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Entre sueños había escuchado un grito, no sabía exactamente de quién porque se había quedado dormido sentado y con la cabeza sobre el escritorio mientras repasaba sus apuntes.

Se despertó completamente cuando un segundo grito se escuchó.

— ¡Cállate! ¿Cómo puedes llamarte de esa forma? —era su mamá, era Clara exclamando con fuerza.

¿Qué demonios estaba pasando?

Cuando Chris llegó a la sala sus oídos apenas podían distinguir lo que Clara gritaba, Lauren estaba en sentada en el sofá con el rostro mojado y una mano sosteniendo su mejilla.

— ¡Voy a curarte por las buenas o por las malas! —gritó la mujer haciendo énfasis palabra por palabra.

El chico sintió el aire pesado al inhalar.

— Mamá, no estoy enferma —respondió Lauren entre llanto.

— Me lo agradecerás más adelante.

La ojiverde arrugó más el entrecejo y se puso de pie.

— Mamá, no estoy enferma —repitió esta vez tratando de sonar lo más firme posible aunque aún estuviera llorando.

La adolescente cerró los ojos cuando vio a su madre alzar la mano nuevamente.

— ¡Mamá, no! —intervino Chris sujetando la muñeca de su madre antes de que tocara nuevamente el rostro de su hermana.

Clara se sorprendió, Lauren abrió los ojos y también se sorprendió, no se dieron cuenta en que momento había llegado el chico ni que las estaba oyendo a un par de metros desde hacía unos instantes.

—No te metas, Chris —replicó la mujer soltandose de inmediato del agarre de su hijo.

— Ibas a golpearla.

—No te metas repitió —Clara.

— Dijiste que ya no lo harías.

— Dije que ya no te golpearía a ti.

— Tampoco la golpees a ella ¡No puedes!

— ¡Tú aprendiste la lección! ¡Por Dios santo, Chris!

—¿Qué lección, mamá?

— Ya no eres gay.

— ¡Nunca fui gay! ¡no sé ni qué soy! ¡tengo trece años!

Clara ya no siguió discutiendo, simplemente se quitó las manos de su hijo de encima y lo hizo a un lado con fuerza.

El chico cayó sobre el sofá y sintió su corazón acelerarse pero, en lugar de que Clara siguiera gritando o intentara golpearlo, ella simplemente tomó una larga inhalación.

Lauren por su parte seguía estática observando a su hermano.

— Vayan a sus habitaciones —pidió Clara con la vista clavada en el suelo, lo pidió sin gritar, en un volumen bajo pero sonaba aturdida.

Los chicos se quedaron quietos unos segundos. No sabían si asustaban más los gritos o la aparente calma.

—¡No me hagan repetirlo! Exclamó la mujer haciendo que tanto Lauren como Chris dieran un respingo y acataran la orden al instante.

Clara oyó que sus hijos terminaron de subir las escaleras y luego una puerta cerrarse, solo entonces la mujer cedió, se movió de donde estaba fija y se sentó en la mesa de centro con los codos sobre los muslos y la cara oculta en sus manos.

Sentía su propia respiración caliente desde que tocaba sus fosas nasales hasta que llegaba a sus pulmones, su cara en sí ardía. No podía asimilar el hecho de que su hija se hubiera llamado a sí misma lesbiana hacía sólo unos minutos.

Estaba furiosa consigo misma y con el mundo a su alrededor por haber contaminado a Lauren.

Se estaba pudriendo, el mundo entero se podría y se volvía turbio.

— ¡Le diré a tu padre, Chris! —gritó Clara luego de un rato atormentandose internamente — ¡le diré lo que hiciste y te mandará a un internado militar todo el verano!

Chris oyó lo que le dijo su mamá desde abajo. Estaba metido en su cama y Lauren estaba con él, la ojiverde lo abrazó en cuanto Clara le dictó su amenaza.

— No le hagas caso —susurró la mayor acariciando la cabellera de su hermano.

— No me importa... ¿Cómo se enteró?

Un suspiró se escapó de los labios de la ojiverde.

— ¿Importanta?

— No pero...

—Me vio con Camila, no estabamos haciendo nada en sí pero... Taylor le dijo lo que ella sabía.

De inmediato Chris se separó para estrechar la mirada esmeralda.

Los ojos del chico se volvieron aún más tristes, había cierta culpa en sus orbes.

— Perdón, perdón. Perdón.

— ¿Qué? No... ¿Por qué me pides perdón?

— Te dije que convencería a Taylor de no decir nada.

— Pero no es tu culpa. Es mía por ser siempre tan estúpida.

— No te llames así.

Lauren volvió a estrechar a su hermano. Ella necesitaba ese abrazo.

— Gracias, Chris.

— No quiero que te hagan nada.

— Lo peor que pueden hacer es mandarme de monja.

— No quiero que te manden de monja. Sé que nunca te lo digo, quizá solo un par de veces en toda mi vida, pero te quiero. Es horrible pensar que papá puede separarse de mamá porque no quiero que se vaya, tampoco quiero que tu te vayas ¿Qué si te mandan a ti de monja y papá nos deja? ¿Qué si los dos se van? No quiero, Lauren.

— Yo tampoco lo quiero, Chris.

Después de eso ya no hubo más palabras entre ellos, las respiraciones de ambos se fueron volviendo lentas y sus mejillas se fueron poniendo pegajosas.

Lauren no se durmió pero tampoco estaba del todo despierta, luego de lo que acababan de pasar apostaba que con su hermano pasaba lo mismo.

El tiempo se sintió fluido en el silencio bajo el cual estaban sumergidos los hermanos pero el hecho de que Mike entrara a la habitación les indicó que habían pasado por lo menos un par de horas desde la discusión que tuvieron con Clara.

Los chicos se sentaron sobre el colchón y frotaron sus ojos cuando sintieron a su padre con ellos cerrando la puerta tras él.

— ¿Tienen algo que decir? —cuestionó Mike —¿por qué su madre está abajo hecha un manojo de nervios? Debieron hacer algo grande para que decidiera dirigirme la palabra.

— ¿No te lo explicó ella? —cuestionó el más joven.

Realmente Clara solo había dicho: ¡Que bien que se te ocurre aparecer puntual! ¡Tus hijos están teniendo problemas y no quieren escucharme! Que te diga Lauren qué se le metió ahora a la cabeza y haz algo. No puedo decidir yo sola, también es tu hija.

—No— le respondió al niño —. Así que, Lauren ¿qué fue lo que pasó con tu madre? ¿Qué es lo que se te metió en la cabeza ahora?

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Gracias por leer ;)
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Lauren quiere ser tops || Fanfic CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora