Capítulo: 21

156 29 31
                                    

Mis ojos se ven encandilados por una luz insoportable que me obliga a volver a cerrarlos. Me duele hasta el pelo, la cabeza ni se diga.

—¿Dónde estoy?— pregunto aturdida, mientras me llevo la mano a la cabeza para toparme con un vendaje en la parte de atrás.
—Estás en el hospital. Un poco más a la derecha y no haces el cuento— abro mis ojos para toparme con un señor de bata blanca, de habla hispana.

—¿Qué me pasó?— chillo al intentar mover la cabeza.
—Tuviste una leve contusión cerebral, ¿recuerdas lo que pasó antes?
<<Desafortunadamente sí. Cuánto daría por no recordarlo>>.
Asiento.

—Afuera hay un joven. Fue el que la trajo, ¿lo hago pasar?
—Sí.
<<Quisiera saber quien me salvó>>.

Cuando el médico se ha ido, intento moverme de nuevo en busca de mi teléfono por la mesita. Luego recuerdo que se rompió cuando tuve el accidente y lo único que he conseguido moviéndome es que me duela más el cuerpo.
<<Genial>>.

—Emma, ¿cómo estás?— pregunta Carlos, viniendo hacia mí con notable preocupación, un pequeño ramo de flores entre sus manos, acompañado de un adorable peluche.
—Estoy bien, no te preocupes— aseguro e intento darle una sonrisa en agradecimiento por su detalle.

—Una flor para otra flor— dice con cariño.
<<Siempre me dice ese tipo de cosas y yo.. no se como responderle, la verdad, es mi amigo y todo pero me hace sentir un poco incómoda y más teniendo en cuenta lo que pasó entre nosotros, seguimos siendo amigos pero creo que de cierto modo lo echamos a perder>>.

—¿Has visto a algún muchacho allá afuera?— lo esquivo cambiándole de tema.
—No, aquí solo estoy yo. No quise avisarle a tus padres hasta que no te despertaras, para preguntar si querías hacerlo.
—Tú..
—Sí, yo te salvé— termina la frase por mí.
<<¿Qué?>>.

—Pero, ¿cómo llegaste ahí?, yo no te vi en la fiesta— la confusión se hace presente en mi voz.
—Llegué más tarde, te vi caminando nerviosa hacia allí y decidí seguirte— dice un poco nervioso.

—¿Y Jonathan?— una vez las palabras salen de mi boca y veo la expresión en su rostro, me arrepiento.
—No ha venido.
—¿Le avisaste?— juro que las palabras salen solas, no puedo evitarlo.
—Claro que sí, desde ayer.
<<Auch>>.

Es como si me hubiera lanzado una daga al corazón, que diga que no le importo en absoluto y ya.

De un momento a otro, inevitablemente, mis ojos se cristalizan ante el pensamiento.
—¡Hey, tranquila!, yo estoy aquí para ti— me abraza nada delicado, haciéndome soltar un quejido de dolor.
—Lo siento— musita, a la vez que me suelta.

—¿Puedes prestarme tu teléfono?, el mío se rompió— explico pasándome la mano por la cara, aún un poco aturdida.
—¿Vas a llamar a tus padres?—  pregunta sacando este de su bolsillo.
—Sí.

Mis padres llegan como a los 30 minutos. Se veían preocupados ante mi estado, aunque a decir verdad, ya me sentía mucho mejor. Los dolores de cabeza se podían controlar con una pastilla, sin embargo, todavía seguía triste.

¿Quién en su sano juicio no se va a sentir triste si su novio no la viene a ver al hospital después de un accidente?

Los médicos me dijeron que pasaría el día de hoy en observación y si todo iba normal me daban de alta mañana. Me recetaron algunas pastillas para el dolor de cabeza y tenía que continuar con los reposos al menos por una semana.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Where stories live. Discover now