41. Héroe

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   Los ojos marrones veían con miedo la ventana del autobús

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   Los ojos marrones veían con miedo la ventana del autobús. Sabía lo que le esperaba. Su suspención había terminado por lo que debía volver al colegio.

   No podía evitar temblar, quería llorar pero se mantenía firme.

   En el autobús no había más que chicos desconocidos, Jean y Takeshi siempre era llevados por sus padres, no tenían la necesidad de tomar el autobús.

   Él solía ser igual, pero su padre aún no reparaba el auto, aunque no parecía preocuparme demasiado el asunto, se tomaba su tiempo.

   Regresaría a ese lugar donde sería golpeado, maltratado y humillado. ¿Por qué debía hacerlo? Podría solo desviar su camino y estar con Viktor y los niños como lo hizo toda la semana.

   Pero no podía, tenía miedo. El miedo a sus progenitores estaba aún tan latente que no se atrevía a provocarlos, al menos no en ese momento.

   Tenía tanto miedo a la reacción que tendrían cuando supieran que se iría de casa. Se lo prometió a Viktor, no podía fallar. Pero el solo hecho de imaginar que lo buscarían por mar y tierra solo para llevarlo de vuelta a su infierno y de la peor manera le hacía temblar de nuevo.

   Se encontraba atrapado, no sabía qué hacer. En todas partes había peligro, no había lugar al cuál correr.

   Sacó de su mochila su diario, aquel que le hizo ganar una golpiza la última vez que fue al lugar al que ahora se dirigía.

   Tal vez lo mejor era no llevarlo más al colegio, pero no podía evitarlo, en ese diario estaban plasmados todos los momentos con Viktor. Llevarlo consigo era como tener una parte de su novio acompañándole, eso le daba valor.

   Finalmente las llantas del autobús se detuvieron frente al edificio. Todos comenzaron a salir de él, corriendo y riendo, a diferencia del azabache quien bajaba lento y tembloroso.

   Realmente no quería salir. Se detuvo en las escaleras del autobús, paralizado, observaba al frente, suplicando internamente que su pesadilla con cara de ángel no estuviese esperándole.

   ¿Qué es lo que le haría? ¿Lo volvería a golpear? Sus golpes anteriores aún no sanaban del todo, no quería volver a ver su rostro y cuerpo deformados por la oscuridad de los moretones y la sangre.

   —¡Hey! ¡¿Cuánto tiempo piensas estar ahí?! ¡Muévete!—exigió el conductor con un alto tono, el cual rompió el transe de Yuuri.

   Aún temblando, no tuvo más remedio que obedecer.

   Bajó del autobús, viendo en todas las direcciones, aferrándose a su mochila, como si ese bolso roto, desgastado y aún llenó de su propia sangre pudiera defenderlo.

   —¡Yuuri!—escuchó a alguien llamándole, esto lo sobresalto pero al ver al dueño de la voz soltó un suspiro de alivio, era Takeshi.

   —¡Al fin te veo de nuevo! ¿Cómo estás? Jean y yo queríamos ir a visitarte pero nunca nos dijiste donde vivías, además de que no nos diste tu número, no sabíamos dónde encontrarte...—Takeshi hablaba tan rápido que le mareó un poco.

Inexistente [Terminada]Where stories live. Discover now