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Un par de semanas más tarde y Camila seguía respirando pero se estaba volviendo loca, había visto a Lucy llegar un par de veces a casa de Lauren y sabía que habían formado, o por lo menos estaban comenzando a formar una “amistad”.

Camila había charlado con su vecina y ella misma le había dicho que Lucy era agradable, sí, Lucy lo era aveces.

Quizá Lauren no hablaba mucho al rsspecto y Camila no insistía en el tema para no sonar desesperada o perecer psicópata.

Al parecer las clases de ser una buena tops habían funcionado bien, mejor de lo que Camila hubiese querido porque ahora tenía a la mendiga Lucy rondando a su Lauren, su Lauren, era su Lauren aunque nadie lo supiera.

Lo que Camila no sabía era que Lauren no estaba haciendo nada con la otra chica.

Ok, la universitaria aprovechaba cualquier momento sentarse en las piernas de Lauren y de picotear todo su rostro con besitos pero la ojiverde no correspondía a esos besos, no se sentían igual que los de Camila.

Y aunque en parte le gustaba la cercanía de Lucy había algo que no terminaba de gustarle, simplemente eran besos que hacían responder al cuerpo pero no a sus emociones, a su corazón aunque sonara empalagoso, cliché y terriblemente cursi.

Justamente era sábado y Lucy había sacado a la ojiverde de casa. Clara estaba encantada con la mayor, obvio no sabía que se trataba de una chica lesbiana. Clara solo veía a una niña que asistía a la universidad, que era amable y siempre se preocupaba por estar bien arreglada, según ella un buen ejemplo para su hija.

Camila, quien sentada cerca de la ventana leia sus apuntes de la escuela, observó cómo el par de chicas dejaban el hogar de Lauren y como Clara las despedía, pero la mirada de Alejandro sobre ella la hizo apartar la vista y concentrarse en su lectura.

Quizá Camila no supo a ciencia cierta si sintió tan amarga la garganta por la impotencia o por los celos.

Por otro lado, Lucy hablaba y hablaba mientras conducía hasta que se detuvo en cierto punto con la excusa de bajar a comprar algunos dulces para ambas.

Estaban en un sitio un tanto lejano cerca de la casa del padre de la universitaria, ahí solía pasar ella los fines de semana, a las afueras de la ciudad en un lugar bastante acogedor en el que Lauren sólo había estado una vez y le había agradado bastante.

Cuando la mayor regresó aventó la bolsista de compras el asiento trasero y se encerró en el auto pasando directamente hacia donde la más joven estaba.

La más grande se sentó sobre el regazo de Lauren y se acomodó en ella.

—Siento que me entró una cosita al ojo ¿puedes revisar? —ese fue su gran pretexto, cerró más el espacio entre ambas y señaló donde supuestamente sentía molestias.

Lauren sabía que solo era un pretexto para treparse en ella nuevamente, porque una basura en el ojo la podía sacar con la chica frente al volante y ella en el asiento del copiloto.

—Creo que no tienes nada —dijo luego de fingir examinarla.

— Sopla —pidió con tranquilidad.

Ella obedeció y la otra reprimió una sonrisa.

—¿Ya no la sientes? —cuestionó luego de un momento.

—Creo que sí —respondió parpadeando varias veces seguidas.

—Entonces ya está —indicó algo nerviosa al ver que Lucy ni se movía.

Con una sonrisa en el rostro la mayor asintió y se quedó ahí.

—Gracias —dijo dando un beso en la frente de Lauren seguido de otro en su mejilla.

—No tienes por qué.

—Claro que sí, salvaste mi ojo —respondió y volvió a besar su mejilla varias veces seguidas haciendo un camino hacia su oído hasta lograr erizar la piel del brazo de Lauren.

Una risita salió de los labios apretados de Lucy cuando notó la piel de gallina de su acompañante y luego le dejó un ligero beso en la boca, solo fue como un roce pero...

Cuando menos se lo esperaba Lauren, la mayor la tomó de más mejillas y presionó sus labios contra los de la otra por vários segundos, no hubo movimiento, simplemente el contacto.

—Sabes a... creo que es banana —dijo Lucy tras relamer sus propios labios luego del beso.

Todos los labiales de Lauren tenían el mismo sabor, todos sabían así porque todos se los había dado la misma persona y ese era el sabor que más le gustaba a ella, a Camila.

Era fácil encontrar labiales con sabor a fresa, naranja o cereza, pero de otras frutas casi no, de cualquier manera para Camila no era algo tedioso buscarlos, por el contrario, decía que eran buenas inversiones de tiempo.

—Sí, ese es el sabor del brillo —aclaró la ojiverde aún un poco distraída por lo que acababa de hacer Lucy.

—Me gusta ese sabor —señaló acariciando con su pulgar el labio inferior de Lauren y luego volviéndola a besar.

Está vez Lucy intentó profundizar el beso y, aunque al principio Lauren no correspondió al gesto, no pasó mucho para que le siguiera el juego a la más grande.

Tal vez Lauren lo hizo solo porque se dejó llevar o porque extrañaba sentir el cosquilleo en sus labios, quizá porque no quería ser grosera y alejar a una chica tan linda de ella.

Se sentía bien y a la vez mal, era confuso por el factor Camila.

Amor es una palabra muy fuerte para una persona tan joven ¿no?

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Gracias por leer ;)
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PD; Actualicé en menos de lo que esperabas xd
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Lauren quiere ser tops || Fanfic CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora