C a p í t u l o 28

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La humedad carcomía las paredes, en el piso había polvo viejo que caía junto con pequeños pedazos de ellas. El foco amarillento del techo tenía una muy baja potencia por lo que después de unos segundos en esa habitación la vista se acostumbraba a la escasa luz. En el medio hay una cama para una sola persona que rechinaba con cada movimiento que se ejercía sobre ella, con un fino colchón y una sábana sucia que lo cubría. En los ganchos de las paredes estaba su abrigo costoso junto con unos elementos para someter como; soga, látigos y unas telas finas para cubrir ojos o boca. Todo es descuidado y poco higiénico.

Él pasa su dedo índice por su cabello rubio, oliéndolo en el proceso. La joven a pesar de su estado lastimoso y lo consiente que está, no reacciona. No hace nada por sacárselo de encima o de lo contrario sabía que la pasaría peor. Quisiera poder gritar. Quisiera poder huir. Quisiera estar a salvo. Solo se limita a cerrar sus ojos—como antes ya le había ordenado solo porque odiaba sus ojos marrones, porque no se parecían a los azules que él deseaba—para poder pensar en su familia y su pequeño hijo, tenía miedo de que en algún punto llegase a olvidarlos a causas de las drogas que le daban. Solían pasar días enteros que no recordaba ni su propio nombre.

Acostumbraba a verlo seguido últimamente y eso la aterraba en demasía. Cada que pasaba por esas puertas para requerir de sus servicios, creía que sería el último día de su vida. Siempre la golpeaba y la lastimaba con sus palabras hirientes cuando su olor no era como el de ella, cuando sus ojos eran mucho más oscuros, cuando su voz era más aguda. Y por esas ridículas razones, no siempre llegaba a consumar su acto, lo que significaba que John la atacaría con el látigo, que se supone, estaba ahí como accesorio sexual.

—Hoy hueles mejor que la última vez— su voz ronca y arrastrada a causa del alcohol le produjo escalofríos en todo el cuerpo. Vuelve a inhalar su cabello y aumenta la fuerza del agarre— Me gusta...

La joven aprieta la mandíbula con tanta fuerza que llega a dolerle, intenta con todas sus fuerzas contenerse de quitárselo de encima para que no pudiera tocarla más y evitar gritarle lo asqueroso que le resultaba su sola cercanía. Ambos están sentados sobre la cama, ella dándole la espalda mientras él toca sus pechos sobre su musculosa desecha al tiempo que olfatea su cabello. John, por otro lado, ignora los obvios deseos de la chica y le gira bruscamente la cabeza de modo que quedan de frente. Por la impresión ella abre sus ojos mirándolo con terror y traga duro.

— ¿Puedes creer que tienen la misma mirada?— inquiere con un poco de burla y desprecio en su tono. Ella no responde, lo tenía prohibido— Pero tus ojos son tan oscuros— agarra con fuerza su cara—, no son sus ojos azules. No eres ella...

Su agarre flaquea y su mirada se pierde un poco en sus pensamientos. Ella, para evitar ser golpeada hasta el cansancio, cierra sus ojos y lo besa tomándolo por sorpresa. Se aguanta todo asco, desprecio, odio y miedo, solo para poder prolongar un poco más su patética vida. Para prolongar su tortura, pensó. Lo cierto es que aún tenía la esperanza de regresar con su familia, con su hijo. Tenía esperanzas que poco a poco también le iban arrebatando junto con su penosa vida y su ficticia dignidad. John se aparta bruscamente.

—Sé lo que pretendes, perra— dice, poniéndose de pies y de una sola bofetada la acuesta sobre el sucio colchón—. ¿Me crees estúpido? ¿Eh?— la mujer ni siquiera voltea a verlo solo se queda quieta, esperando su repetitiva tortura. John empieza a desabrochar su pantalón al tiempo que la mira lascivamente, al bajarse los pantalones la puerta es golpeada y ella suspira aliviada con la interrupción.

Él solo gruñe en respuesta y se vuelve a ajustar su vaquero para ver de quien se trata. Un hombre fuerte y musculoso con tatuajes hasta en la cara lo aborda.

—Señor, su padre lo llama— anuncia, bajando la mirada.

— ¿Qué mierda quiere? — escupe, con la rabia dando paso a su tono de voz.

Máxima Traición✔️(En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora