clavadas en la piel desnuda de su abdomen.

—¿Qué ha sido eso?— pregunto aún agitada.
Se tumba a mi lado.
—¿El qué?— pregunta volteándose hacia mí y mirándome a los ojos.
—Lo que he sentido— digo avergonzada.
—Ah, eso, te he hecho feliz —dice y se mete en la boca el dedo con el que ha estado haciendo magia ahí abajo.

Dios mío.

No se porque eso me pone tanto, chupa su dedo mojado de mí y es la imagen más sexy que he visto en mis 19 años de vida.

—¿Te duele?— me pregunta sacándose el dedo de la boca y acercándose a mí.
Me remuevo en mi lugar, y sí, me duele un poco.
—Un poco— digo y me pongo las manos en la cara avergonzada.
—Ha estado increíble, para ser tu primera vez, te movías muy bien— dice con una sonrisa lasciva, no puedo evitar sonreír y le doy un codazo.

<<¿Tendré que devolvérselo?, ¿cómo? Mi experiencia en esto es nula>>.
—¿Qué pasa?— interrumpe mis pensamientos.
—Es que..— hago una pausa, me giro hacia él ignorando la leve punzada de dolor que siento —no sé cómo devolverte lo que me has hecho.

—¿Quieres que te enseñe a devolvérmelo?— me dice con picardía.
<<Lo estoy deseando>>.
Me muerdo el labio en respuesta.
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Nota de la autora📖:
Holaaa, ¿todo bien?, espero que sí❤️.

Espero que el capítulo haya sido de su agrado☺️.
Si fue así me ayudarías mucho dejando ⭐️ y si gustas comentar tus partes favoritas sería de gran ayuda e inspiración para mí.

También recuerden que los estaré leyendo y dándole ❤️ a sus comentarios. Los amo muaaa💋⭐️❤️un beso enorme.

❤️Recuerden que hay actualizaciones todos los fines de semanas❤️.

Si encuentran algún error o falta de ortografía a lo largo de el capítulo, favor de hacérmelo saber lo mismo al privado o en este hilo de comentarios📖.

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Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora