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Felix se acomodó en su cama, no se molestó en arreglar su cabello o siquiera lavar su rostro, simplemente se apoyó contra el respaldo y esperó a oír a las chicas despedirse, pero Jieun apareció antes de que se fueran y le miró con preocupación—cierra con seguro, Pirichan.—le pidió. 

Arrastró sus pies por la delicada madera, siguiendo a la manager, sin embargo, ella no se fue sin antes darse la vuelta y mirarle una vez más, Felix tragó saliva y se lamió los labios con nerviosismo—estaré bien, no dejaré que ningún tipo raro entre y si hay alguien acechando, simplemente te llamaré. 

—no es eso lo que me preocupa ahora—susurró Jieun, acariciándole el cabello y luego la mejilla—creo que estás cargando con muchas emociones y estás muy expuesta, Yongbok, por favor, si los sentimientos van demasiado lejos—ella dijo, mirándole a los ojos—si es tan abrumador que no te permite respirar y te llena los ojos de lagrimas, por favor, pídeme ayuda, Yongbok.

Los ojitos marrones de Felix se cristalizaron, no pudo evitar bajar la mirada, intentando ser fuerte otra vez, pero fallando fácilmente cuando unos cálidos brazos le rodearon y le calmaron. 

—nunca te abandonaré—su manager dijo—estoy a cargo de ti y no solo como mi trabajo, eres importante para mi. 

—estaré bien—sollozó, no pudiendo creer que podía sentir que su mundo se rompía y destrozaba por pequeñeces que antes nunca habría imaginado—pero crecer es tan difícil, mi padre nunca me dijo que seria así—admitió. 

Jieun soltó una risita inocente, volviéndole a mirarle—creo que hay muchas advertencias que los padres olvidan dar, pero hay adultos mayores alrededor y algunos de nosotros te ayudaremos cuando los tiempos se pongan difíciles, solo tienes que confiar y apoyarte en mi cuando el peso sea demasiado ¿sí?—ella volvió a acariciarle la mejilla, limpiándole las lagrimas—tengo que llevar a las chicas a cumplir sus agendas, pero llámame si necesitas hacerlo. 

El rubiecito asintió y la vio irse, cerró la puerta con seguro y se frotó el rostro, las persianas estaban bajas y todo en general estaba en orden, así que regresó a su cuarto compartido y se acomodó nuevamente en la cama, tomó su celular y finalmente le hizo una videollamada a Hyunjin. 

Habían acordado hablar cuando las chicas se fueran, Chan tampoco estaba en el departamento, así que Hyunjin estaba solo por lo que era el momento más seguro para intentar sostener con delicadeza y cuidado el frágil vinculo que tenían y que ambos sentían que podía romperse con facilidad, aunque quizás no fuera así. 

El idol de cabellos cortos y oscuros no demoró en tomar la llamada, él también estaba despeinado y se notaba cansado, Felix sonrió sin muchos ánimos y Hyunjin se mantuvo mirándole, haciéndole sentir incomodo. 

—¿qué?—preguntó preocupado, sus pensamientos intrusivos que no tenían descanso y que no le permitían pensar con claridad estaban alborotando su mente, cosas como "él ahora puede verlo, puede ver que no eres hermosa como una mujer". 

Hyunjin se mordió el labio inferior y bajó la mirada, empezando a llorar—lo siento—dijo con torpeza, limpiándose las lagrimas—creí que no lo harías... que no llamarías. 

—dije que lo haría—susurró con un nudo en la garganta. 

—pero podrías haber cambiado de opinión—Hyunjin dijo, intentando calmarse—te-tengo muchas cosas que decir, pero... quiero que hables primero, quiero...—él continuó llorando y Felix dejó salir el aire que estaba conteniendo. 

—¿por qué lloras? no soy tan malo...—bajito y temeroso, se refirió a sí mismo con genero masculino. —y ni siquiera sé qué decir, solo es lo que es—se limitó a decir, mirando alrededor de manera pensativa—nunca pensé que llegaría tan lejos, soy Yongbok y soy un varón—murmuró incómodo—me travisto y es mi secreto, nada de esto podría funcionar si no lo hiciera. 

Idol yongbok hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora