C a p í t u l o 5

2.4K 142 2
                                    



 Un par de ojos color miel me detallan con tranquilidad y su boca pronuncia palabras inconexas que llegan como zumbido a mis oídos. Nos miramos fijamente y puedo ver una batalla interna en ese iris profundo cargado de tristeza, aun así no siento nada más que sosiego. Toda esa tranquilidad y silencio acaba cuando me encuentro corriendo desesperada por un largo pasillo con muchas puertas blancas y paredes doradas. Alguien me persigue y me toma desprevenida por los tobillos para arrastrarme adentro de una habitación totalmente destruida. Intentando safarme de su agarre quedo cara a cara con mi atacante pero no hay nada, no le puedo concretar el rostro. Lo golpeo con movimientos precisos y certeros para que me soltara pero es más fuerte, y yo lo sé, sin embargo no dejo de luchar. Era como si supiera perfectamente cómo defenderme, luchar. Logro quitarlo de encima derribándolo y el sonido de un arma cayéndose llama mi atención, la tomo apuntándole. Estaba sangrando demasiado en el piso, muy cansado y débil. Un ruido a mis espaldas me alerta, no veo quien es pero un golpe en mi cabeza fuerte me hace perder el conocimiento.

Me siento en la cama de un solo movimiento y permanezco tiesa unos minutos para normalizar mi respiración, convenciéndome que solo fue un sueño. Mi corazón late muy apresurado por lo realistas que son mis pesadillas y mi frente suda del temor de pensar que puede ser John quien me ataca. Por instinto miro a mi lado y me sorprende que no esté, creo que ni siquiera llegó a casa aun. El reloj marca las cuatro de la mañana, voy a ver como se encuentra Noah y al estar todo bien vuelvo.

—Fue solo un sueño.

Besos suaves e intensos son depositados sobre mi boca y yo correspondo tomándolo por el cuello para atraerlo más a mí, el gruñe contra mi boca. Pasando mis manos por su cara puedo sentir como una cicatriz sobresale de su mejilla, ensuciándola. Y un destello de luz sobre mis ojos me cega por completo. La bruma del sueño es interrumpida por el calor solar que pasa por el ventanal a mis párpados, es muy molesta pero quiero dormir un poco más así que solo me doy vuelta para evitarla. Al sentir que calienta la parte de mi nuca opto por salir de aquí ya mismo.

A mi lado John duerme plácidamente por lo que me levanto con sigilo para no despertarlo y voy a ver si mi hijo ya despertó, lo encuentro acostado mirando el techo de madera. Me siento junto a él y mi corazón se estruja con dolor cuando sus ojitos están rojos e hinchados por el llanto. Las preguntas se amontonan en mi boca y soy capaz de pronunciar palabra alguna. Me pone mal verlo de esta manera y sé que solo yo puedo cambiar eso.

—Hola, mami—acaricio sus mejillas e intenta sonreír.

— ¿Qué tienes, pequeño?—me imagino la respuesta y él corre la mirada apenado —. Noah mírame y dime. Puedes confiar en mí.

—No me gusta que él me encierre —no termina de pronunciar la oración que se rompe en llanto y respiro hondo para no llorar.

La mayor cantidad de veces que nos encerraba John nosotros nos escapábamos ya que siempre salía por trabajo. Ayer no estuve para él por mi incidente.

—Ayer no pude llegar temprano, hijo — acaricio su pelo rubio —. Pero puedo prometerte que no volverá a pasar, ¿ok?

—Ok — se sienta secándose las lágrimas—. ¿Ma?

— ¿Si?

— ¿Podes hacerme huevos fritos y tocino?

—No veo por qué no.

Termino de poner el último tocino sobre su plato y empieza a comer, cada tanto puedo notar por el rabillo del ojo como quiere hablarme. Siempre hace eso y las veces que le he hablado para que me lo dijera se niega. ¿Qué te deja intranquilo, hijo?

Máxima Traición✔️(En edición)Where stories live. Discover now