C a p í t u l o 43

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—Natalia, diga su nombre completo, por favor— indica Ángel frente a ella al encender la grabadora.

—Venus Natalia Cohen.

—Señorita Cohen, hábleme acerca de lo que vivió en Houston a partir del momento en que despertó.

El nerviosismo era más que evidente no solo en el tono de su voz sino en su pierna derecha que no ha dejado de mover por debajo de la mesa y había empezado a dañar más allá de las cutículas de sus dedos. Diana la observa orgullosa por su valentía desde el otro lado del cristal pero había algo que la preocupada, la inquietaba terriblemente. Su abogado había logrado que la libraran de los cargos de obstrucción a la justicia si tan solo confesaba todo lo que sabía sin omisiones. Y consiguió que le garantizaran la seguridad de ella y su familia. El trabajo premeditado de Diana con la investigación será relevante para demostrar su inocencia en todo este lío y sumado a eso, Elena se ofreció a dar su testimonio y presentar como pruebas los estudios médicos de su paciente. Acto que le fue agradecido por Natalia una y otra vez.

Una vez termina de relatar cada atrocidad que presencio e incluso las que le toco vivir en su propia piel el Agente Duff apaga la grabadora. A estas alturas sus dedos sangran y su corazón late eufórico por los nervios.

—Recuerdo cuando era una niña y corría a mis brazos llamándome tío Mike—confiesa de repente, había un dije de melancolía y tristeza en su tono— Duele ver a mi amigo y su hija en esta situación.

—El trabajo es una mierda cuando hieren a los tuyos— dice sin dirigirle la mirada y se aleja de la ventana, alcanzándola a la salida del cuarto—. Lo has hecho muy bien.

—No pensé que sería tan difícil decirlo en voz alta— susurra aun aterrada.

—Tranquila, todo estará bien. Escucha, hay alguien que te quiero presentar— sonríe tirando de su mano y la lleva hasta donde esta Mike de espalda conversando con otro agente acerca de la investigación—. ¿Mike?

— ¿Si?— gira y su rostro cambia rotundamente la expresión al tenerla así, tan cerca después de todo. Podía sentir un enorme peso sobre sus hombros, la culpa lo carcomía lentamente.

—Él es Mike, el mejor amigo de tu padre.

—Oh, sí. Mi padre me habló de ti, eres quien se encargó del asunto de mi madre— saluda con un apretón de manos y él se tensa al tocar ese tema—. Lo que no sabía es que se trataba del conserje de tu edificio. Debió ser esa la razón por la que creía haberlo visto antes.

Él ríe abiertamente carente de humor.

—Bueno, solo estaba de encubierto, protegiéndote— le guiña un ojo.

Natalia asiente medio confundida, medio cautelosa. No importaba lo que él o alguien más diga de su persona, cuando lo tenía frente a ella todo se sentía erróneo.

— ¿Has visto a mi padre?— pregunta ella de repente, él niega— Se siente mal, no quería que volviera a esto.

—Es entendible, es lo que todos quisiéramos para poder protegerte.

—Si pero el amor de un padre no debe compararse, ¿cierto? — Inclina la cabeza, analizándolo— Deberías visitarlo cuando puedas, necesita que alguien le diga que no va a pasarme lo que a mi madre sí.

Tensa la mandíbula sin siquiera pestañear. Diana nota la tensión entre ambos y por más que se esfuerce no logra entender absolutamente nada.

—Detective, Saúl me pidió que le diera esto personalmente— una joven con rulos afros se acerca a ellas.

Máxima Traición✔️(En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora