Capitulo 41

1.9K 210 41
                                    

Pov.Anastasia:

Perdí la noción del tiempo acariciando la mejilla de mi hermano y pensando en todo lo que había vivido estos días. El destino tiene un sentido del humor muy retorcido conmigo y ya esta empezando a pasarse tres mil pueblos con mis desgracias ¿Acaso no podré tener una vida normal nunca?

El sonido de la puerta al abrirse me sobresalto y cuando me giré vi a Christian delante de mí.  Me dio la sensación de que había envejecido mil años en estos días. Tenia un  barba de varios días y unas notables ojeras, el pelo despeinado y una cara de cansancio que se notaba desde la china. También me pareció que habia adelgazado varios quilos.

-Ana...-dijo en un leve susurro mirándome como si no se pudiera creer que estaba viva delante de él.

-Hola-dije yo sin saber que más decir.

Se acercó a mí mirándome fijamente con sus hermosos ojos y no pude evitar saltar encima suyo a abrazarle. Él tardo un poco pero terminó rodeándome con sus fuertes brazos y estrechándome fuerte contra su cuerpo. No pude evitar ponerme a llorar. Creía que no iba a volver a verle nunca más.

-Shh pequeña, ya paso todo-me dijo acariciando mi espalda lentamente para calmarme-Ya estas a salvo y nada podrá hacerte daño.

-¿Como he conseguido salir de ahí?-le pregunté entre sollozos y aunque al principio se negó a contarme esa horrorosa experiencia terminó accediendo. 

Me contó como había conseguido dar con mi paradero y como había acudido a mi rescate sin dudarlo. También me pidió perdón tres mil veces aunque en cada una de ellas le aseguré que no era culpa suya y que él no tenía nada que ver. Me abrazó e intento calmarme hasta que me quedé dormida.

Cuando desperté me encontraba sola en la cama. Con cuidado para evitar marearme me levanté para acercarme a donde mi hermano pero tampoco estaba en su sitio y el pánico empezó a apoderarse de mí. Bajé corriendo a la primera planta gritando su nombre y cuando llegue al salón encontré a mi hermano en los brazos de Christian comiéndose su desayuno. No pude evitar quitárselo de los brazos lo más rápido posible y estrecharlo contra mi pecho. 

Lo había echado mucho de menos y él era mi mayor preocupación cuando el psicópata ese me tenía retenida. Tenía mucho miedo de no volver a verle y abandonarle igual que lo hicieron mamá y papá. Él me miro emocionado y me abrazó mas fuerte. Al parecer él también me había echado de menos tanto como yo a él.

-Mamá-me dijo él sonriente abrazándome con toda su fuerza.

-Sí cariño, mamá ya esta aquí y no va a volver a dejarte solo nunca más-le dije con lagrimas en los ojos deseando sinceramente poder cumplir esa promesa.

-Se a despertado muy temprano y visto que estabas tan cansada no quise despertarte, perdona si he provocado que te asustaras-me dijo Christian levantándose.

-No pasa nada, no te preocupes-le dije yo sin soltar a mi pequeño-Muchas gracias por todo.

-No tienes que dar las gracias por nada-me dijo él y en ese mismo alguien toco el timbre de casa-Ahora vuelvo, debe ser Christopher.

Me senté en el sofá donde estaba minutos antes Christian y dejé a mi hermano en el suelo como él mismo pedía para poder jugar con unos juguetes que supuse que eran nuevos ya que no los reconocía. Miré embobada como hermano ya empezaba a ponerse de pie aunque aún no conseguía dar ningún paso sin caerse al suelo.

-Ana cariño-me dijo Christopher nada mas verme y yo por mi parte me acerque a abrazarlo. En el tiempo que estuve retenida había decidido que si salía viva iba a darle una oportunidad a Christopher y perdonarle por todo. Era mi hermano al igual que Edward e iba a darme la oportunidad de disfrutar de él.

-Estoy bien-le dije con una suave sonrisa cuando vi que me estaba inspeccionando y volvio a abrazarme.

-No sabes el miedo que pase de perderte, pensé que volvía a perderte, que no volvería a ver esa hermosa sonrisa que acababa de recuperar-me dijo estrechándome muy fuerte en sus cálidos brazos y por primera vez desde la muerte de mis padres me sentí realmente protegida y amada.

-No me va a volver a pasar nada hermanito-le dije disfrutando de la calidez de sus brazos.

-Quiero que Edward y tu vengáis a vivir conmigo en el apartamento. Sois mis hermanos y mi deber es protegeros. No estaré tranquilo sino te tengo cerca-me dijo él tomando mi mano entre sus manos y mirándome a los ojos. Miré a Christian, quien miraba la situación desde el umbral de la puerta y procesé todo. Era el momento de darle la oportunidad a mi hermano y dejar de ser una carga para Christian.

-Vale, lo que tu quieras-le dije con una sonrisa y volvió a abrazarme sonriente-¿Podemos marcharnos ya? Tengo todo preparado ya en casa y así puedes descansar y volver a instalarte.

-¿No es un poco pronto?-dijo Christian mirando a Edward y evitando que nuestros ojos choquen.

-No, esta bien-decidí recordando que era lo que más quería antes de que pasará lo que había pasado y después de ver a Christian con esa chica-Voy a subir a preparar mis maletas.

-¿Necesitas ayuda?-me preguntó Christopher.

-No, gracias-le contesté y abandoné el lugar para subir a recoger mis cosas.

Igual pensáis que me estoy acelerando y que quizá debería pensarlo mejor pero ¿Que más podía hacer en esta casa que no fuera hacerme daño a mi misma? Yo estaba enamorada de Christian, de eso me había dado cuenta ya pero él de mí no. Seguir viviendo bajo su mismo techo y viendo sus aventuras con otras solo iba a destrozarme. Quizá no debería pensar en esto después de haber vuelto de la muerte pero no podía evitar recordar como besaba a esa chica delante de mi sin importarle lo más mínimo mientras yo me moría por dentro. 

Sí, Christian me a ayudado mucho y eso nunca lo voy a olvidar. Estaré eternamente agradecida a él pero ya era hora de que avanzará y le diera a mi hermano una oportunidad después de todos estos años. Quizá de este modo podría entrar a la universidad por fin y construirme mi propio futuro. Iba a hablarlo con Christopher y conseguir un nuevo trabajo para poder pagarme mis estudios y mi estancia en casa de Christopher. Es mi hermano, sí pero no iba a permitir que me mantuviera. De momento, iba a pagar mi estancia con el dinero que había ido ahorrando con mi trabajo en casa de Christian.

Cuando terminé de recoger todo y dejarlo como lo encontré yo el primer día bajé las dos maletas que constituyan mi equipaje y el de mi hermano. Los dos acudieron a mi ayuda pero con una sonrisa les dije que podía sola con las maletas pero que necesitaba algo de ayuda con la cuida de Edward. Pensé que iban a bajarla pero Christopher dijo que ya había comprado una para él y preparado toda una nueva habitación para él asi que lo único que debíamos llevarnos es la ropa y algún que otro juguete que Edward amara.

Christian no pronuncio ni una palabra y solo sonreía forzadamente hasta el momento del adiós. Simplemente le dio un suave beso a Edward y a mi me dijo un leve " cuídate". Eso fue todo, no sé que me esperaba, pero definitivamente eso no. Le sonreí convenciéndome aún más de mi decisión y salí de la casa junto a mis hermanos.

Un nuevo futuro me espera a partir de ahora y voy a luchar por él.

FELIZ AÑO NUEVO A TODOS Y ESPERO QUE SEA UN AÑO DONDE SE CUMPLAN TODOS LOS DESEOS.

OS QUIERO.

Pasados EntrelazadosWhere stories live. Discover now