66|| Ser Recordados.

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Ser recordados.

PASADO.

Los rayos de luz solar que entraban a la catedral caían directo al suelo y las paredes con brillo de un color caracteristico, dependiendo de la ventana en la que se reflejara. El hombre de gran bigote y traje oscuro dejaba flores frente a la estatua de Dios, una por una, de un gran ramo.

Ambos muchachos lo observaban con plena distancia y en silencio, no era la primera vez que hacían esto, todos los años era igual.

—¿Crees que esto ayude en algo al abuelo?. —Pregunto YoonGi en un leve susurro.

Jimin miro de reojo al muchacho parado a su costado y sonrio.

—El se ve muy feliz cuando lo hace, debes de admitir que no a sido sencillo para el... Perdió a su esposa y a sus dos hijas.

—Si pero eso fue hace años, ¿De que sirve venir a una polvorosa y mugrienta iglesia sólo para dejar ofrendas y flores? No traerán a nuestras mamás con vida ¿O si?. —Contestó sonriente a lo cual Jimin lo observó un poco más serio.

—No se trata de eso, YoonGi.

—¿Entonces de que se trata?.

—Mantener vivo su recuerdo. —Afirmó el menor aún observando al débil anciano llorar frente a la estatua— El tiempo es la mayor debilidad de las personas, no saben utilizarlo. Un día lo tienes todo y al siguiente no tienes nada, cuando todo acaba sólo queda eso... Un recuerdo, el abuelo decide mantener el legado de la abuela con rosas rojas en la entrada, el de mamá prevalece en los jardines traseros con un campo de rosas blancas y el de tu madre con los...

—Girasoles, eran sus favoritos. —Confesó un tanto decaído a lo cual Jimin actuó tomando su mano— Cuando llegue el momento... Tendremos que poner las de el ¿No es verdad?.

—Supongo que si.

—¿Cómo quieres ser recordado?.—Pregunto YoonGi con pleno interés y una vaga percepción de vergüenza ante la pregunta.

—Quiero ser una estrella, que viaja por el cielo, alguien a quien todo el mundo pueda verla. —Confesó entre pequeñas risas, aun tomado de la mano del pelinegro.

—Pides mucho más de lo que te puedo dar.

—No tienes que darme nada, por ahora y por siempre me conformo más con el título de "la musa de Min YoonGi". —YoonGi río ante aquel sobrenombre que le habían dado al muchacho, tras haber pintado tantas obras de el, los críticos empezaban a decir que Jimin era una especie de musa para el, incluso sus familiares estaban de acuerdo ante esa idea.

—No creo que nadie pueda tomar tu puesto, así que tómalo por hecho. —Afirmó el muchacho aferrándose al dulce agarre de manos entre los dos.

—Chicos. —Llamó el hombre a lo cual ambos reaccionaron soltandose las manos y observando inertes al abuelo- Vengan aqui.

Ambos con la vista baja se acercaron al anciano y se agacharon a su lado, frente a las escaleras que llevaban a la enorme estatua de Jesus. Tomó el ramo entre sus arrugadas manos y se los mostro.

—Sólo quedan dos rosas e imaginé que querrían ponerlas. —YoonGi fue el primero en tomar una, luego Jimin y las pusieron justo al lado del resto de ellas.

Aunque hicieran esto cada año, sin falta, no quitaba el hecho de que fuera emotivo o siquiera especial para ellos. Más que una tonta tradición era el día en el que más aferrados estaban al recuerdo de sus madres.

El camino a la mansión fue callado y tranquilo, cada quien se dedicaba a ver desde un punto fijo para pensar en lo que más agobiada sus mentes. Una vez llegaron a la gran casa fueron recibidos por el servicio del hogar, despojados de sus sacos oscuros y atendidos con plena gracia, amabilidad ante todo.

Caught in a lie [Esquizofrenia] Yoonmin Where stories live. Discover now