Caught in a lie [Esquizofrenia] Yoonmin

25|| Mon bebe.

Mon bebe.

Creo que estoy perdiendo la cabeza.

Tratando de quedarme dentro de las lineas.

Creo que soy algo diferente y estoy bien con ello.

No puedo fingir más sonrisas, esa mierda me volverá loco.

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—¿Eres fuerte? Entonces da la cara, ¡Muestrate! Revelate de una vez. —Grito el muchacho arrojando su juego de llaves al bosque que se encontraba a un costado de la carretera.

Tomó su cabello con fuerza, diez dedos sosteniendo cada mechón de lado a lado y jalando de ellos como una bestia, caminando con el ceño fruncido, intentando recordar...

Las pastillas.

Su madre le había dado un frasco con sus medicamentos antes de salir, estaban en su mochila, solo debía encontrarlas.

Camino entre tropezones a la puerta delantera del auto sólo para recordar que en un intento infantil había arrojado las llaves al medio del bosque lodoso, gruñón, dio un par de golpes a la ventana. —Como si las rabietas lo solucionaran— Dejó caer su espalda sobre la puerta y suspiro exahusto.

—Es inutil... —Finalmente se rindió, escondiendo su rostro entre sus rodillas.

Mamá tenía razón, salir solo era una mala idea, las pesadillas, las alucinaciones aún siguen y el no sabe como detenerlas. Justo ahora solo quería llorar por la impotencia pero eso no iba a solucionar nada.

—¿Necesitas ayuda?. —Jimin levantó la vista bruscamente para toparse con un hombre alto de chaqueta oscura.

—Al menos que sepas como espantar a los fantasmas... Dudo que puedas servir de algo. —Admitió de brazos cruzados, observando con un puchero las llantas del auto.

—¿Fantasmas?. —Pregunto con una voz gruesa y rasposa la cual hizo que cada uno de los nervios de Jimin temblara.

—No me haga caso, solo... Pediré ayuda, a ver quien puede salvarme de esta. —Jimin saco su celular de el bolsillo derecho de su pantalón topandose con el uno por ciento de batería que a este le sobraba, el teléfono rápidamente se apagó dejándolo incomunicado— ¿Sabes? Ya no importa, definitivamente este no es mi dia.

El hombre río vagamente en voz baja y observo el bosque a su izquierda, lleno de neblina y pinos altos, sacó de sus bolsillos unos guantes que aparentaban ser de acero y se los colocaba tan fácil como anillo al dedo.

—Es una ruta extensa, no lleva a ninguna parte, ¿Porque un niño andaría sólo a estas horas en esta parte de la ciudad?.

—Fui al pueblo de las afueras a buscar un auto, de haber pensado que esto pasaría no hubiera venido en primer lugar.

—Bueno... Vagamente recuerdo que esta es una ruta que tarda entre unos cuarenta o treinta minutos de caminata, incluso una hora o dos, depende de que tan rápido corran esas piernas tuyas. —Dijo mirando los muslos de Jimin hasta su torso— Entonces yo que tu camino, antes de que los demonios ataquen.