2. Llorar.

1.4K 172 12
                                    

   Yuuri se congeló al escuchar esa voz repentina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Yuuri se congeló al escuchar esa voz repentina. Aquella adrenalina que le había incitado a cometer semejante acto se había extinguido y su personalidad tímida retornaba de aquel viaje llamado irá.

   El dueño de aquella voz lo dejó sin palabras, no solo por su repentina llegada, también por su apariencia.

   El joven poseía un hermoso y largo cabello plateado, facciones tan bellas como las de una mujer, pero aquel cuerpo esbelto y voz profunda indicaban que se trataba de un chico. Sin embargo, algo oscurecía su bella estampa. Nadie sonríe al estar frente a una persona a punto de terminar con su vida, solo un psicópata.

   —Deja de llorar, esas lágrimas terminarán ahogandote—mencionó el chico con un tono totalmente alegre.

   Yuuri intentó decir algo, pero su garganta estaba completamente cerrada y no era por la cuerda en su cuello. Estaba avergonzado por haber dado aquella escena tan vergonzosa frente a ese chico tan misterioso.

   Las palabras del peliplata parecían no tener tacto, además de poseer una sonrisa que expresaba alegría pura.

   Ese chico sí que era extraño. Que ironía, el raro hablando de rareza.

   —¿Qué sucede? ¿No te atreves?—preguntó de nuevo el chico con cierto tono retador—. Hagamos una cosa: yo tiraré ese bote sobre el que estás, y si veo que te dejas morir, no te detendré, pero si intentas salvarte, te ayudaré.

   —¡¿Q-qué?!—logró preguntar confundido antes de que el chico, sin previo aviso, pateara fuertemente el bote y éste saliera disparado lejos.

   Su mundo se volvió borroso y su mirada se clavó en el nublado cielo. Su cuello soportaba toda la presión de su peso. El aire escapaba ferozmente y su cuello ardía como el infierno. La fuerza de la gravedad hacía que su cuerpo se balanceara de un lado a otro, haciendo aún más tortuoso su calvario.

   Llevó sus manos a su cuello con gran desesperación e intentó, por todos los medios, quitar la soga inútilmente. Sus pulmones suplicaban por oxígeno.
No podía pensar, no podía sentir nada que no fuera un dolor insoportable, y no podía escuchar, ni ver. Sentía que sería su final.

   Sin embargo, unos brazos tomaron su cadera y pudo sentir como el aire regresaba a él, al igual que la vida.

   El chico lo sostenía, elevándolo e interrumpiendo su destino fatal.

   Yuuri jadeo con fuerza, intentando recuperar el aire a la vez que quitaba la soga de su cuello con desesperación.

   Su mirada era borrosa, no solo por la escasez mortal de aire que sus pulmones sufrieron, también por la caída de sus gafas, las cuales yacían en el suelo.

   Una vez la soga se separó de Yuuri, el chico dejó de cargarle y lo bajó cuidadosamente.

   —Vaya que eres pesado, pequeño—bromeó el chico mientras jadeaba un poco, producto del esfuerzo.

Inexistente [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora