30. Pesadilla

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   —¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Sueltalo!—exigió Takeshi, tratando de ayudar a Yuuri

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   —¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Sueltalo!—exigió Takeshi, tratando de ayudar a Yuuri.

   Detrás de ellos estaba uno de los chicos nuevos, acompañado de varios más que parecían de grados superiores pues eran más grandes.

   El chico dio una seña a uno de los chicos más grandes y éste se acercó a Takeshi, dándole un gran golpe en el estómago que le hizo retorcerse de dolor.

   Yuuri comenzó a temblar, sabía lo que estaba ocurriendo pero no quería aceptarlo, no quería aceptar que su más grande pesadilla se estaba volviendo realidad de nuevo.

   —¿Ustedes también quieren decir algo?—preguntó el chico rubio, aquel que poseía una extraordinaria belleza pero una sonrisa llena de maldad.

   Jean negó con la cabeza, también asustado, mientras que Yuuri estaba a punto de llorar del terror.

   —Buenos chicos. ¿Qué tienen de comer? Denmelo ahora.

   Sin más remedio Jean dio su comida y hasta su dinero al rubio. Yuuri no tenía nada que dar y el otro lo notó.

   —¿No escuchaste? Dije que me dieras todo lo que tenías. ¿Acaso quieres terminar como él?—señaló a Takeshi, quien aún se encontraba en el suelo.

   —N-no tengo n-nada...—dijo casi en un chillido, pues su voz estaba ahogada, no salía bien por más que lo intentaba.

   El rubio hizo una seña a otro de los chicos mayores detrás de él y éste se acercó a Yuuri. Quería correr, quería salir huyendo de ahí pero estaban arrinconados, no podía.

   El chico mayor se acercó y le arrebató la mochila, vaciando todo su contenido en el suelo, entre ellos su nuevo diario.

   —Espera—dijo el rubio mientras de acercaba y tomaba el diario—. Te vi toda la clase escribiendo en esta cosa ¿Es tu diario nenita?—preguntó burlezco.

   Yuuri sintió aún más terror cuando vio que estaba a punto de leerlo, por lo que por impulso se abalanzó al rubio y se lo arrebató.

   El ojiverde, sorprendido por su insolencia le apuntó y el chico mayor se acercó de nuevo a él junto con otros dos.

   Yuuri solo pudo sentir como un dolor agudo le consumía el rostro, después otro en su estómago que le hizo perder todo el aire, aún no lo recuperaba cuando sintió otro y otro y otro hasta que terminó en el suelo, solo podía ver cómo los pies de sus abusadores se dirigían a su rostro y a su indefenso cuerpo, mientras que el rubio sonreía con una intensa maldad en su rostro hermoso.

   Después de unos segundos que parecieron horas, los abusadores se detuvieron.

   —Espero que con esto entiendan quien manda aquí ahora.—Sin más dio la vuelta y se marchó, junto con todo su séquito.

   Takeshi y Yuuri estaban en el suelo, aunque el azabache tenía la peor parte, en su rostro había gran cantidad de sangre y su cuerpo temblaba, no solo por el potente dolor, también por el miedo.

   Jean, quien fue el único que se salvó de los golpes, se inclinó a auxiliar a sus amigos.

   Con dificultad, el azabache se levantó, aún sosteniendo su diario con sus manos rojas.

   —No... No otra vez... ¡No de nuevo!—gritó con lágrimas en sus ojos y como pudo se echó a correr. No sabía a dónde iba, corría, sin prestarle atención al dolor de su cuerpo.

   Lo único que deseaba era despertar de esa horrible pesadilla, quería aparecer en su casa y saber que todo había sido un sueño, pero no lo era, era la horrible y aterradora realidad.

   Corrió hasta que llegó a la azotea, no había nadie al parecer. Dejándose llevar por el cansancio y el dolor cayó al suelo y comenzó a llorar de una manera angustiosa.

   —¡Viktor salvame! ¡Salvame!—suplicaba con todas sus fuerzas mientras se aferraba a su diario, aquel donde había expresado lo feliz que su amado lo había hecho y todos lo sueños que tenía con él, todos esos sueños habían quedado en un rincón.

   El aire soplaba con fuerza, como si el clima supiera la espantosa situación por la que pasaba.

   —¿Estás bien?—escuchó una voz y una silueta borrosa se posó frente a él.

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Inexistente [Terminada]Where stories live. Discover now