Capítulo 4

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Pov.Anastasia:
Al entrar a casa Christian le echo un vistazo a todo antes de mirarme con asombro.
-¿Vives en este lugar?-me preguntó incrédulo.
-Mmm... Sí ya te he dicho antes que con el sueldo que ganaba no podía permitirme más-le dije ofreciéndole pasar. Me sentía avergonzada a decir verdad por su mirada pero no podía hacer nada.
-El dinero que conseguía justo me llegaba para poder pagar el alquiler,el agua, la luz y las cosas para Edward por lo que no podía conseguir nada mejor-le dije a modo explicación incomoda y sintiéndome mal.
-No me des explicaciones Ana yo entiendo tu situación y de verdad admiró que hayas sacado adelante a tu hermano y a ti con tan corta edad-me dijo sonriendome para que me tranquilice.
Cogió una silla de las que se encontraban en la cocina y se sentó en ella.
-Gracias Christian en serio-le dije cuando Edward se fijo en él y empezó a mirarlo con curiosidad-Mira Eddie él es Christian.
Mi hermano lo miro curioso antes de sonreirle y estirar sus brazos hacia Christian pero él lo rechazó.
-No sé coger a los niños y temo que se me vaya a caer-me explicó al ver mi cara supongo.
-Tranquilo no pasa nada si no quieres cogerlo-le dije mirando a mi hermanito que hacia un puchero triste indicándome que pronto rompería a llorar-Cariño él no te puede coger.
-Ana no es eso en serio es....-me empezó a decir Christian pero no me gustaba la gente que nos tenía lastima o la que rechazaba a mi hermano y luego ponía escusas tontas para justificarse.
-Tranquilo lo he entendido-le dije mirando al suelo.
-Recoge todas tus cosas de este sitio-me dijo de la nada haciendo que lo mire.
-¿Que?-pregunte confundida.
-Si vas a trabajar para mí quiero que vivas en mi casa para que no tengas que ir de un lado para otro todos los días y que cuando te necesite pueda encontrarte además de que este lugar no es adecuado para Edward y en mi casa tendrá de todo-me explicó.
-No hace falta-le dije incomoda. No quería que se sintiera en la obligación de hacerse cargo de mi hermano.
-Ana no seas terca. Sabes de sobra que este lugar no es bueno para tu hermano además de que tu dijiste que lo debías de cuidar de él y yo quiero que trabajes jornada completa y así podrás estar con él durante todo el día y ofrecerle todo lo que necesité-me dijo y asentí resignada.
-Mañana a las diez paso a por ti para que firmemos los contratos y luego vamos a casa para que te puedas instalar y empezar el trabajo-me dijo sonriendo.
-¿Pero no habíamos quedado en encontrarnos en el bar?-le pregunté confundida.
-No, he cambiado de opinión vendré a por ti aquí y no quiero que te acerques de nuevo a ese bar. Ese no es lugar para una chica como tu-me dijo antes de empezar a caminar hacia la puerta de la salida-Hasta mañana Anastasia, adiós Edward.
Mi hermano se despidió con la manita como había aprendido a hacer hace poco y yo dije un buenas noches en un susurro viendo como salia de mi pequeño piso.
Suspirando me dirigí a la cocina para prepararle a Edward su biberón y después de dárselo y ponerle su pijamita lo metí a dormir.
Cuando se quedo dormido me quite la ropa que llevaba puesta y me coloque mi pijama para después meterme al lado de mi hermano en la enana cama que tenía.
Mirando al techo empecé a pensar en el extraño día que llevo.
Aún no conseguía creerme que había conseguido ya un trabajo decente e incluso un nuevo hogar para mi hermano hasta que pueda permitirme un apartamento decente.
No sé en que momento caí en los brazos de morfeo pero cuando sonó la alarma de mi móvil, o mejor dicho chatarra que sirve para comunicarse porque esto definitivamente no era un móvil me levanté.
Somnialenta me aseguré de que Edward siguiera durmiendo antes de meterme en el baño para darme una rápida ducha.
Me duché disfrutando del alivio de sentir el agua caliente. Me alegró de que hoy haya agua caliente ya que la noche fue muy fría.
Me vestí con un pantalón vaquero gastado de tanto ser usado,un jersey negro que me abrigaba mejor, unas zapatillas negras y la chaqueta que me dio Christian. Después de vestirme empecé a recoger mis pocas cosas antes de que llegué Christian. Preparé el desayuno de Edward y le escogí lo que iba a ponerse hoy.
Sobre las 10 menos cuarto el timbre de mi piso sonó y cuando abrí la puerta me quedé asombrada.
Delante de mi estaba Christian más guapo que ayer y eso que creía que era imposible. Llevaba una camisa blanca con unos pantalones azul oscuro, una chaqueta de punto abierta también azul y los zapatos de marca negros. Su pelo estaba despeinado dándole un toque sexy y al acercarse pude aspirar su dulce fragancia que olía a colonia de marca y a limpio.
-Buenos días Anastasia-me saludó sonriente.
-Buenos días Christian-le salude de igual manera invitándolo a pasar.
-He traído unas tortitas deliciosas que hacen en un lugar que me encanta. Algún día te llevaré ahí pero por hoy solo podrás probar una de sus delicias-me dijo enseñándome la bolsa en sus manos. Hace que parezca casual el que haya traído el desayuno pero yo sé que lo hace porque sabe que probablemente no tenga para comer. Y de ser se me había olvidado por completo siquiera el hecho de que debía desayunar.
-Gracias no tenías porque hacerlo-le dije sonriendole agradecida pasando por alto el motivo por el cual lo trajo.
Con Christian pisandome los talones me dirigí a la cocina para prepararnos un café que era lo único que tenía y así poder acompañarlo con las tortitas.
-Voy a preparar café-avisé.
-Me gusta sin azúcar-dijo mientras se acercaba al mueble donde tenia los platos y sacaba dos-Recuerdalo si vas a trabajar para mí porque es lo que desayuno todas las mañanas.
-De acuerdo-le dije mientras me ponía a preparar su café.
-Después de desayunar hablaremos de mis condiciones, las tuyas y luego firmáremos el contrato-me dijo sentándose en la mesa y yo solo asentí-Por cierto¿Y el pequeño Edward?
-Durmiendo todavía-contesté sirviendo los cafés y me senté enfrente de él en la pequeña mesa.
-Bueno prueba las tortitas y haber que te parecen-me dijo sonriendome.
Obedeciendo a lo que ha dicho me metí un bocado a la boca y nada más saborearlo no pude evitar gemir de lo delicioso que estaba pero cuando reconocí el sabor un golpe de nostalgia me golpeó.
-¿Te gustan?-me preguntó él sonriente.
-Están muy buenas¿Son de Sip?-le pregunté y él se sorprendió.
-Si,lo son¿Conoces el sitio?-me preguntó curioso.
-Mis padres solían llevarme a desayunar ahí todos los fines de semana. Mi madre amaba el pastel de arándanos que hacen ahí-dije y una lágrima rebelde resbalo por mi mejilla. Rápidamente la limpie pero estoy segura de que logró verla.
-Lo sieto mucho Ana yo no sabía-se disculpó.
-Tranquilo no pasa nada-le dije sonriendo tristemente justo cuando oímos un sollozo. Me disculpe con él y fui a por mi hermanito que recién despertaba.
Cogí a mi hermanito en brazos y nos dirigimos a la cocina donde estaba Christian. Al verlo Edward sonrió enseñando los dos dientes que recién le habían salido.
-Hola pequé-lo saludó Christian amable.
Edward le sonrió y movió su mano en modo saludo ya que aún no decía mas que balbuceos que no se lograban entender.
-Es su manera de decir hola-le explique y Christian se río.
-Ya veo-me dijo cuando me senté a su lado y cogí el biberón que anteriormente le prepare a Edward. Por suerte no se había enfriado demasiado.
-Bueno podemos pasar a hablar sobre lo del trabajo-le dije ansiosa.
-Estas ansiosa por lo que veo-dijo él sonriente.
-La verdad es que sí-le dije tímidamente-Como verás es muy importante para mí.
-Bueno pues aquí tienes los contratos-dijo sacado un portafolios que yo ni me había fijado que traía.
-¿Los contratos?¿Son más de uno?-le pregunté extrañada. Normalmente en la mayoría de trabajos solo tenia un contrato.
-Sí, son dos contratos el de confidelidad y el que estipula los términos del trabajo-me dijo dejándome perpleja-Ana voy a ser sincero contigo mi vida no es sencilla y tampoco la más segura.
-No estoy entendiendo-le dije confundida.
-A ver en realidad no debería de decirle nada de esto a nadie pero tu debes saberlo. Yo trabajo en varias cosas ilegales como por ejemplo en la venta de drogas por lo que necesitó que firmes un contrato de confidelidad donde específicas que no dirás nada de lo que ves u oyes dentro de mi casa-me confesó dejándome en shock por unos segundos-Yo quiero que te ocupes del aseo de la casa y de preparar la comida y a cambio yo te pagaré con una buena suma de dinero, tendrás tu propia habitación en la casa además de que me encargaré de todo lo necesario para Edward.
No me podía ni creer que el tipo es un narcotraficante. No voy a negar que me da algo de yuyu el tema pero creo que es la mejor opción que tengo en este momento y que debo hacerlo por Edward.
-De acuerdo-le dije asombrandolo-¿Donde debo firmar?
-¿Aceptas así sin más? ¿No tienes condiciones ni nada que quieres preguntar o así?-preguntó extrañado.
-¿Edward y yo estaremos expuestos al peligro?-le pregunte ya que era lo único que quería saber. No iba a encontrar un trabajo y un nuevo hogar donde vivir para mañana mismos por lo que solo me quedaba confiar en Christian y esperar a que todo vaya bien.
-No, mi casa tiene alta protección y no dejare que nada os pase tanto a ti como al niño así que por ese lado puedes estar tranquila-me dijo sonriente-Entonces ¿Aceptas?
-Aceptó-dije algo animada. Algo en mi interior me gritaba que todo iba a ir bien y que estoy tomando la decisión correcta.
Hola amores
Siento mucho la tardanza y la razón de ella fue que estuve de vacaciones y no disponía de WiFi para poder actualizar.
Esperó que os guste.
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