36.

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Su madre le hizo masajes, sentía los hombros muy pesados así que ella se aseguró de descontracturarlo mientras conversaban, no hablaron mucho sobre su vida como idol ni de la misión.

Krystal le preguntó cosas de cuando era un niño, ella se hizo a un lado de su rol de madre y le preguntó como una amiga, ni siquiera como una terapeuta.

Fue agradable.

—entonces no podías hacer amigos porque estabas muy concentrado en obtener buenos promedios—murmuró pensativa—pero nunca te exigimos buenos promedios.

Felix tarareó—pero quería impresionarlos, quería que vieras que era bueno, inteligente y que podía trabajar con ustedes en el futuro.

Su madre se quedó en silencio por unos minutos hasta que volvió a hablar—vaya, sabía que estabas decidido a formar parte del ejército, pero nunca pensé que fuera algo que germinó en ti desde tan pequeño ¿desde qué momento?

El rubiecito se tomó su tiempo para escarbar en sus recuerdos, acabó pensando en los largos periodos en que su padre se iba—cuando papá tenía misiones y ni siquiera podía llamar, le echaba de menos.

Krystal terminó con los masajes y lo abrazó con cariño—se iba por mucho tiempo—susurró con tristeza—lo extrañaba también.

—sí, pero nunca lo decías—Felix tragó saliva y se dió la vuelta lentamente, mirando a su madre a los ojos—me daba miedo de que no volviera, a ti también ¿cierto?

Su madre sonrió triste y asintió—sí, me preocupaba que no volviera, pero más me preocupaba que pudieras sentir que mi ansiedad y nerviosismo por su regreso fuera precisamente no porque no pudiera volver, sino porque le hicieron daño y no pudo salvarse.—Krystal miró hacía el atardecer, ya pronto acabaría la sesión—era diferente cuando solo era yo, solo era él o solo éramos ambos, podíamos manejar el trauma que implicaba saber que si ibas de misión entonces podía ser tu última despedida, pero cuando naciste—su madre bajó la mirada y le tomó de las manos—descubrimos la facilidad con la que se podía romper nuestra familia, recibimos muchas sanciones por escoger trabajos más sencillos, pero teníamos un hijo y queríamos llegar a casa cada día o en lo posible un par de veces al año.

Felix se acurrucó entre los brazos de su madre, sintiendo sus suaves caricias—debiste decirme tus miedos, mamá y ahora no estaría aquí.

—¿Habría funcionado así?—ella preguntó.

Vería a su madre cada quince días, aquello le entregó algo de calidez genuina a su vida, deseaba poder ver a su padre también, pero no quería ser demasiado ambicioso.

Filmó el videoclip para la canción navideña que escribió para Hyunjin, estaba ansioso porque su novio pudiera verlo y escucharlo, por otro lado, los ensayos se estaban volviendo agotadores, no porque le faltará resistencia sino porque el coreógrafo siempre se las tomaba con Yongbok.

—no todo es ser bonita, Yongbok, tienes que moverte bien—él señaló, mirándole con desprecio.

—pero no ha cometido ningún error, estuve prestándole atención también—intervino Seulgi, claramente leyendo la injusticia del ambiente.

—¿Quién dirige? ¿Tú o yo?—el hombre miró a la Idol y luego regresó su vista a Yongbok—eres bastante buena para andar coqueteando, pero tienes que mover más estás piernas—el entrenador le pellizco el muslo y Felix se tocó rápidamente allí, después de todo estaba en pantalones cortos.

—por dios ¿Qué le sucede ahora? ¿Estás bien, Piri?—Sooyoung se acercó cuando el entrenador se fue primero—te dejó marcado—susurró viendo su pierna.

Idol yongbok hyunlix Where stories live. Discover now