C a p í t u l o 12

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POV Narrador

En tanto Natalia terminaba de instalarse e iba acomodando las pocas cosas que alcanzó a tomar, era observada desde el otro lado de la puerta entreabierta por los ojos curiosos de Diana, que la detallaban con sumo detenimiento y concentración, como si fuese la primera vez que la veía. Ella quería creerle la historia que le contó pero no podía evitar sentirse culpable y la falta de evidencias no podía ayudarla a mostrar su punto ante nadie. Sentada sobre la cama y a espaldas de la puerta, Natalia, saca de su bolso una pequeña libreta donde hacia anotaciones importantes. Había empezado a hacerlas desde la primera vez que John le prohibió recordar, sin embargo su mente no dejaba de invadir con pequeños fragmentos de lo que ella creía que era su vida y por tanto, no podía ignorar. Anotó cada detalle por más perturbador y desolador que fuera, aunque no todos eran así, sobreabundaban. Logró ocultárselo a John por muchos meses y con el tiempo las hojas en blanco se llenaron de vida y de muerte. De luz y oscuridad.

Natalia se sintió observada y cuando voltea a ver no hay nadie, justamente Diana volteo para volverse por donde vino. Guardó nuevamente sus anotaciones y regresó a la sala, Noah veía un extraño dibujo con poca forma y Diana se preparaba para salir.

— ¿Saldrás? —Se acerca con un poco de discreción.

—No tardo, regresaré enseguida — cuelga su bolso y toma las llaves de su escarabajo, Natalia mira a su hijo y él hace lo mismo.

Para su auto en un estacionamiento reservado. Se mira por el espejo retrovisor las ojeras que tiene y suspira, al bajar se dirige directo a la estación de policía. Los uniformados se mueven por todos lados llevando papeles, bebiendo café, y otros llevando a personas detenidas. Cuando llega a la oficina del Sargento Jones golpea fuerte.

— ¡Adelante! — Diana entra y cierra la puerta después de echar un vistazo afuera.

— Sargento— saluda sentándose frente a él en un pequeño sillón de chenille.

—Duff me informó sobre el imprevisto pero no tenías autorizado actuar así.

—Lo sé, señor. Sucedió todo tan rápido que no me vi con otra alternativa más que venirnos aquí y no hallaba el momento adecuado para comunicarme. Sus vidas corrían peligro, el sujeto quiso matarlos por pura diversión aparente, si bien tengo mis dudas respecto al caso... Dijo que lo apuñaló en defensa propia pero no sabe si vive o no. De igual manera solicité una inspección en la zona, instituciones y hospitales para tener información certera sin generar sospechas — el Sargento no se ve muy contento sobre su impulso, Diana le tiende una carpeta que saca de su bolso y este la abre para ver su contenido; fotos, antecedentes y descripciones lo aborda—. También investigué esto.

— ¿Qué es?

— Scott Miller, cincuenta y cinco años, estadounidense con un largo historial de crímenes realizados aun siendo menor de edad, estuvo en pandillas e involucrado en al menos cuatro muertes. Es huérfano pero estuvo casado por tres años con Samantha Grant y tuvieron un hijo que por razones desconocidas solo tiene el apellido de la madre — el Sargento William Jones la mira con atención— Es tu favorito John Grant.

— ¡Maldito hijo de perra!

—Son socios con Miller, no sé quién sea su superior probablemente el pez gordo que buscamos. Con el altercado que hubo en el restaurante pudimos determinarlo así. Seguí a Miller en cuanto se retiró de la oficina, amenazaba a su hijo directamente por lo irresponsable que es al dejarla a la vista de todos porque creyó que lo reconoció — hace una pausa para que él lo procese—. Y con respecto a ella, no es más que un peón más en su macabro juego. Le puedo asegurar que no recuerda nada, no sé qué haya pasado con ella pero no está metida en esto.

Máxima Traición✔️(En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora