28.

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Felix se subió al ascensor y apretó varias veces el botón, estaba mordiéndose con fuerza el labio inferior, tan fuerte que podía sentir la piel empezando a desgarrarse.

Le había dicho una parte de su verdad a Hyunjin, le había contado algo sumamente íntimo y peligroso para ambos, estaba comportándose de manera completamente imprudente, no era un niño, ni siquiera un adolescente, se suponía que estaba en su camino a convertirse en un hombre, se creía incluso mejor que otros hombres, pero acababa de arruinar todo y lo peor es que no le importaba en lo más mínimo la misión o cómo podía afectar, sino que lo aturdía el hecho de que Hyunjin lo despreciará.

Jieun lo notó de inmediato a pesar de la bufanda y los anteojos—Yongbok... ¿Estás bien?—preguntó asustada.

Felix sintió un nudo en su garganta y negó con la cabeza—n-no quiero hablar ahora—murmuró torpemente, metiéndose al baúl.

—... está bien, volvamos rápido a casa, vayamos por la van y las chicas, y hablemos en el departamento—ella dijo con el corazón roto, cerrando el baúl y arrancando el auto con rapidez.

Ser pequeño y menudo tenía sus ventajas, pensó Felix mientras se acurrucaba en el baúl, abrazó sus propias piernas y se mantuvo apretando con fuerza sus labios, intentando aguantar tanto como podía.

Pero no pudo aguantar mucho más, se había vuelto una persona débil y demasiado emocional, antes no lloraba, realmente no lo hacía, sin embargo, ahora todo el remolino de emociones lo hacía llorar ante cualquier cosa.

Sus lágrimas empezaron a derramarse y no pudo contenerlas ni detenerlas, estaba tan asustado y destrozado por todo lo que no conocía que empezó a quedarse sin oxígeno, Jieun abrió el baúl en el momento correcto y junto con Sooyoung lo sacaron de allí, ambas asustadas de verle así.

—Yongbok... ¿Qué ocurre?—preguntó Sooyoung, arrastrándole hacia la van para que nadie en el estacionamiento pudiera verle llorar.

Seulgi que ya estaba en la van, les miró sorprendida—¿Qué pasó?—ella preguntó alarmada mientras  Sooyoung le ayudaba a tomar asiento y le colocaba el cinturón—Yongbok... ¿Qué sucedió?—volvió a preguntar la líder, acercándose para acariciarle el cabello y animarle.

Felix mordió con más fuerza su labio inferior y apretó con fuerza la tela de su pantalón—Hyun-hyunjin y yo —sollozó con el corazón roto—ya no le agrado más—susurró entre lágrimas—lo arruiné todo y ya no le gustaré más—avergonzado y sin saber cómo gestionar sus emociones, el chico de pequitas se cubrió el rostro con ambas manos.

¿Por qué tenía que experimentar todo esto en el momento menos indicado?

Su mente otra vez estaba inundándose de pensamientos e ideas que no dejaban de invadirlo, arrastrarlo y revocarlo sobre el suelo, no le permitían respirar, lo sofocaban hasta el cansancio, lo hacían sentirse tan impotente, furioso y aterrado.

Odiaba vivir así.

—bebé un poco de agua—Sooyoung le pidió, sosteniendo la botella.

Seulgi estaba llorando a su lado mientras continuaba acariciándole el cabello y Jieun estaba allí, mirándole con preocupación, quizás sintiéndose culpable de haberle llevado hasta donde Hyunjin.

—tal vez sea mejor que descanses, Pirichan—la manager dijo cuando empezó a conducir—está bien si no quieres hablar de Hyunjin, pero si te hizo algo, necesito que confíes en mí, no dejaré que nadie te haga daño—.

Felix se limpió las lágrimas y se esforzó por dejar de llorar—estaré bien, Jieun—susurró en un tono bajito—solo... necesito descansar unos días.

Idol yongbok hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora