C a p í t u l o 21

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POV Natalia

Venir a la consulta con Elena fue dar un paso que no sabía que tenía que dar, incluso aprendí como tratar un ataque nuevamente. Si bien al cruzar la puerta estaba un poco recelosa, poco a poco pude relajarme ante su presencia. Me transmitía algo indescifrable, y por primera vez no miro a mis costados a la espera de que me señalen juzgándome por hacer o decir algo erróneo, me sentía comprendida. Me sentía en paz.

— ¿Entonces dice que lo que me sucede son ataques de ansiedad?

Elena tecleaba algo en su laptop y solo levantó la mirada una vez desde que me hizo las preguntas claves para diagnosticarme, y fue cuando claramente acabo de plantear mi duda de manera estúpida.

—Exactamente — baja la tapa de la computadora y me sonríe — Pero en tu caso no es tan grave, niña.

— ¿Cómo...?

No estaba entendiendo claramente.

—Usted me dijo que lo que mayormente siente es pánico y preocupación — asiento de acuerdo—Y, en base a lo que me conto de su vida puedo decirle que su ansiedad se ha arraigado como su método de defensa para evitar culpa.

—No estoy entendiendo. ¿Culpa?

—Tu amnesia — frunzo el ceño confundida— Has estado teniendo sueños e imágenes vienen a tu cabeza, te preocupa la parcialidad o totalidad de su historia, y también te aterra la incertidumbre de nunca saber nada. Te preguntas como has llegado a donde estas y vives pensando lo que te depara el futuro, si está bien lo que estás haciendo y empiezas a crear escenarios hipotéticos de todos los posibles caminos que puedes tomar para no volver a equivocarte, es entonces cuando te paralizas. No avanzas. Te agotas sin notar las energías que gastas en esos pensamientos y temores, energía que no recuperas por tu insomnio. Y te ves envuelta en ese círculo vicioso día tras día, aun sin ser consciente de eso y tu cuerpo habla. Tu pecho duele, sientes asfixia, miedo y preocupación al creer que morirás por no llevar aire a tus pulmones.

— ¿Y eso no es tan grave?

Inquiero preocupada, ella sonríe levemente.

—Si deseas sosiego busca las respuestas a tus preguntas pero debes estar preparada para vivir con eso— agacho la mirada por un segundo un poco desanimada ella me sonríe con calma—Busca distraerte, abrir tu mente a nuevas cosas, haz ejercicios o lee un libro pero evita esos pensamientos circulares.

—Tiene razón — suspiro apoyando el codo en el lateral de la silla de chenille y posteriormente mi mentón en el dorso de mi mano.

De pronto, se me ocurre una idea de cómo librarme quizás un poco de mis temores. Observo a Elena detallándome con detenimiento. Luce muy inteligente con su credencial colgando de la chaqueta de su ambo, su cabello negro esta suelto y la hace aparentar más joven. Le sonrío enormemente en agradecimiento y ella hace una mueca confundida.

— ¿Qué?

Salir y no ver el auto de Diana ni a ella por ningún lado me preocupa y solo puedo pensar en Noah. ¿Estará bien? Quizás algo le sucedió y por eso mi amiga tuvo que irse de imprevisto hasta la casa de sus padres. Sacudo la cabeza en negativa intentando ahuyentar los malos pensamientos de los que Elena me acababa de hablar. Inhalo y exhalo para luego irme caminando e intentar distraerme.

Avanzo aproximadamente dos cuadra entre la multitud de gente y me concentro en observar sus vestimentas como método de distracción. Delante de mí va una madre con su hija adolescente, ambas combinando a la perfección con sus jeans con sus respectivas camperas. Sonrío cuando su mamá le toma la mano para cruzar a la otra vereda y ella hace una mala cara. Una madre jamás deja de proteger.

Máxima Traición✔️(En edición)Where stories live. Discover now