¿Por eso te gusta?

1.3K 205 65
                                    

― ¿Me estás diciendo que, tú, Elías Dakks, aquí presente, encontraste a la Muerte, y que ahora le sirves? ―preguntó, intentando procesar toda la información que acababa de recibir― ¿Y me estás diciendo que eres el último de los naga...?

―Náhares ―clarifiqué―. Sí, el último de los náhares. Y por eso solo yo en este momento, gracias a mi condición, puedo acabar con Dimitrius Stair, la reencarnación del séptimo de los señores Ajawa, y encerrarlo así en el séptimo infierno, para evitar que regrese la Era de los Demonios.

Se pasó las manos por el pelo con los ojos desorbitados. Parpadeando muchas veces durante unos minutos.

―Esto parece una Historia de Ciencia Ficción ―sintetizó―. Si se lo contases a Miriam seguro que precisaría que es ciencia ficción hibridada con la fantasía épica, y empezaría a contarte toda la parafernalia de la construcción narrativa del viaje del héroe y no sé qué cuentos más. Pero yo creo que esto ya supera todo lo que podía esperar de la vida.

Los dos nos reímos.

― ¿Cuándo crees que será el momento de...?

No lo pude resistir. Me quedé mirando a la espesura de la oscuridad. Me levanté de un salto y grité.

― ¡Ahora!

Casi infarto a Luca, pero luego no pude parar de reír.

―Jodido imbécil...

― ¿No eras el jodido detector de mentiras?

― ¡Joder, pero con temas paranormales aún estoy muy pez, macho, que quieres que te diga!

Nos volvimos a quedar en silencio, ocupando nuestros huecos en la arena.

―La idea es llegar vivo a final de curso, cuando tenga que enfrentar la última prueba. Esa que me llevará a algún confín lejano de la dimensionalidad para conseguir una espada o un arma que me entregará mi tercera alma y completará mi transformación en cazador. Solo entonces estaré preparado para enfrentarle.

Procesó toda la información, callado durante varios minutos. Aunque sobre este tema aún quedaba mucho que trillar.

Después asintió y me observó.

―Entonces tenemos que hacer que sigas vivo ―terció con convicción―. No sé cómo puedo ayudar, pero te aseguro que lo haré.

― ¿El qué? ―pregunté confuso.

―Lo que sea que haga falta para que llegues con vida hasta esa prueba. Y no tengas miedo. Confío en ti, y haré todo lo que pueda para que cada vez más personas lo hagan.

Sonreí.

Sabía que no bastaría con eso, pero también había otra cosa que sabía.

―No te preocupes por mí, Luca. Ya no tengo miedo.

― ¿A morir?

Asentí.

― ¿Has visto lo que hay detrás? ―preguntó, tenso.

Sabía que Luca era católico.

En ese momento estaría aterrorizado de que mi visión de las cosas pudiera chocar con su fe como un tren. Pero la realidad es que yo sigo sin saber nada.

―No lo he visto, Luca ―admití―. El Hogar de los Inmortales no es lo que hay después de la muerte. Incluso ellos fueron creados por algo, incluso la muerte fue creada. Todo lo que sé es que hay algo después de los ojos que se cierran, Luca. Eso sí lo sé. ¿El qué? ―Me encogí de hombros―. ¿Dios?, ¿Otro mundo?, ¿Otras vidas?, ¿Un Paraíso de Luz? ―suspiré―. Solo ellos lo saben.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESWhere stories live. Discover now