Capítulo: 49✔️

75 11 7
                                    

Ay, Diosito, ¿cómo se respira?

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Ay, Diosito, ¿cómo se respira?

¿Es idea mía o desde que me dijo que si pensaba que nos íbamos a besar... otra vez, está más cerca?

Siento que estoy a punto de tener no el tercer, sino el sexto ataque cardiaco. Mi pecho sube y baja y no puedo evitarlo, estoy como si hubiera corrido una maratón sin ningún tipo de descanso. Estamos solos. Cerca. Muy cerca. Aquí hace demasiado calor y yo lo extraño mucho. Todo esto es culpa mía. No debí haber venido aquí.

—Y-ya ha dejado de sangrar —observo su nariz en un intento de romper o al menos aligerar la tensión, pero en el instante en que pronuncio esas palabras con esa flacidez en la voz, me arrepiento.

—Tú estás aquí —dice él en igual tono, llevando su mano a mi rostro para apartar algunos mechones de mi pelo que no había notado que estaban ahí.

—¿Y eso qué tiene que ver? —cierro los ojos, sumida en las corrientes que me produce su leve tacto, que se prolonga hasta sentirse en mi oreja, erizando mi piel con una sensación eléctrica que recorre todo mi cuerpo. Evito mirar sus ojos por miedo a perderme en ellos, a dejarme arrastrar por su mirada intensa y profunda que parece penetrar en lo más profundo de mi ser.

Suspira, su aliento mentolado me inunda y aprieto la toalla mojada en mis manos, al mismo tiempo que atrapo mi labio inferior entre mis dientes, saboreando el agridulce recuerdo del labial que me puso Nat antes, temiendo la respuesta que mi pregunta pueda traer. Entonces habla: —¿Realmente quieres que el aire circule entre nosotros? —la forma y el tono de su voz al preguntarlo me hace maldecir el momento en que dije eso—. ¿No crees que ya hay suficiente distancia?

Totalmente de acuerdo con eso último.

Siento su dedo en mi labio inferior, arrebatándomelo, tironeándolo hacia abajo. Mis ojos, por inercia, lo buscan, lo encuentran y quedan atrapados en los suyos como si fueran un maldito imán.

—Por favor, no te hagas eso —me ruega con ese tono de voz suyo que me hacía suspirar bajo el peso de su cuerpo.

—¿Hacerme qué? —miro directamente allí, donde los suyos se contraen y parecen cada vez más apetecibles.

—Lo que yo estoy muriendo por hacerte desde ese momento que fuimos interrumpidos...

Ufff. Es mi turno de suspirar, o más bien jadeo, no sé. Sintiendo su tacto detrás de mi oreja como una quemadura, mis labios se secan ansiando su contacto. En estas circunstancias, la toalla que tengo tan empapada y clavada entre los dedos parece volverse caliente, al igual que todo a mi alrededor. Siento que mi resistencia se agota, la añoranza me está consumiendo y no sé si podré soportar una palabra más o un solo movimiento suyo. Cada fibra de mi ser clama por su cercanía, por un roce de sus labios en cualquier parte de mi cuerpo, pero al mismo tiempo sabe que no habrá vuelta atrás. No hay vuelta atrás cuando de sus labios se trata.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt