C a p í t u l o 22

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El jadeo intenso de nuestros besos resuena por toda la habitación. Con su mano toma las hebras de mi cabello sin dañarme y lo jala hacia atrás, teniendo acceso a mi cuello y depositar besos húmedos sobre él. Me guía en reversa hasta tirarme con delicadeza sobre la cama y posteriormente de sube arriba de mí, moldeando la silueta de mi cuerpo con su dedo, sin interrumpir nuestro boca a boca. De un movimiento lo giro quedando por encima de él, se ríe, y acaricio con ternura la cicatriz que ensucia su mejilla.

De pronto, corro con mis tacones plateados sobre una de mis manos mirando en varias direcciones, cerciorándome que no me siguieran. Era un hotel lujoso con tantas habitaciones en un mismo pasillo que se me hacía interminable a la hora de llegar al ascensor. Podía oír el latir desenfrenado de mi corazón y mi cuerpo temblaba del miedo. No veía a nadie pero sabía que estaban ahí. Sabía que él ganó. Un sonido me pone alerta y me oculto detrás de una columna, tomo el tacón para poder defenderme con algo, pero no importaba lo que hiciera, cuando me agarró y tapó mi boca sabia estaba a su merced.

Tomo una gran bocanada de aire y me siento sobre la cama llevándome la mano al corazón.

— ¿Mami?

Noah esta sobre su costado observándome con preocupación.

—Duerme, pequeño.

Acomodo mi pelo y me acuesto nuevamente sonriéndole.

— ¿Estas bien? Me asustaste.

—Solo fue una pesadilla, amor— acaricio su melena y me agarra de la mano.

—Puedes tomar mi mano para dormir.

—Gracias.



Entro por la enorme puerta del hotel al que me harían entrar a trabajar, eso sí tengo suerte y viento a favor. El hotel Thomson es realmente lujoso, donde personas de mi clase claramente no podrían pagar una noche. La gente de aquí se mueve con portafolios, trajes y todo tipo de ropa elegante y fina. Me doy un vistazo rápido y analizo rápidamente mi pantalón de jean negro, un bolso pequeño del mismo color, una camisa blanca y mi cabello suelto con la línea al medio, ni siquiera traigo un peinado presentable y si bien no estoy desarreglada, no encajo para nada aquí. Suspiro resignada y me acerco a una de las recepcionistas.

—Bienvenida al Hotel Thomson — me regala una enorme sonrisa— ¿En qué puedo ayudarte?

—Hola, el señor César Anderson me está esperando— cito las palabras que Gael me había pedido que dijera ayer por la noche.

Asiente y marca por el teléfono fijo un solo número, lo coloca en su oreja.

— ¿Nombre?

—Natalia Marshall.

Asiente.

—Natalia Marshall está en recepción. Sí, señor— dice anotando algo en un pequeño papel y corta— El señor Anderson la espera en su oficina en el quinto piso, la voy a guiar.

—Gracias.

Subimos al ascensor y cuando estamos subiendo me regala una sonrisa la cual correspondo. Salimos y voy unos pasos detrás de ella, pasamos junto a un recepcionista moreno con rulos que no mira hasta perdernos de vista. Ella niega con la cabeza.

—No le des importancia, detesta que haga su trabajo, es un raro.

Golpea una puerta con el enorme cartel "Anderson" y esta es abierta. Me sorprende darme cuenta que fue Gael quien abrió, vistiendo totalmente de traje y corbata. Su pelo rubio estaba un poco desaliñado pero poco importaba cuando te cautivaba con su presencia. Es guapísimo. Y la sonrisa que me regala antes de entrar me deja sin habla.

Máxima Traición✔️(En edición)Where stories live. Discover now