Capítulo: 30✔️

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—Me parece bien —limpio una ligera capa de sudor que se estaba acumulando en mi frente—

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—Me parece bien —limpio una ligera capa de sudor que se estaba acumulando en mi frente—. De hecho, me encanta —confieso, aún sintiendo mi respiración agitada.

Él mira hacia abajo, donde se puede llegar a ver mi vestido casi subido por completo y me doy cuenta de que no está ayudando para nada que siga encima de él.

—Te has cortado el pelo —extiende la mano para tocarlo.

—Sí, ¿te gusta? —disfruto de sus caricias. A la vez que me salgo de encima de él y me tumbo a su lado, sin dejar de abrazarlo.

Ya extrañaba esto, todo lo que hacía con él, más que nada lo que me hacía sentir.

—Me gustas tú.

Tres simples palabras que te hacen revolotear mariposas en el estómago, cuando salen de los labios de la persona a la que quieres con todo tu ser.

—Tú me gustas más y adoro estos momentos solos —apoyo mi cabeza en su pecho.

Entonces las llaves que abren la puerta se dejan escuchar de el otro lado, para dejar ver el rostro de satisfacción de la Señora Victoria.

—¿Lo ven? Tres gritos y después hablar lo soluciona todo —atestigua ella, haciéndome sonrojar.

—No vuelvas a hacerlo —le dice Jonathan, fingiendo seriedad.

—¿Me hacías caso tú a mí cuando te decía que no corrieras en bóxers por el jardín cuando eras pequeño? Entonces yo a ti menos.

Intento imaginar a un niño en bóxers, corriendo por todo el jardín, con una sonrisa pícara y siendo perseguido por su abuela.

Se me sale la risa y él me tapa los oídos avergonzado.

—¡Para de desprestigiarme enfrente de mi novia! —lo oigo decir.

—Si quisiera desprestigiarte delante de Emma, le diría que estuviste haciéndote de el uno encima de la cama hasta los...

—¡YA, me rindo! Admito que sí funcionó lo de encerrarnos —su rostro se pone color rojo tomate. Pocas veces lo he visto así, sacando ese lado suyo donde se avergüenza de sus ocurrencias y fetiches de niño.

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—Es preciosa tu guitarra —toco con cuidado algunas de sus cuerdas.

—Me la prestó Lina, hasta que pueda aprender y me compre una que sea totalmente mía.

—Lina... —musito.

—Oh, ella es parte de la banda a la que me integré. De hecho, estaba ayer en lo de el juego de la botella...

Juego que terminó muy mal.

—Sé quien es —aclaro. De pronto me siento recelosa al recordar que ella lo besó.

«Y él la rechazó».

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Where stories live. Discover now