Capítulo 9. Los cuatro hermanos: Taxi

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POV Brigette

Había vuelto a Baker muy temprano estaba buscando en internet un laboratorio un poco más avanzado, los análisis del vaso de café debían ser exactos. Negué con la cabeza, no podía creer que no encontrara ningún lugar con la suficiente capacidad.

Suspire. Mi vida se había transformado en un caos, especialmente por el extraño vecino que tenía. Solo llevaba dos días con él y lo detestaba para casi una vida. Pero ¿Por qué diablos él era tan extraño? Yo no le había hecho nada para que me odiara, y Sherlock no tenía la menor idea de cómo era yo realmente o quién era realmente.

—Pensé que te habrías ido ya de aquí — La voz de Mycroft me saco totalmente de mis pensamientos — Acaso no entendiste las indirectas... Qué digo, eran directas —Sonrió.

—Mycroft no estoy de humor para tus estúpidos sermones — Dije mientras me paraba — No me iré de aquí — No sabía por qué, pero vivir ahí me causaba mucha curiosidad, era una excusa viable en vez de admitir que no tenía donde ir.

—No puedes quedarte junto con Sherlock sería un desastre para todo Londres — Él se acercó un poco hacia mí — No debes de estar aquí o me encargare de que el otro país al que vayas no dures ni meses.

—Lo que no entiendo es por qué tanta molestia porque viva con tu hermanito—Me dirigí a la cocina,  sentí como me siguió — Ni que fuera a matarlo... Bueno...

—No creas que podrás hacer con él, lo que hiciste con Tom — Sentí como mi corazón se estrujaba, todo el mundo pensaba que yo había tenido una relación con Tom solamente para utilizarlo— Sherlock no es tan estúpido.

—¡No lo ofendas! — Estallé — ¡Respeta su memoria al menos, Mycroft! Si tu hermanito es estúpido o no, eso a mí me tiene sin cuidado, solo llevo dos días en este simple apartamento... ¿Cuál es tu problema? — Nuestras miradas se cruzaron, no podía creer que haya dicho algo tan insolente a la memoria de Tom — Mira...

— ¡Mycroft! — El grito de Sherlock sobresalto a su hermano — ¿Qué rayos haces aquí? — Dijo cuando llego a la cocina — Y con ella...— Me miró despectivamente

— ¿Cómo estas, hermanito? Veo que te hago falta — Mycroft le hizo una sonrisa falsa, eso me recordó las falsas felicitaciones que Mycroft me daba cuando salía bien en la escuela.

—Viniste ahora en la mañana, y ya estás de vuelta aquí... No es normal que vengas tan seguido— Yo levante una ceja, no quería estar viendo absurdas peleas de hermanos... Me parecía algo estúpido — ¿Es por ella? Por qué si es así puedes llevártela.

—No Sherlock, no es por ella — Sherlock me observo con unos ojos inquisitivos, intente decidir qué color eran, pero me fue imposible.

—Hola Mycroft, Brigette- Y aquí viene el calmante número uno de Sherlock... Me reí un poco — Mycroft debemos hablar...

—Bueno creo que quieren privacidad. Será mejor que yo me vaya — Caminé hasta el perchero que había en la puerta para tomar mi abrigo y el vaso del escritorio de Sherlock — Los veo en la noche.

Nadie le tomo importancia a las palabras que dije, todos estaban muy serios como si fueran a hablar de cometer un asesinato. Al salir de Baker, sentí como el frío me penetro en el cuerpo, empecé a caminar, había leído de un hospital que tenía un buen laboratorio. El laboratorio que había encontrado a pesar de ser para fines médicos tenía el instrumental necesario... El hospital Bart's estaba cerca, sin embargo, si me iba a pie llegaría como a las 4 de la tarde y no tendría el tiempo suficiente para poder analizar el vaso.

Qué les habrás pasado a esos tres hombres... Me parecieron muy sospechosos, bueno lo que hicieran no me importaba.

Debía apresurarme así que decidí llamar al primer taxi que pasará por ahí. No había terminado de pensar en esto cuando vi aparecer uno en la calle no sabía por qué, pero sentía que me había venido siguiendo. Levante mi mano para pararlo y muy obedientemente me hizo caso.

— Al hospital Bart's — dije mientras entraba a taxi — Si puede apurarse sería mejor — No le miré la cara al taxista iba viendo la hora en mi celular

—Con gusto Victoria — Reconocí la voz la había escuchado solo una vez, pero era suficiente como para dejarla grabada... En cada rincón de la memoria, levanté el rostro de inmediato.

—Así que ahora manejas taxis — Dije mientras el auto iniciaba su movimiento — Pensé que tenías otra profesión la vez que te vi.

—El taxi es de un amigo y le estoy haciendo un favor, Victoria — Repetía mi nombre como si supiera que no era el real — Pero si mal no recuerdo dijiste que solo vendrías a visitar a una amiga.

— El día que iba a tomar mi avión de regreso, hubo un tráfico horrible, perdí mi avión, así que ahora tengo que ahorrar para poder irme de regreso — Mentí, su voz se escuchaba melosa con cierto aire infantil.

—La vida da vueltas inesperadas, será que el destino tiene algo preparado para nosotros dos — Me miró por el espejo del taxi, su charla me recordaba la poesía — Nunca te has puesto a pensar lo que es el polvo... la mayoría son partículas de nosotros que ya están muertas y contaminan nuestros pulmones.

—Creo que la mitad del tiempo todos contaminan nuestro ambiente — Comenté  mirando por la ventana tenía que pensar en cómo poder escapar — Richard.

—Al fin dijiste mi nombre, pensé que se te había olvidado — Sus ojos cafés se toparon con los míos en el espejo — Tienes buena memoria.

—O será que tú no eres una persona fácil de olvidar — Soltó una pequeña risita.

—Solo busco distraerme, por eso es que nadie me olvida... Siempre me recordarán y me recuerdan aun a los que deje y a los que puedo marcar con mi existencia — Soltó una mano del volante para moverla en el aire — ¿Has oído hablar de Sherlock Holmes?

—Sí, es algo insoportable — Dije, pero me di cuenta que mis resentimientos no podían salir con un desconocido — ¿Por qué la pregunta?

—Te daré un consejo con él... Hazle la vida imposible y así conseguirás su atención... En el fondo tú y yo sabemos que quieres atención de un hombre... Yo pudiera dártela, pero, estoy en medio de un negocio por el momento.

—No necesito a un hombre — Susurré ganándome unos ojos indescifrables.

Qué taxista tenía ese tipo de charla. Saqué mi celular para revisar la ubicación en la que estaba, faltaba muy poco, Richard no dejaba de verme por el espejo, me hacía sentir muy nerviosa, pero a quién podía hablarle en ese momento no tenía más que solo el número de Mary. Mycroft tenía ganas de matarme por el momento...Estaba sola.

—Cuando te bajes te daré mi número de celular — Sus ojos se toparon con los míos por el espejo de nuevo — No dudes en llamarme si tienes algún problema.

— Lo haré no lo dudes — Sentía como sus ojos querían saber qué estaba pensando, era a la primera persona que lograba intimidarme de esa manera no sé si eran sus ojos o su voz, pero me causaba un escalofrío al oírlo.

—Ya llegamos — No hubiera sido necesario que me lo dijera en realidad me había dejado enfrente del hospital — Ten acá esta mi número, ya sabes.

—Muchas...Gracias — Que estúpida tal vez también pude invitarlo a tomar un café — ¿Cuánto es?

—Viaje gratis — Dijo sonriendo, me baje rápidamente del taxi. Sentía como mi corazón latía a mil por hora, eso había sido muy raro demasiado ¿Qué acaso Londres estaba poblado de psicópatas o yo era la que los atraía?  — Te veré más pronto de lo que piensas.

El taxi continuó su camino dejándome con aún más dudas que la primera vez que había visto a Richard Brook. Nunca descansaría de llamar problemas en mi vida... Sacudí la cabeza debía apresurarme, lograr llegar al laboratorio y ganarle a Sherlock por el momento esa era mi motivación.

My Reflection (Sherlock) (En edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora