Máxima Traición✔️(En edición)

C a p í t u l o 16

Despertar por el insostenible peso del agobio ocasionado por una pesadilla es completamente abrumador. La angustia y la ansiedad tomadas de las manos se esparcen en mi pecho impidiéndome respirar correctamente. Llevo mi mano al lugar tratando de regularizar mi respiración pero el temblor de mi cuerpo no me deja concentrarme y soy consciente de como el miedo va calando cada uno de mis huesos.

Miro a mi lado y Noah continua durmiendo, es un alivio que no me vea así. Atemorizada.

Es cuestión de minutos para que mi temblor cese y pacientemente consigo respirar mejor. La imagen de esa pesadilla no se ha ido, al igual que la horrible sensación que produjo. Al menos me sentía más relajada al saber que estaba bien, en casa con mi hijo, a salvo. Limpio mis lágrimas con las manos y me paro con cuidado de no despertarlo e ir por un vaso de agua. La boca se me había secado terriblemente.

Todo estaba a oscuras a excepción de una luz baja en la cocina pero fue un ruido casi inexistente el que llamó mi atención hacia el living. Prendo la luz algo confundida y me sorprende ver a Diana echa un bollito sobre el sillón. Mira un poco aturdida en mi dirección pero suspira y vuelve a taparse el rostro.

—Diana...

Me siento junto a ella acariciando su pelo.

— ¿Qué sucede?

Niega con la cabeza aun sin verme.

—No importa — susurra con la voz cortada por el llanto.

—Claro que si — tomo sus manos y con lentitud las quito de su cara— Eres mi amiga.

Ella se sienta doblando sus piernas y cuando me ve frunce el ceño.

— ¿Estuviste llorando? — suena muy preocupada y seria.

—Solo fue una pesadilla — le resto importancia y asiente poco convencida —. ¿Me vas a decir que te pasó?

Limpia su rostro y respira hondo, intentando recomponerse.

—Vi a mi ex.

—Oh— hace una mueca — ¿Y qué ocurrió? ¿Te hizo algo?

—No — niega sonriendo levemente —Pero aun así no puedo estar frente a él y fingir que todo está bien. He cargado durante años con este peso y aunque pueda redimirme nunca estaré en paz conmigo misma. Mucho menos con ellos.

— ¿Ellos?

—Su familia — agacha la mirada apenada y por más que me esfuerce en pensar las palabras correctas para su consuelo, nada llega — Así que... ¿pesadillas?

Es mi turno de bajar la mirada angustiada pero la alzo tan pronto como toma mis manos.

—Sí, son tan reales que el miedo continúa aun cuando despierto.

— ¿Sobre qué?

—No tiene importancia, son solo sueños.

No quería hablar de eso y que riera por lo absurdo que podía llegar a sonar.

—Te conté mi problema y no cuestionaste, es tu turno ahora.

Sonríe. Y luego de unos segundos le cuento:

—Todo estaba oscuro, se oían gritos desesperados mezclados entre el ruido de los disparos. Estaba en algún bosque y era de noche. Alguien me seguía y sin importar cuanto corriera ni cuantas ramas raspaban mi piel no podía alejarme lo suficientemente rápido. Y al mirar hacia atrás choco de frente con alguien que se camuflaba perfectamente en la oscuridad. Y luego no hay nada.