61|| Labios de cereza.

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Labios de cereza.

PASADO.

—Abuelito ¿Porque debe quedarse?. —Pregunto el pequeño con un puchero débil y sensible en el rostro, el anciano le sonrió aún amarrando su corbata.

—No tiene casa, estará con nosotros por un buen tiempo, lo cuidaremos y seremos nosotros tres en casa, una familia. —Afirmó el abuelo como si de un guión se tratara.

Convencer a YoonGi no iba a ser sencillo, paso toda la noche pensando en lo que hoy debería decir para calmarlo, YoonGi solía sacar conclusiones antes de tiempo, solía juzgar incluso antes de conocer a las personas.

—Tu y yo ya somos una familia... —El hombre observó al niño que parecía triste— ¿No sientes lo mismo? ¿Hice algo malo? Por eso seguro quieres a otro niño en casa... yo... puedo cambiar.

—No se trata de que cambies Yoon...

—¿Entonces de que se trata?, sea lo que sea lo arreglaré pero no me cambies por otra persona. —Dijo el pequeño aferrándose a un fuerte abrazo con su abuelo— Eres el único que me queda...

—YoonGi, escuchame. —Dijo entre risas por la inocencia del pequeño de cabello oscuro y ojos perlados— No voy a reemplazarte, el es parte de nuestra familia, es el hijo de tu tía que tristemente... Falleció hace cuatro años. —Admitió decaído con la vista sobre un pañuelo bordado que sostenía entre sus dedos— No estuve ahí cuando ella me necesito pero quiero estar ahí para su hijo, lo busque por mucho tiempo pero justo ahora, Baekhyun lo encontró en un orfanato a las afueras de Busán donde solía vivir..—Con el pañuelo de seda y bordes rosas, limpio las lágrimas sobre el rostro del niño— ¿No crees que también merece algo de amor? Ser parte de una familia, así sea pequeña como la nuestra.

—A el... ¿También se le fue su mami al cielo?.

—Tristemente, si.

—¿Y tu estas triste por eso?. —Pregunto inocente, el anciano miro con melancolía a su alrededor, recordando cada hermosa risa de sus hijas, sabiendo que no volvería a verlas, luego se detuvo en los pequeños ojos de YoonGi, iguales a los de su madre.

—Por supuesto, a mis hijas... Las extraño cada día.

—No debes preocuparte, en la iglesia un señor me contó que cuando alguien muere siendo bueno se va a vivir al cielo, no están tristes ni enojados, viven en paz y en calma, mamá debe estar ahí, también la abuela y la tía.

—Y Sun Hee seguro estará bailando y riendo allá arriba... ¿No es verdad?. —Pregunto buscando alguna respuesta en los ojos del pequeño.

—Y mamá seguro esta tocando un gran piano... un piano que algún día podré volver a tocar con ella. —Dijo sonriente, sin aparentar dolor— Pero estoy seguro de que si el tal Dios es real, cuidara de ellas tanto como tu quisieras hacerlo.

— ¿Cuando te volviste tan listo?... —Pregunto mientras le revolvía el cabello al pequeño, se levantó y tomó su mano para ir a la puerta de la mansión— Espero que podamos cuidar de el... Es más pequeño que tu, pero apuesto a que no tendrá problemas, tiene un Hyung valiente y sabio como tu, seguro sabrás cuidarlo.

—Voy a intentarlo.

—Seamos un buen ejemplo para el. —Dijo dirigiendo le una sonrisa al niño.

Abrió la gran puerta de madera viendo como un carruaje justamente provenía desde mas allá de los rosales, con caballos color caoba y un color clásico y elegante sobre los trazos de las puertas, el carruaje se detuvo frente a ambos y de ahí bajo un muchacho castaño de rostro fino, dulce y suave con apariencia de porcelana.

—Lamento mucho haberlo hecho esperar señor Do Min, pero mi promesa es mi palabra. —Dijo alegre guardando su distancia de los dos presentes.

—¿Donde esta el niño, Hyung?. —Pregunto el pequeño ansioso.

Podría imaginarse su vida con un nuevo amigo, pero al mismo tiempo la daba miedo.

¿Sería amable o divertido? No le prestaría sus juguetes por nada del mundo, tampoco lo dejaría poner ni una mano sobre su piano, ¿Que pasa si es un niño malo?.

Tantas vueltas, tantas incógnitas se creaban en su cabeza, dudando de lo que debía y no debía hacer.

Pero por primera vez, se sentía listo.

—Puedes salir Jimin. —Dijo el mayor volteandose sobre sus pies para esperar a que el pequeño bajara.

Del carruaje salió un hombre con las mismas características de Baekhyun, que tomaba de la mano a un pequeño niño de cinco años, con la piel blanca y suave como el algodon, pelo rubio y rizado, con unos grandes ojos rasgados, tan azules como el mar y tan brillantes como un diamante.

YoonGi sintió una descarga recorrer cada parte de si cuerpo, subir como una pequeña electricidad sobre sus huesos y sentir sus manos temblar en un instante. Era demasiado tierno, con mejillas rojas como un par de fresas y labios regordetes con la apariencia tan dulce que asimilaba.

Creo que esa había sido la primera vez que Min YoonGi había caído por alguien.

Darkside.

Caught in a lie [Esquizofrenia] Yoonmin Where stories live. Discover now