35. Señal

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   Nada más que oscuridad. No importaba a donde viera, no había más que una matadora oscuridad.

   La risa de los niños resonaba en un eco incontrolable por toda su mente. Unas pequeñas risas que debería albergar inocencia infantil parecían más las de un enfermo mental.

   Una respiración agitada, no producto del esfuerzo sino del miedo.

   Imágenes que se cuelan de entre la oscuridad, llegando para recordarle sus tormentos.

   Escuchando el sonido de unas pequeñas pisadas. Los chillidos de un pequeño ser indefenso tratando de defenderse. Las gotas de sangre corriendo hasta llegar al suelo. El color rosa reemplazado por el carmesí.

   El color verde volviéndose cada vez más opaco.

   La luz del fuego.

   El calor infernal que emana de las llamas. Podía sentirlo, el fuego consumiendo su piel, haciéndola arder hasta sentiste en el mismo infierno.

    Un cuchillo afilado. La voz ahogada, las palabras arrebatadas, una vida robada.

    El aire huyendo abandonando el alma, la claridad abandonando la visión, la calidez marchandose dejando al frío intenso.

   Y finalmente: la sangre corriendo por la blanca piel, distorsionando su rojizo color por la claridad de las lágrimas. La inocencia corrompida por la maldad.

~~~

   Los ojos marrones se abrieron repentinamente. Su corazón latía con fuerza y su respiración era agitada. Lo primero que pudo observar fue a su novio justo a su lado, calmandole un poco.

   —Tranquilo Yuuri, todo está bien, tuviste una pesadilla.

   Tenía razón, pero no solo había tenido una pesadilla, había pasado una noche completamente horrible.

   Se sentía fatigado, con un dolor de cabeza insoportable, sus heridas punzaban y sudaba frío.

   Se encontraba en su adorada casa del árbol, la luz del sol iluminaba cada rincón, el sonido de las aves y la risa de sus "hijos" en la parte de abajo le dio un poco de paz; todo se encontraba bien.

   Pese a saber que todo se encontraba en orden, no podía evitar sentir inseguridad, una enorme inseguridad que le hacía pedir a gritos los brazos de su novio, necesitaba escapar del mundo en esas mangas que se habían convertido en su hogar.

   Sin más se acercó y recostó su rostro sobre el pecho del mayor, pronto sintió esos dulces brazos rodeandole.

   —Viktor ¿Qué hora es?

   —Temprano, no te preocupes por eso mi copito.—Las palabras de su novio eran cálidas al igual que las caricias que daba en su cabello, sin embargo su toque no lo era, las heladas manos de Viktor contrastaban con sus atenciones hacia él. Tal vez era un recordatorio de que debajo de esa bella estampa había alguien peligroso.

   —Tengo que ir con mis padres...Me mataran por no haber llegado a casa... Y porque ...me suspendieron del colegio una semana...—mencionó, más resignado que asustado.

     —Sh Sh Sh ...—interrumpió Viktor—Tengo un plan, si lo sigues te prometo que nadie te regañara...

Esto no podía ser bueno. La última vez que le escuchó decir esas palabras muchas personas murieron ¿Qué debía esperar ahora?

Inexistente [Terminada]Where stories live. Discover now