Capítulo 7

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Pov.Anastasia:
Nada más sonar la alarma me levante de la cama con cuidado de no despertar a mi pequeño.
Me metí a la ducha y me di una rápida sin perder el tiempo ya que en media hora tenia que estar el desayuno de Christian listo. Sé que dijo que no hacia falta que me levanté y que se lo podía hacer el mismo pero es mi trabajo y no quiero cobrar dinero sin más sin cumplir con mi trabajo solo porque le doy pena por ser prácticamente una niña.
Me puse mis vaqueros desgastados con una camisa a cuadros y mis gastadas zapatilla. Después até mi pelo en una coleta alta para que no me molesté en la cara y me aseguré de que Edward estaba dormidito aún. Le coloque un par de almohadas en los lados para que no se caiga y le di un beso en la frente antes de bajar a la cocina.
No tengo ni idea de que es lo que Christian suele desayunar por lo que decidí preparar unos pancakes además de su café amargo que me comentó que le gustaba.
Los pancakes me salieron bastante bien y el café me aseguré de que no contenga ni una gota de azúcar para después ponerme a preparar el biberón de Edward para cuando despierte.
Estaba en ello cuando Christian entró en la cocina sorprendiéndose con mi presencia.
-Buenos días Ana-me dijo al de un rato.
-Buenos días Christian-le dije de la misma manera-El desayuno ya esta servido.
-Gracias Ana pero no hacia falta que te despertarás tan temprano-me dijo él.
-Es mi trabajo-le contesté yo mientras él se sentaba a desayunar.
-¿No desayunaras?-me preguntó dándole un sorbo a su café-¿Como coño conseguís que os salga tan fuerte y amargo el café? Lo he intentado mil veces y nunca me sale tan bueno.
-Parece que he hecho bien en levantarme entonces-le dije sonriendo a lo que guiño un ojo-Desayunaré ahora solo estoy esperando a que la leche de Edward se caliente para cuando despierte tenga el desayuno listo.
Él solo asintió y seguí con mi labor. Cuando estuvo preparado el biberón de Edward cogí una manzana del montón que había en el frutero y le di un mordisco mirando a Christian quien gozaba de la comida y entonces caí en como iba.
Solo llevaba unos pantalones de chándal dejando su torso muy bien trabajado a la vista con el pelo rebelde dándole su toque sexy. Definitivamente mi jefe esta como un tren y eso no lo puede negar nadie.
-Como sigas cocinando así de bien me enamoraré de ti y no te podrás deshacer de mi nunca-bromeó guiñandome un ojo mientras devoraba los pancakes.
-Es que yo soy muy anticuada por lo que veo y en lugar de ir medio desnuda para conquistarte prefiero usar la táctica de mi abuela y te cocino-le seguí el rollo haciéndolo reír.
-Pues veo que te esta funcionando-me dijo riendo.
-Claro es que le echo a la comida una poción mágica que me dio una bruja para que te enamores de todo lo que te cocine-le dije y el se empezó a reír aún más.
-Niña tu eres súper dotada-me dijo y yo lo miré extrañada-Cocinas bien, eres lista y tienes mucha imaginación.
-La mujer perfecta lo sé-bromeé y por primera vez en tiempos sentí como si todo fuera como antes, como si estuviera hablando con uno de esos que se hacían llamar mis amigos.
-Sip además de muy guapa-afirmo guiñandome un ojo haciendo que me ponga tan roja como un tomate.
En ese instante su móvil empezó a sonar y él contesto rápidamente por lo que yo aproveché para recogerlos platos vacíos de la mesa.
-Ana-me llamo Christian cuando colgó.
-Dime.
-Voy a cambiarme e irme ya. Volveré en dos horas por lo que seguramente para las 10:30 u 11:00 estaré aquí-me informó.
-De acuerdo-le dije simplemente y seguí a lo mío.
Recogí toda la cocina tarareando canciones y y luego quite un poco el polvo. Hoy no hay nada que limpiar ya que ayer hice todo por lo que subí a la segunda planta y entre en la habitación de Christian.
Era tal y como me esperaba una habitación muy masculina y para mi sorpresa estaba limpia y hasta la cama estaba hecha.
Tenia las paredes blancas y no había ni un cuadro o foto en ellas pegada para decorarla. En el centro de la habitación había una enorme cama con una colcha negra y a sus lados dos mesitas de noche grises. A la derecha de la cama un enorme armario como él de mi habitación de color negro y al otro lado la puerta que supongo que da al baño.
En frente de la cama había un sofá negro con cojines grises. La verdad es que no me gustaba lo oscuro que era.
Salí de ahí y en ese instante oí el llanto de Edward indicándome que mi príncipe despertó por lo que rápidamente me dirigí a donde él.
-Buenos días mi amor-le salude dándole un besito y él calló al instante.
Le escogí un atuendo para hoy prometiéndome coger algo de dinero de mi primera paga y comprarle algo de ropa nueva. Con la ropa lista lo llevé al baño y le di un baño calentito que en una mañana de diciembre viene muy bien. En 6 días Edward cumplirá ocho meses y tengo que comparale algún regalito.
Después de bañarlo lo enrolle en una toalla y lo deje encima de la cama para ponerle el pañal y vestirlo con el chándal azul que le escogí.
-Que guapo es mi niño favorito-lo alague dándole besitos mientras él reía. Tengo la suerte de que mi hermano es bastante tranquilo y que no me da mucha guerra ya que sinceramente no la necesitó-Vamos a desayunar campeón.
Le di su desayuno tranquilamente y lo deje encima de la mesa jugando con su muñeco mientras yo empecé a preparar la comida para luego no andar con prisas.
Para hoy decidí preparar merluza en salsa verde acompañada de una ensalada y de postre aún queda de la tarta de anoche así que no haré nada más.
Me senté frente a Edward y empecé a jugar con él y su muñequito apuntándome que lo que le voy a regalar es otro muñeco ya que su único juguete es este viejo dinosaurio.
-¿Quienes mi niño favorito?-pregunte haciéndole cosquillas-Edward¿Quien es mi campeón? Edward¿Quien es el más guapo del mundo?
-Yo soy él más guapo del mundo-oí a mis espaldas haciendo que dé un salto del susto.
Cuando me di la vuelta para ver al dueño de esa voz me encontré con un sonriente Christian en el umbral de la puerta apoyado mirándome fijamente. Algo en su mirada intimida, algo en su mirada me dice alejate pero al mismo tiempo me atrae como cuando vez en algún lugar un cartel que pone"Peligro,no pasar"
Estaba muy guapo con una camisa negra,unos pantalones verde militar y unas Nike negras.
-¿Que?-le pregunté alzando una ceja.
-Que yo soy el chico más guapo del mundo-repitió divertido-Verdad que si Edward.
Mi pequeño hermanito río divertido y entonces dijo su primera palabra asintiendo.
-Papá-fue lo primero que mi hermanito dijo mirando a Christian y asintiendo sonriendo.
Christian y yo lo miramos sorprendidos como si hubiéramos descubierto la Antartida aunque en verdad para mí esto es más valioso e importante.
-¿Que acabas de decir cielo?-le dije tiernamente mirándolo aún sentada delante de él y Christian cogió una silla y se puso a mi lado.
-Papá-repitió Edward señalando a Christian que lo miraba como si el niño tuviera treinta cabezas.
-Oh mi amor-dije con lágrimas en los ojos imaginando lo que le habría gustado a papá oír esa palabra salir de los labios de mi hermanito.
-¿Tu hermano creé que soy su padre?-me preguntó Christian sorprendido y entonces caí en que es verdad.
Todas las veces que lo dijo Edward señalaba a Christian lo que significa que piensa que Christian es su papá.
-Creó que sí-le contesté dudosa.
-Papá-volvió a decir Edward señalando a Christian y estirando los brazos hacia él. Christian se quedo estético en su sitio y entonces recordé cuando Christian rechazó a mi hermano en el apartamientos la otra vez por lo que me adelante y cogí a mi hermano en brazos abrazándolo a mí
-Mi príncipe él no es papá cariño. Papá esta en el cielo mi amor cuidando de nosotros desde ahí y este es el tío Christian-le expliqué a mi hermanito quien se puso a llorar.
-Papá papá-empezó a decir señalando a Christian y no había manera de meterle en su pequeña cabecita de 7 meses que este no es papá.
-No mi amor-le dije pero el seguía a lo suyo.
-No importa Ana, es más me alaga que un crió tan bonito me llamé papá pero debe saber que no lo soy-me dijo Christian y yo solo asentí viendo como se levantaba de la silla-Me iré a darme una ducha y si no te importa haz un poco más de comida ya que van a venir mi hermana y su novio.
-De acuerdo pero¿Quieres que haga algo en especial o algo concretamente?-pregunté.
-¿Que tienes pensado hacer?-me preguntó él de vuelta.
-Pues he preparado merluza en salsa verde acompañada de ensalada y de postre tenia pensado la tarta de frambuesa ya que anoche sobró mas de la mitad-le contesté.
-¿Ya tienes la comida echa?-me preguntó a lo que yo solo asentí-Wow eres rápida bueno pues lo que tienes hecho esta perfecto no te preocupes.
Dicho esto salió de la cocina dándome una preciosa vista de su culazo.
Dios Ana niña controlate que es tu jefe y no puedes dejarte llevar por tus hormonas aún sabiendo que esta como un tren ese tipo.
No me puedes culpar por tener un desbarate hormonal cuando lo veo si es un dios griego en Seattle.
Tienes razón Annie, es más has resistido bastante pero hace un poco más de esfuerzo aunque sea por el pequeño Eddie y no te lances encima de ese bombón de licor, chocolatina rellena de crema, sabrosa tableta de chocolate.....
Ignoré a mi conciencia que seguía comparando a con Christian con deliciosa comida y me fui al salón con Edward en brazos. Es verdad que estaba bastante recogido pero nunca esta de más pasar la escoba y limpiar un poco de polvo que hay chicas que se fijan en todo y no sé como es la hermana de Grey.
Terminé de limpiar y me senté en el sofá con Edward en brazos que estaba empezando a quedarse dormido por lo que lo abrace a mí y como la mayoría de veces le canté para que se quede dormido.
Le canté una canción que me gustaba mucho y que de pequeña mamá me la cantaba todas las noches hasta quedarme dormida y en pocos minutos Edward de quedo bien dormidito.
Lo deje con cuidado en el sofá y le coloqué unas almohada en los lados para que no se caiga.
Cuando me di la vuelta casi me da un infarto del susto. En el umbral de la puerta estaba un sexy Christian mirándome fijamente con los brazos cruzados a la altura del pecho.
-No cantas nada mal-me dijo sonriendo.
-Gracias-le contesté sintiendo como me ponía roja.
-Mia y Ethan llegarán en unos minutos-me informó-Me gustaría si no es mucho pedir que preparadas algo que contenga chocolate para comer antes de la comida. Quiero que le caigas bien a Mia y la debilidad de mi hermana es el chocolate.
-No es muy inteligente de su parte decirle a su ama de llaves que conoce de dos días escasos la debilidad de sus familiares-le dije divertida con una sonrisa.
-A mi ama de llaves la conozco muy bien y sé de ella cosas que incluso ella misma no sabe-me dijo haciendo que la sonrisa se borré de mi cara¿Que quiere decir con eso?-Anda vamos que solo dispones de veinte minutos escasos.
Con eso salimos ambos del salón en dirección de la cocina pero no antes de asegurarnos de que Edward no se va a caer.
¿Que quiere decir ese"Cosas que incluso ella misma no sabe"?¿Que es lo que yo no sé sobre mi misma y que no me quiere decir
-¿Que vas a preparar?-me preguntó curioso viendo como sacaba los ingredientes y me movía de un lado para otro mientras que él se limitaba a apoyarse en la mesa con los brazos y mirarme fijamente lo que me ponía sumamente nerviosa.
-Voy a preparar unas galletitas de chocolate que llevarán crema de vainilla en el interior-le contesté.
-Suena delicioso, ya quiero probarlas-dijo el relamiéndose los labios e inconscientemente mi mirada bajó a ellos-Con lo que me gusta a mí la vainilla.
-Yo la amo es mi sabor favorito-comente sin parar de batir los ingredientes.
-A mí también me gusta mucho-comentó él-Mira tenemos eso en común.
-Pues si-dije siguiendo a lo mío.
-¿Ana puedo hacer una pregunta referente a algo de tu paso que pueda resultarte algo dolorosa o pueda recordarte algo que no quieras?-me preguntó después de varios minutos en silencio en los que se limitaba a mirarme fijamente.
-Bueno pregunta-le dije sabiendo que no me va a gustar un pelo lo que va a preguntar pero la curiosidad mato al gato.
-¿Porque te intentaste suicidar?-me preguntó realmente curioso. Nada más oír esa pregunta me quede de piedra y las lágrimas llegaron a mi al igual que los recuerdos que me golpearon con fuerza.

Pasados EntrelazadosWhere stories live. Discover now