Capítulo 41. El caso de las rosas: Corre.

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POV Narrador

Los rayos cruzaban el cielo con su natural velocidad, la lluvia caía tan fuerte que no permitía ver nada, las luces de las calles se habían opacado por la neblina que la tormenta provocaba. Él corría con rapidez, intentaba no sentir el dolor de las heridas que escocían <<Maldito Deon- pensó- Pero el solo es un secuas, Z ya nos hayo>> estaba empapado, sentía que sus fuerzas se estaban acabando. El frío le taladraba los huesos, no poda detenerse, la adrenalina le permitía continuar con su camino.

Saco su teléfono para marcarle a su jefe, su respiración era agitada, no tenía ni la menor idea de cómo podría escapar. Puso la marcación rápida y de inmediato llamo a su jefe, estaba preocupado, unos hombres corrían tan rápido como él, casi acorralándolo.

- ¿Qué te sucede? - pregunto George adormilado.

-Estoy- tomo un poco de aire- Aiuuuuuda- Dijo, intentando hacerlo entender en la situación que estaba.

-Mike ya va la ayuda, resiste- Su Jefe colgó pensando en el pobre rubio, vio la hora, eran las 12:00 a.m.- Espero conteste.

***

La chiquilla estaba en el baño secándose las lágrimas, se sentía contenta y al mismo tiempo cómoda, era bastante reconfortante saber que Sherlock podía tener un gran corazón de vez en cuando. Sintió vibrar su teléfono, así que lo contesto de inmediato, ni siquiera se fijó quien era.

-Hola-contesto un poco extrañada, casi nunca le hablaban tan temprano.

-Tienes que ayudar a Mike- la voz de su jefe la sorprendió- Sal de donde estas, y necesito que vayas al puente de Londres.

- ¿Qué tiene Mike? - pregunto un poco asustada.

- ¡Solo ve al puente de Londres! - su jefe le colgó, dejándola más nerviosa de lo que ya estaba.

Salió del baño, con el rostro pálido. El azabache la esperaba con un vaso de agua, cuando la vio le frunció el ceño, no sabía por qué se miraba distinta, pero supo que no estaba completamente bien. Un trueno sonó haciendo que el azabache se acercara a ella.

-Tengo que salir, me surgió algo importante. Espero me entiendas- La chiquilla lo miro esperando que no se enojara de nuevo.

- ¿Bajo esta tormenta? ¿No quieres que te acompañe? – Brigette no pudo evitar sonreír <<Cuando quiere, puede ser muy lindo- sintió como su corazón se hinchaba de alegría- Pero no, no puedo llevarlo>>.

-No, en serio me halaga que quieras acompañarme- él se acercó para abrazarla- Me gusta que me abraces, tu olor...- Ella se dejó abrazar, sintiendo los latidos del corazón del Detective.

-A mí también me gusta abrazarte- ella sintió como la mano del azabache se movía por su espalda- me gustan mucho tus labios- sus mejillas comenzaron a sonrojarse.

-Le golpeo suavemente el brazo, luego de separarse del abrazo, sonrió dulcemente- Ya me voy. Vendré en la mañana.

-Te veo mañana entonces- le sonrió sinceramente dejándola ir.

Ella bajo las escaleras con una sonrisa en el rostro, no podía creer que de repente ya estuviera bien con Sherlock, además, él había dado el primer paso. Y eso era lo que más alegría le daba. Cuando salió a la calle la tormenta azotaba con ímpetu en las casas, casi nada se miraba, parecía que al entrar en la lluvia desaparecería sin dejar rastro.

Vio que un taxi se acercaba así que, se adelantó un poco para hacerle señas, con mucha dificultad el taxista alcanzo a verla, se detuvo enfrente de la chiquilla.

My Reflection (Sherlock) (En edición) Where stories live. Discover now