40. Feliz cumpleaños Yuuri.

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   La pálida piel de las mejillas niponas no podían sonrojarse más, no solo presa de una inminente vergüenza, también de una extraña sensación que por primera vez conocía más a profundidad: el placer

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   La pálida piel de las mejillas niponas no podían sonrojarse más, no solo presa de una inminente vergüenza, también de una extraña sensación que por primera vez conocía más a profundidad: el placer.

   Su pantalón había sido despojado completamente al igual que su ropa interior.

   Viktor jugaba con su boca, dejando el resonar de sus húmedas acciones en el eco de la habitación. Pero su lengua jugueteando con la del menor no era el único sonido húmedo.

    Su mano se encontraba en el miembro del menor. Tomaba el duro falo de manera delicada, sus movimientos eran diagonales y lentos, la inexperiencia de su novio ayudaría a una rápida eyaculación y el peliplata parecía saberlo bien, sus movimientos buscaban alargar su placer.

    Posaba su pulgar momentáneamente sobre la punta, dando movimientos circulares que duraban un par de segundos, después se alejaba, dejando pequeños jadeos por parte del menor. Su pene estaba tan húmedo que la tarea no era en absoluto difícil.

   —V-Viktor... No puedo más...

   El azabache se separó para poder hablar, dejando su mentón totalmente húmedo. El peliplata no dijo nada, en su lugar tomó de vuelta el mentón contrario con su mano libre y atrajo su rostro. Le besó de manera intensa, invadiendo la boca ajena con desespero, saboreando cada parte del otro.

     Los gemidos de Yuuri se atoraban en los labios ajenos, imposibilitado a separarse.

    La mano del peliplata aumento su velocidad, masturbándole con intensidad, hasta que finalmente la escencia de su novio se esparció a lo largo de su mano.

    Solo unos minutos fueron suficientes para que Yuuri llegara a su límite, exparciedo su escencia por toda la mano de su novio.

    Viktor tuvo que interrumpir su beso ya que por el orgasmo de Yuuri éste había perdido el aire.

    Los ojos marrones perdieron visibilidad por unos momentos, fruto de la abrumadora sensación.

    Una vez desahogado, pudo pensar con claridad algunas cosas.

    Esa escena había sido incluso mejor que la anterior, aquella vez donde había tenido una experiencia corta pero muy significativa. Había tenido su primera experiencia con la sexualidad, y en ella su novio le demostró que no solo no le desagradaba su físico, sino que era demasiado importante para él como para hacer tal acto.

    En aquella ocasión había probado su propia escencia, así que debía hacer lo mismo de nuevo ¿Verdad?

    Tomó la húmeda mano de su novio y pasó su lengua a lo largo de ésta, sintiendo de nuevo el amargo sabor, el sabor a él mismo.

   —Buen chico—mencionó orgulloso el peliplata, parecía gustarle la buena memoria de su copito.

    Pero Yuuri se preguntaba algo: ¿Si su sabor era amargo, el de Viktor sería más dulce?

Inexistente [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora