Capítulo: 44✔️

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Mis pensamientos se nublaron y un peso opresivo se posó en mi pecho al escuchar las últimas palabras del doctor

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Mis pensamientos se nublaron y un peso opresivo se posó en mi pecho al escuchar las últimas palabras del doctor. Era como si una sombra oscura se hubiera posado sobre mi corazón, dificultando mis pensamientos, haciendo de cada inhalación un esfuerzo.

La abuela me abrazó con más fuerza, como si pudiera sentir tanto mi angustia como la suya, mientras sostenía una mirada firme con el doctor.

—¿Qué podríamos hacer si nadie aquí tiene ese tipo de sangre? —preguntó, aunque estoy segura de que conoce la respuesta tan bien como yo, aunque ambas nos neguemos a aceptarlo. Me niego a siquiera considerarlo; ya perdí a mi abuelo hace solo dos semanas. No puedo permitirme perder también a Jonathan. Me niego a que lo nuestro se quede en la tormenta.

—Existe la opción de la lista de espera —continuó el doctor—, pero como les he mencionado anteriormente, la transfusión es urgente y ese proceso podría prolongarse durante días, meses, o incluso años. Comprendo que es una situación difícil, pero si no logran obtener esa transfusión de sangre, ya sea de un donante externo a la familia, las opciones se reducen considerablemente. Cuando el cuerpo requiere una transfusión sanguínea, significa que la sangre ya no está llegando adecuadamente al cerebro, lo cual podría acarrear...

—¡No, por favor, no siga! —le supliqué al doctor cuando sentí que el peso de sus palabras me pudo, antes de que fuera a decir algo que me agrietara por dentro. Las imágenes que llegaban a mi mente eran demasiado vívidas y desgarradoras—. ¿Existe alguna otra alternativa? —quería aferrarme a la posibilidad. Las lágrimas volvían a acumularse en mis ojos.

—Lamentablemente, no contamos con otras opciones. Solo disponemos de dos alternativas: la sangre de tipo universal, O negativo, o la inclusión en la lista de espera. También podríamos considerar la posibilidad de recurrir al banco de sangre, pero dada la urgencia del caso, lamentablemente no contamos con uno en las cercanías —expresó el médico con seriedad y preocupación.

Y aunque parezca tonto, en ese momento caí en cuenta de que nunca supe cuál era mi tipo de sangre. Mis padres nunca me lo dijeron, y nunca sentí la necesidad de preguntarlo. En realidad, nunca pensé en la importancia que esta información podría tener en mi vida cotidiana, hasta ese preciso instante.

Un pequeño rayo de esperanza se metió de cuajo en mi corazón porque si probaba y resultaba ser cualquiera de esos dos tipo de sangre, podría ayudarlo, podría salvarlo. La idea de que algo tan fundamental y personal como mi tipo sanguíneo pudiera ser la clave para ayudar a Jonathan me llenó de determinación.

Es increíble como el simple acto de conocer mi tipo de sangre pasó de ser innecesario a tomar un significado completamente distinto; se convirtió en una oportunidad para hacer algo verdaderamente significativo y potencialmente vital para la persona que amo.

Y aunque sabía que también existía la posibilidad de que no fuera el tipo de sangre requerido, estaba dispuesta a enfrentar esa verdad. Si el resultado no era el que esperaba, también me sentiría destrozada, pero al menos sabría que lo intenté con todo mi ser.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Onde histórias criam vida. Descubra agora