Capítulo: 5 ✓

327 103 56
                                    

30 minutos después, estamos en casa de Nat

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

30 minutos después, estamos en casa de Nat. Decidimos preparar unas deliciosas palomitas de maíz y un reconfortante té de manzanilla. Una vez listo eso, nos dirigimos al acogedor sofá frente a la televisión. El ambiente está impregnado de calidez y complicidad mientras nos acomodamos para comenzar a contarle lo sucedido.

—¿Y bien? —su mirada inquisitiva se clava en la mía, como si pudiera leerme como un libro abierto, pero sé que es solo su forma de expresar su curiosidad—. ¿Qué pasó en el baño para que volvieras así súper enamorada de Carlos?

Tengo la necesidad de desahogarme con alguien, siento que todo ha pasado tan rápido. Necesito que Nat me ayude a entender lo que me está sucediendo desde que conocí a ese chico, Jonathan. Desde el primer día, su presencia ha desencadenado un torbellino de emociones que no logro comprender por completo.

Le cuento todo lo que pasó, detalle por detalle: desde que me llamó "Rubia Peligrosa", me dijo que no era su tipo, me llamó insoportable y después se acercó peligrosamente a mí para irse con otra chica.

—Entonces, ¿besaste a Carlos porque sentiste celos de la novia que fue a buscarlo al baño? —me pregunta emocionada mientras come palomitas, como si estuviera viendo una película.

—No —digo sorprendida por su pregunta.

¿Yo celosa?

No... ¿verdad? Y menos de un extraño.

Me despierto a las 11:45 de la mañana, los días no laborables descanso al máximo

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Me despierto a las 11:45 de la mañana, los días no laborables descanso al máximo. Muevo mis piernas fuera de la cama y me levanto para ir hacia la cocina. Antes me di un tropezón con la pata de la cama, que no se note mi torpeza a todas horas, dentro o fuera de casa.

«Típico de ti».

Nat está allí, esperándome con una taza de chocolate caliente humeante en sus manos, el aroma del cacao y la canela llena la habitación. Sobre la mesa de madera, otra taza aguarda pacientemente mi llegada. Tomo la taza con ambas manos y siento como el calor reconfortante se filtra a través de mis dedos. Me siento a su lado, agradecida por este gesto que hace la diferencia.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt